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07.09.2025 Washington, D.C. — En una jornada marcada por la escalada bélica en Europa del Este, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declaró estar dispuesto a imponer nuevas sanciones económicas contra Rusia, tras el bombardeo aéreo más intenso desde el inicio de la guerra en Ucrania en 2022.
A las afueras de la Casa Blanca, Trump fue abordado por periodistas sobre posibles medidas contra Moscú. Su respuesta fue breve pero contundente: “Sí, lo estoy”, en referencia a nuevas sanciones, aunque evitó detallar el alcance o el calendario de las mismas.
Horas antes de las declaraciones del mandatario estadounidense, Rusia lanzó una ofensiva aérea masiva sobre varias ciudades ucranianas, incluyendo Kiev. Según fuentes oficiales, se utilizaron más de 800 drones y una docena de misiles, dejando al menos cinco muertos y provocando daños significativos en infraestructura civil, incluida la sede del Gobierno ucraniano.
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, calificó el ataque como “un crimen consciente y un alargamiento de la guerra”, y pidió una “respuesta contundente” por parte de sus aliados occidentales.
Presión económica como herramienta diplomática
El secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, respaldó la postura de Trump y afirmó que Washington está dispuesto a “aumentar la presión” sobre Rusia. En entrevista con NBC, Bessent explicó que las nuevas sanciones podrían incluir aranceles secundarios dirigidos a países que continúan comprando petróleo ruso, como India, que ya ha enfrentado medidas similares.
“La economía rusa podría colapsar si se restringen sus exportaciones de petróleo”, advirtió Bessent, subrayando que la coordinación con la Unión Europea será clave para que las sanciones tengan impacto real.
Reacciones internacionales
Líderes europeos como Ursula von der Leyen, Emmanuel Macron y Giorgia Meloni condenaron el ataque ruso y coincidieron en que Moscú “pisotea el derecho internacional” y se “atrinchera en la lógica del terror”.
Mientras tanto, Trump ha reiterado que su prioridad es “forzar a Rusia a negociar la paz” mediante presión económica, en un momento en que Ucrania busca reforzar el respaldo internacional ante la intensificación del conflicto.