**Vida y Lectura.
/ Marcela Eternod Arámburu /
SemMéxico, Aguascalientes, 17 de diciembre, 2021.-Pocos afectos —dejando de lado los que inspiran los y las hijas— son tan intensos como los que se profesan las hermanas. Incluso cuando el cariño, la complicidad y la solidaridad trascienden una relación de amigas, las mismas se consideran como hermanas, o más que hermanas, y pasan a formar parte de esa extensa familia, cercana y solidaria, en la que tantas veces nos apoyamos.
La psiquiatría moderna afirma que la familia es la fuente de todos nuestros traumas y más profundos temores, y —al mismo tiempo— la gran placenta protectora y nutricia que nos ayuda a crecer y nos cobija en caso de requerirlo. Así, de ella emanan nuestras fortalezas, debilidades y fracturas de carácter. Vaya complejidad.
Es un lugar común considerar que el amor entre hermanos y hermanas es de los más sólidos e incondicionales, pero a la par tenemos relatos tan antiguos como el de Caín y Abel que demuestran que también, desde siempre, hay pasiones filiales irracionales y desmesuradas que llevan hasta al asesinato. De hecho, casi todos conocemos historias escabrosas de odios, deslealtades y venganzas entre hermanas; así como de complicidades inexplicables, tolerancias absurdas y resignaciones masoquistas inimaginables, que solo se permiten porque se trata de una hermana o de un hermano.
Sea como sea la relación fraterna en cada familia, las y los hermanos —hasta los olvidados— son piezas fundamentales de nuestra propia historia. Afortunada o desafortunadamente gravitan en nuestro espacio. Ya sea que nos acompañen, nos preocupen, nos ayuden, nos incordien, nos reten o nos entiendan, están ahí. Presentes o ausentes, cercanos o no tanto, amorosos o inmisericordes, amados o apenas tolerados, forman parte de nuestras pequeñas biografías.
Por eso, esta semana les propongo la lectura de una novela fraterna, no solo entretenida y escrita con extremada minuciosidad, sino interesante e ilustrativa; una novela que entrelaza las vidas de tres hermanas en un contexto de enormes cambios políticos, educativos, económicos, culturales y sociales, inmerso en guerras, revoluciones y contra revoluciones. Tres hermanas que fueron, las tres, testigos y protagonistas de una de las más profundas y sanguinarias transformaciones que vio el siglo XX, la transformación del país más poblado del mundo: China.
Jung Chang, la autora, declaró que pasó más de 10 años investigando la compleja vida de las tres hermanas Soong, sin duda, las tres mujeres más importantes de China durante el siglo pasado. Lo sorprendente es que mientras la hermana mayor, Ei-ling, se concentró en acumular una escandalosa cantidad de dinero producto de la corrupción; la hermana roja, Ching-ling, fue una convencida seguidora de Mao, al grado de que su tumba todavía es venerada por las nuevas generaciones. La más pequeña May-ling,fue la esposa del defenestrado Chiang Kai-Shek (militar, estadista y líder máximo del Partido Nacionalista, estuvo al frente de China hasta que fue derrotado por los comunistas en 1949. Huyó a Taiwán donde se desempeñó como dictador hasta su muerte en 1975. Curiosamente su esposa, May-ling, a la que le llevaba la friolera de 40 años, murió en el mismo año de 1975). Como bien puede deducirse sus relaciones fueron, por decir lo menos, intensas.
Tres mujeres profundamente chinas, aunque educadas en los Estados Unidos, que enfrentaron cada una de ellas situaciones extremas, amenazas y peligros, pero que siempre fueron, antes que nada y a pesar de sus enormes diferencias, hermanas. Valientes, inteligentes, astutas, intrigosas, resistentes, apasionadas, renuentes, humilladas, ensalzadas, protegidas o amenazadas, pero siempre hermanas.
Si usted quiere pasar las vacaciones decembrinas en un remanso de lectura, descansando de los problemas nacionales, o de las decenas de impresentables que atizan la polarización, u olvidarse de la contra reforma energética por unos días, o posponer la escucha de los refinadísimos debates que enmarcan la política nacional o estatal, o desentenderse de la nueva mutación del virus que nos tiene en jaque desde marzo de 2020, y conocer un poco de la historia de China que está a un tris de ser la primera potencia mundial, le sugiero leer “Las hermanas Soong” de Jung Chang.
Jung Chang es una de las más precisas y meticulosas escritoras de la historia contemporánea de China. Y se decidió a biografiar a estas tres mujeres cuando “descubrió que habían sido extraordinarias”, sobre todo en una época y en un país donde a las mujeres se les relegaba en todas las esferas y se les recluía en el ámbito privado, ejerciendo sobre ellas un control casi total. Las hermanas Soong en palabras de la autora fueron mujeres fuera de serie, tuvieron poderosos enemigos, odiaron con intensidad y amaron con pasión. Pero, sobre todo, jugaron un papel central en la configuración integral de uno de los países más poderosos del mundo actual.