*Palabra de Antígona.
/Sara Lovera /
Sara Lovera
SemMéxico, Cd. de México, 29 de septiembre, 2025.- La imagino al otro lado del teléfono, hablándome y recriminándome, indignada, me diría, desesperada: ¿cómo es posible la indiferencia frente a algo tan inhumano? No entiendo el silencio y el ocultamiento. De nada sirve hablar tanto de derechos humanos, igualdad y justicia.
Teresa Ulloa Ziaúrritz murió la tarde-noche del 28 de septiembre. Conocedora del horrendo asunto del uso y abuso de nuestros cuerpos, formada a ras de tierra, litigó 25 mil casos de violencia feminicida. Supo y conoció todo lo que saben las autoridades, participó en diagnósticos que servirían para políticas públicas.
Crítica y testaruda, pensaba que leyes y tratados estaban prendidos de alfileres. Interpeló sin recato a las autoridades, conscientes y responsables de la violencia contra las mujeres. La recuerdo sonreír burlonamente al hablar de cómo se hacen las cuentas de las desapariciones, convertidas en estadísticas manipuladas.
Su trabajo fue global y particular. Siempre estuvo en riesgo porque sus denuncias atentaban contra un negocio mundial que, solo en prostitución, afecta a 50 millones de personas y produce ganancias de más de 236 mil millones de dólares cada año, según Naciones Unidas.
Fue una activista contumaz: investigó, organizó personas, se propuso hacer conciencia. Durante más de 30 años gestionó ante la opinión pública y los tomadores de decisiones acciones para frenar el comercio del cuerpo femenino. Se opuso a la superficialidad y al cinismo que justifican la práctica de la prostitución en todas las “democracias”.
Luchó contra lo que eufemísticamente se llama esclavitud “moderna”, expresada en la regulación del trabajo forzado, la prostitución y la venta de vientres de alquiler, prácticas enarboladas por algunas corrientes “feministas”.
Abogada, pedagoga, dirigente sindical y egresada de El Colegio de México, se adentró en la condición femenina. Estudió, litigó en las barandillas del Ministerio Público, organizó a las mujeres y puso en práctica los primeros grupos de defensoras.
Nunca ocupó un cargo público. Su energía fue envidiable hasta sus 75 años. Colaboró y participó en cientos de reuniones, congresos y discusiones sobre la defensa de las agendas feministas. Su tarea fue defender el cuerpo esclavizado de las mujeres en un patriarcado que desdeña a la mitad de la población. Su muerte ya generó reacciones doloridas de decenas de grupos y personas.
De carácter fuerte, de habla directa, provocó reacciones muy diversas entre el gremio de la abogacía y el feminismo. Supongo que, por poco “comedida”, no fue invitada a las mesas del poder y los partidos políticos.
Deteriorada en su salud por la emoción y la angustia, atendió los pequeños y grandes asuntos: desde la tortura de una trabajadora a manos de su marido hasta las denuncias colectivas. Dialogó con las autoridades, elaboró propuestas y estudios, sin buscar simpatías. Con firmeza defendió sus hallazgos, reflexiones y puntos de vista.
Será recordada por su feminismo, sus posturas controvertidas y su convicción inalterable de que las mujeres en condición de prostitución viven la peor de las violencias de género. También por sostener que es inadmisible regular los vientres de alquiler. Encarna la frase: “nuestro cuerpo no es una mercancía”.
De biografía extensa, baste decir que dio procedimiento a las 16 Unidades de Prevención y Atención de la Violencia Familiar en la Ciudad de México —ya desaparecidas—; fue coautora del estudio Violación y violencia sexual como crímenes de guerra y de lesa humanidad; colaboradora en el libro La Corte Penal Internacional: Una visión iberoamericana, además de cientos de artículos.
Maestra en Ciencias de la Educación por la Universidad de Londres, diplomada en Bruselas en “Los Derechos Humanos de las Mujeres y el Desarrollo” y en la Sorbona de París en “Género y Derecho” y “Derecho Internacional Humanitario”.
Con todo lo que vendrá de homenajes, biografías y opiniones, ya es un acicate para las feministas que luchan contra la violencia feminicida y la impunidad. Veremos.
Periodista. Editora de Género en la OEM y directora del portal informativo semmexico.mx