ALHAJERO
Marta Anaya
Bárcena no tenía de otra si quería rescatar su prestigio
Cruzaban el minuto 51 de la charla vía Zoom que sostenían Martha Bárcena y Tony Payan, director del Centro Baker de la Universidad de Rice, de Houston, Texas, cuando el académico le preguntó a la embajadora de México en Washington lo que ya se murmuraba en el medio diplomático: “¿Se jubila…?”.
Bárcena dudó unos instantes “Ehhhhh…”, pero consideró que ya no había manera de mantener la secrecía. Así que respondió con la verdad: “Sí…, me jubilo en los próximos meses, después de haber servido 43 años en el Servicio Exterior”.
Confirmación inesperada para el propio doctor en Ciencia Política, pero que al vuelo le ofreció las puertas abiertas de la institución en los próximos meses.
La embajadora, a su vez, confesó que tenía pensado escribir sus memorias, así que consideraría gratamente llevar a cabo esa tarea dentro del Centro Baker.
Dada la confirmación por la propia embajadora de su jubilación anticipada, la polvareda se levantó en el medio político y diplomático. Y, claro, múltiples versiones del porqué del retiro anticipado de Bárcena con una brillante carrera.
La ex embajadora de México en Turquía y Noruega, entre otras naciones, salió al paso con una serie de tuits:
—He tomado la decisión de jubilarme de manera anticipada. Nadie más intervino ni tuvo opinión ni influencia sobre esta decisión personal. El proceso se concluirá en los próximos meses. En tanto, seguiré al frente de la Embajada.
—Nadie me ha regalado puesto alguno en mi carrera diplomática, ni por amiguismo, ni por nepotismo, ni por pertenecer a grupos de poder. Mi carrera la he hecho a base de esfuerzo, disciplina y preparación. Y, sobre todo, con total entrega al servicio de México.
—Siempre le estaré agradecida al Presidente @lopezobrador_ por haberme dado el honor de representar a su gobierno ante los Estados Unidos de América. Satisfecha de haber cumplido sus instrucciones y alcanzado logros durante mis años de gestión en beneficio de mi Patria.
Un tono aséptico, habrán notado. Y con mensaje diplomático entre líneas: nadie la corre (es su decisión), no pertenece a ningún grupo de poder (el servicio a México está por encima) y no hay rompimiento con el presidente López Obrador. Detalle a resaltar: Nunca menciona al canciller Marcelo Ebrard.
Para quienes del tema conocen de cerca, consideran que dados los desencuentros con Ebrard y las visiones tan distintas de uno y otro en el manejo de la relación bilateral, a la embajadora de México en EU no le quedaba mejor opción que retirarse (renunciar a la representación mexicana en EU no era alternativa; ni para ocupar otra sede, ni tampoco para quedar en un cargo menor en Relaciones Exteriores).
Así que Bárcena decidió cortar por la sano, rescatando en lo posible su propio prestigio y trayectoria diplomática. Pero aún le faltan meses por sortear. Y éstos, lo sabe bien la primera mujer en la embajada de México en EU, serán de los más difíciles de su carrera. Se aproximan tiempos difíciles para nuestro país y para la relación bilateral con EU.
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