Toshkua: Testimonios de búsqueda y resiliencia frente al asedio trumpista.

*El regreso de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos ha endurecido las políticas anti migratorias y los discursos de odio contra las personas migrantes, agravando la crisis humanitaria en la frontera y toda la región. Como una herramienta para la empatía, el documental Toshkua retrata la lucha de Doña Mary Martínez, madre hondureña quien incansablemente busca a su hijo desaparecido, un ejemplo de la resistencia y el amor de colectivos de búsqueda y de las madres centroamericanas.

/ Por Ludovic Bonleux, director de Toshkua; José Miguel Nava y Merle Iliná, colectiva Impacta Cine*  /

Desde el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca como presidente de los Estados Unidos, su administración ha desplegado una serie de políticas anti migratorias que han acentuado la militarización de la frontera norte. La suspensión de admisiones a refugiados y la deportación masiva de personas indocumentadas han sido justificadas con el pretexto de una supuesta “invasión” que amenaza la seguridad nacional. Bajo el lema de “Estados Unidos Primero”, el discurso oficial ha convertido al migrante en un enemigo: su lengua, su cultura y su color de piel se han transformado en símbolos de criminalidad y peligro, un contaminante al “modo de vida americano” y su sociedad. Se justifica la deshumanización a las y los migrantes, quienes no son reconocidos como ciudadanos, violando así sus derechos humanos. Pese a esto, existen iniciativas que impulsan la empatía, la resistencia y las redes. El documental “Toshkua”, registra y retrata de forma íntima la búsqueda por familiares de migrantes desaparecidos en México, mostrándonos las redes de apoyo y solidaridad que existen y se generan, por un hecho tan doloroso como la desaparición. “Toshkua” sirve para una confrontación y deconstrucción del discurso oficial que nace del odio.

Esta actitud es profundamente hipócrita, ya que la comunidad migrante, y en particular las personas indocumentadas, son una pieza fundamental en la economía y la sociedad estadounidenses. Trabajan en sectores esenciales como la agricultura, la construcción y los servicios, con salarios por debajo de lo establecido legalmente, lo que aumenta  las ganancias y la productividad del Estado y su élite económica. Además, la migración es una consecuencia directa de la violencia estructural en los países de origen: las crisis económicas, el crimen organizado, las extorsiones y la inseguridad cada vez mayor, fuerzan a miles de personas a buscar en Estados Unidos la posibilidad de una vida digna para ellos y sus familias.

La ruta migratoria para atravesar México en busca del “sueño americano”, es extremadamente peligrosa. Además de enfrentar el acecho del crimen organizado y el trato hostil de las autoridades, los migrantes corren el riesgo de ser desaparecidos, crimen que deja a las familias en un estado de incertidumbre, sufrimiento y eterna espera, al desconocer la suerte y paradero de su ser querido. Aunque no existe un registro exacto de cuántas de las más de 120 mil personas desaparecidas en México podrían ser migrantes, la desaparición en la ruta migratoria ha aumentado de forma alarmante desde los años noventa, en paralelo con la militarización de la frontera norte, y más recientemente la frontera sur. Dichas medidas restrictivas han fortalecido a los grupos del crimen organizado, quienes han hecho un negocio millonario con el tráfico ilícito de migrantes, que son explotados y sometidos a extorsiones, ante la falta de protección de las autoridades mexicanas, vulnerando principalmente a infancias y mujeres.

Estos flujos migratorios no son casuales; una gran parte de los problemas económicos y sociales en Centroamérica, tienen su origen en el intervencionismo de Estados Unidos durante el siglo XX, cuando su política exterior se enfocó en derrocar gobiernos electos e instaurar regímenes afines a sus intereses, desestabilizando la región. Todos los países centroamericanos han sufrido esta injerencia, y México, debilitando sus instituciones y economía,  ha cedido su soberanía para acatar los mandatos de su vecino del norte. Prueba de ello fue la reciente crisis arancelaria entre ambos países, lo que llevó a la presidenta Claudia Sheinbaum a desplegar la Guardia Nacional en la frontera para detener el paso de migrantes.

Imagen del documental Toshkua

La intervención estadounidense en América Latina ha dejado como legado la proliferación de grupos militares vinculados al narcotráfico. Desde los años ochenta, estos grupos fueron utilizados por Washington para combatir el comunismo, y hoy operan con impunidad, causando violencia y desplazamientos masivos. Paradójicamente, la economía estadounidense se beneficia, ya que el crimen organizado adquiere armas en ese país. Además, el saqueo de recursos naturales por estos grupos criminales, ha acelerado el cambio climático, forzando a más personas a migrar.

Estamos ante una crisis global cuyo denominador común es la desaparición: desaparición de ecosistemas, comunidades, culturas y, en última instancia, de miles de personas que son secuestradas en su camino hacia el “sueño americano”. Con el endurecimiento de las políticas anti migratorias, las autoridades estadounidenses van a hacer aún más grave esta crisis social, humanitaria y ecológica.

Una de las apuestas más importantes es construir otras narrativas sobre las personas migrantes, basadas en la empatía, dignidad y solidaridad. El cine, con su potencia política y poética, es una herramienta poderosa para deconstruir discursos de odio y acercarnos a otras realidades. Nos permite mirar desde la emoción y la subjetividad las experiencias de las personas migrantes y sus familias, sus identidades, sus comunidades y los horrores que enfrentan en el camino.

En este contexto, el documental Toshkua (Ludovic Bonleux, 2023) nos sumerge en la historia de Doña Mary Martínez, madre originaria de Honduras, quien busca a su hijo Marco Antonio Amador Martínez, desaparecido en Tamaulipas, México, desde 2013. A través de su recorrido para seguir las pistas de su hijo, la película retrata los flujos migratorios en México y el trabajo de comités y colectivos, como la Caravana de Madres Centroamericanas de Migrantes Desaparecidos, cuya lucha y esperanza resuenan con la de Mary y miles de mujeres, madres, hermanas, esposas y familiares, quienes incansablemente siguen buscando a sus seres queridos. Aunque se trata de una película que no debería existir, pues ninguna persona debería verse forzada a buscar a sus seres queridos, Toshkua nos invita a empatizar con las personas migrantes y sus familias, recordándonos su humanidad y la urgencia de proteger sus derechos.

Para promover el cine documental como herramienta de diálogo y reflexión contra los discursos de odio como parte de la campaña de impacto #BuscarSinFronteras, en febrero se lanzó la “Guía de cine debate” de Toshkua, presentada por Cadalpiotz e Impacta Cine, una invitación a reflexionar sobre la compleja interrelación entre la defensa del territorio, la migración forzada, la desaparición de personas y la violencia sistémica. Fue elaborada con la asesoría experta de la periodista Aranzazú Ayala, del medio ¿A dónde van los desaparecidos?, con el objetivo de servir como una guía pedagógica para acompañar los sentires, la reflexión y mediación con la audiencia en las proyecciones del documental en escuelas, universidades, colectivos, museos, albergues y otros espacios comunitarios; para las cuales la película se facilitará de forma gratuita todo el año 2025, con tan solo solicitar la función al correo impactacinedoc@gmail.com.

El cine puede y debe ser un punto de encuentro para la reflexión y la acción frente a esta crisis humanitaria. Ninguna persona es ilegal en el mundo, todas tienen derechos que les respaldan; y mientras las fronteras y autoridades se endurecen, las madres y familiares de personas migrantes desaparecidas continuarán luchando, porque con vida salieron de su casa, y vivas y vivos los queremos de regreso.

Ludovic Bonleux, director de Toshkua; José Miguel Nava y Merle Iliná, colectiva Impacta Cine*. 

José Miguel Nava Licona, antropólogo visual (UNAM), ha colaborado en diferentes instituciones como el Instituto Mora, en su Laboratorio Audiovisual de Investigación Social y en el Instituto de Investigaciones Sociales (UNAM). Actualmente colabora en Impacta Cine, asimismo, trabaja de forma comunitaria con un grupo de artistas de Ecatepec.

Merle Iliná es activista y acompaña a familiares de personas desaparecidas. Como productora de impacto de cine documental de la colectiva Impacta Cine, ha trabajado con películas como “Hasta los dientes” (2018), “Volverte a ver” (2020), “A Plena Luz” (2022), “Toshkua” (2023), entre otros proyectos centrados en verdad, justicia y derechos humanos.

Ludovic Bonleux es historiador y cineasta. Ha escrito y realizado cinco documentales sobre violencia y política en México. Su película Guerrero (2017) fue seleccionada y premiada en numerosos festivales y galardonada con la Diosa de Plata 2018 a mejor documental. Su más reciente trabajo, Toshkua, que trata de la desaparición de migrantes en México, fue acreedora a la Diosa de Plata en 2024.

La opinión vertida en esta columna es responsabilidad de quien la escribe. 

Foto de portada: Equipo Toshkua