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/ Agustín Basilio de la Vega /
Cuando se es joven y se empieza ganar dinero poco o mucho, en México, casi nadie se pregunta de qué se va a vivir cuando ya nadie te quiere contratar o no tienes fuerzas ni humor para trabajar. Excepcionalmente hay personar que tienen salud, oportunidades y paciencia para laborar hasta el último día de su vida.
De acuerdo con una encuesta de la Asociación Mexicana de Administradoras para el Retiro, en 2019 creció el número de jóvenes que creen que el gobierno los mantendrá en la vejez. Ya desde entonces el 57% de los jóvenes entre 20 y 40 años señalaron que “alguien los mantendrá” cuando no puedan trabajar.
Para colmo, en estos últimos seis años se ha extendido la falsa idea de que México cuenta con recursos para otorgar una “pensión universal” a todas las personas de la tercera edad. La propaganda “oficial” no llama por su verdadero nombre a este “subsidio” y por lo tanto se extiende el error de no ocuparse por el futuro.
La diferencia entre una pensión y un subsidio estriba en que la primera se constituye y crece con aportaciones de los empleadores y trabajadores a través del tiempo y el segundo se fondea con recursos fiscales (obtenidos por los impuestos) y que depende de los vaivenes de los ciclos económicos y que muchas veces merma lo destinado para salud, educación o seguridad.
En otras palabras, las pensiones del IMSS, ISSST, PEMEX, CFE o incluso las que ofrecen las AFORES dependen de lo que cada persona y, en su caso patrón, aporta. La mal llamada “pensión del bienestar” es un subsidio que todos los mexicanos pagamos a costa de mermar los recursos cada año para el funcionamiento del país. Por lo anterior, esos subsidios son insuficientes para que una persona se valga por si sola y viva con dignidad.
¿Qué se puede hacer? En primer lugar, conviene introducir desde la primaria educación financiera a todos los niños y jóvenes y reforzar las matemáticas. Recuerdo que, en la casa de mi tía, siendo niño, observé un gran libro con las fabulas de La Fontaine. Más tarde con mi papá, aprendí algunas lecciones de francés y volví a leer “La cigarra y la hormiga”. Años después Afore Banamex tuvo a la hormiga como mascota de su administradora.
La lección de las hormigas es que es fundamental guardar todo los días, semanas y meses algo para el invierno cuando ya no se puede trabajar ni encontrar comida. De igual manera, los jóvenes pueden desde su primer día de trabajo guardar algo de lo que ganan para que cuando lleguen los tiempos en los que ya nadie te contrata o no puedes trabajar, tengas una pensión adecuada.
La nueva ley del 97 del IMSS brinda la oportunidad de constituir un fondo personal tan grande como se desee la pensión. La solución está en nuestras manos, pero hay que empezar desde niños con el hábito del ahorro y diversificación. Preocuparse por la pensión a los 50 años es actuar como la cigarra.
X @basiliodelavega