*El liderazgo femenino de Veracruz en los tres poderes es un llamado a la acción.
18.09.2025.Veracruz.- Por primera vez en la historia política de Veracruz, tres mujeres lideran simultáneamente los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Este hecho inédito no solo representa una conquista en términos de representación política, sino que plantea una posibilidad real de reconfigurar el ejercicio del poder desde una mirada feminista, plural y reparadora.
La gobernadora Rocío Nahle Garcia, la presidenta del Congreso local Naomi Edith Gómez Santos, la magistrada presidenta del Tribunal Superior de Justicia Rosalba Hernández Hernández, encarnan una oportunidad histórica: que el Estado deje de ser una estructura de exclusión y se convierta en un instrumento de real transformación.
No obstante, esta coyuntura exige más que presencia: requiere voluntad política, articulación institucional y compromiso verdadero con las agendas históricas de las mujeres veracruzanas.
De la representación simbólica a la acción institucional
El reto es enorme. El momento no debe limitarse a lo simbólico. Se llama a emprender acciones concretas que fortalezcan el acceso de las mujeres a las oportunidades, a eliminar la brecha de género , a la justicia, a garantizar su seguridad, supervivencia; requiere de promover su participación plena en la vida pública y la eliminación de la desigualdad, que urge sororidad.
Entre las propuestas de las agendas feministas de Veracruz destacan:
Releformar protocolos judiciales para atender con eficacia la violencia de género.
Acciones para impulsar la voces de las mujeres en los medios con enfoque de género, relegados hasta el momento.
Fortalecer mecanismos de protección para mujeres víctimas, especialmente en zonas rurales e indígenas.
Promover acciones afirmativas a familias desplazadas por el crimen organizado donde muchas son jefas de familia, desamparadas por las instituciones, sobre todo en zonas rurales e indígenas.
Impulsar formación obligatoria en perspectiva de género en los tres poderes .
Promover reformas legislativas que garanticen igualdad sustantiva y erradiquen prácticas patriarcales.
Estas medidas, si se articulan con políticas públicas interinstitucionales, podrían marcar un antes y un después en la vida de miles de mujeres que han sido históricamente marginadas por razones de género, clase, etnia o territorio.
Cómo acompañar este momento desde la memoria histórica.
Veracruz tiene una profunda tradición de luchas encabezadas por mujeres afrodescendientes, indígenas, campesinas y urbanas que han sido invisibilizadas en los relatos oficiales.
Acompañar este momento implica reconocer esas genealogías de resistencia, recuperar sus voces y vincularlas con las decisiones actuales.
La memoria no es solo recuerdo: es herramienta de reparación y exigencia.
Iniciativas editoriales, radiales y visuales que visibilicen estas historias pueden contribuir a construir una narrativa pública que reconozca el papel de las mujeres en la historia del estado y en su transformación contemporánea.
Avanzar hacia la justicia social
El liderazgo femenino en los tres poderes debe traducirse en políticas que reconozcan las desigualdades estructurales y promuevan el acceso equitativo a salud, educación, justicia y participación política.
Esto implica revisar presupuestos, garantizar recursos para refugios, fiscalías especializadas y programas de atención integral, así como asegurar que las mujeres participen en la toma de decisiones en todos los niveles.
La representación institucional debe abrir espacios para que las mujeres históricamente marginadas —por su origen étnico, condición socioeconómica, edad, orientación sexual o identidad de género— participen en la construcción de políticas. Esto implica escuchar, incluir y redistribuir el poder. La representación no puede ser solo institucional: debe ser comunitaria, territorial y diversa.
Un pacto social desde la equidad
Este momento en Veracruz no es solo una coincidencia política: es una interpelación ética.
¿Qué significa que las mujeres estén al frente del poder si no se transforma la vida de quienes han sido excluidas por siglos? La respuesta está en la capacidad de articular memoria, justicia y representación como pilares de un nuevo pacto social.
Veracruz tiene la oportunidad de convertirse en referente nacional de transformación institucional con perspectiva de género.
Pero para lograrlo, el liderazgo femenino debe ir acompañado de acciones concretas, diálogo con los movimientos sociales y compromiso con la reparación histórica.