* CAFÉ DE MAÑANA :
/ Por José Luis Enríquez Ambell /
El transporte público de taxis, en su relación con el servicio de Uber o similares, circula por la carretera entre la competencia leal, legal e ilegal en todos los esquemas de movilidad.
Las alternativas descansan sobre precios y comodidades diferentes, y entre precios quizá bajos o quizá altos, pero no dejan de resultar opciones para los usuarios, por encima de los intereses de unos y otros.
Algunos taxistas tradicionales argumentan que no están de acuerdo con el precio regulado por el gobierno del estado de Veracruz, pero hay quienes, si bien parecen estar de acuerdo, no han mostrado inconformidad alguna ante el decreto publicado en la Gaceta Oficial.
Los costos operativos y la situación económica en el país promueven la competencia entre quienes ofertan el servicio de transporte de pasajeros para la población a través de taxis y similares, y es así como han surgido Uber, DiDi, entre otros, que incluso no solo operan en Veracruz, sino en el mundo, mediante las aplicaciones instaladas en teléfonos móviles y a través de plataformas que compiten en el mercado de los viajes de taxis, compartidos y transporte privado.
Cabe decir que, a diferencia de casi todo el universo del servicio de taxis, las aplicaciones digitales ofertan servicios adicionales como el transporte ejecutivo, vehículos eléctricos o transporte de larga distancia.
La elección de la mejor opción para el usuario ordinario depende de sus necesidades individuales, de la disponibilidad y precios en la zona de interés.
En todos los escenarios —taxis, Ubers, Didis u otros— juega un papel importante la ubicación geográfica para moverse y, en particular, el precio por el que transita entre la demanda, la distancia, el horario, día o noche. Esos son factores que hacen diferencia entre el servicio de uno u otro.
DE SOBREMESA
Los servicios de transporte como taxi, Uber, DiDi o similares son mecanismos en torno a la libertad de tránsito de las personas. En nuestra Constitución se consagra la libertad de pensamiento, expresión y tránsito —entre otras— como derechos elementales de la persona.
Y es que, de conformidad con nuestra Carta Magna, las personas pueden desplazarse libremente por todo el territorio nacional sin necesidad de contar con pasaporte o algún otro permiso parecido. La Declaración Universal de Derechos Humanos reconoce el derecho a la libre circulación al proclamar que “toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado” y que “toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso el propio”.
UN CAFÉ LECHERO LIGHT
A diferencia de otros sitios del país, todas las manifestaciones entre dirigentes de taxistas, operadores y usuarios de Uber, DiDi y otras aplicaciones en nuestra entidad no han llegado a las diferencias y enfrentamientos como en Cancún, pues acá la regulación y el diálogo entre autoridades y prestadores del servicio del transporte público y privado aún circulan en una línea fronteriza delgada, pero de respeto entre todas las partes.
UN CAFÉ CON PILONCILLO
Estamos en época de verano, y una forma de promover el turismo y vender servicios para los visitantes y vacacionistas es poniéndose de acuerdo quienes brindan el servicio de transporte público de taxis y privado, y así juntos atraer más y mejor turismo.
Los acuerdos en materia de tránsito y transporte, la movilidad urbana, las autoridades estatales, el Congreso, los sindicatos como agrupaciones sociales y el sector privado deben respetar la convivencia y el trabajo para evitar problemas sociales.
¡ES CUANTO!
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