Trump va en serio. Demasiada ingenuidad de Sheinbaum .

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/ FRANCISCO RODRÍGUEZ / 

 El “no entiende que no entiende” es un mal que aqueja a todos quienes se sientan en La Silla maldita de Palacio Nacional. Claudia Sheinbaum no es la excepción.

Porque ante la filtración publicada por The New York Times el viernes anterior sobre la nada remota posibilidad de que Donald Trump ya haya ordenado al Pentágono utilizar a sus fuerzas armadas contra determinados cárteles latinoamericanos que su gobierno ha calificado como organizaciones terroristas, la Presidente formal mexicana se precipitó y, sin conocer el contenido de la orden ejecutiva firmada en secreto por su homólogo estadounidense rechazó el uso de fuerzas militares de EU en nuestro país.

Y todo este en medio de las negociaciones para la firma de un acuerdo entre México y Estados Unidos sobre seguridad, es decir, sobre organizaciones criminales y su combate, como usted y yo comentamos en la anterior entrega de este Índice Político.

¡Demasiada ingenuidad de la titular formal de Ejecutivo Federal ante la cada vez más posible agresión militar! ¿Aún no cae en la cuenta de que todo lo que Trump se propone tarde o temprano lo cumple?

A ella, precisamente a ella, se lo han advertido en cuatro ocasiones previas. Que hay una “alianza intolerable” del régimen de Cuarta… Transformación y los cárteles de la droga; que ella tiene miedo y está “petrificada”, que… ¡Y la quinta parece ser la vencida!

Porque el gobiernito federal se reduce a peroratas matutinas. Y en ellas no campea la verdad, sino privan el engaño y la mentira –el autoengaño, lo que aún es peor–, en tanto los cárteles avanzan en la ocupación de cada vez más amplios territorios, mientras los asesinatos y las desapariciones se multiplican geométricamente, y ya emplean minas terrestres y granadas para eliminar a quienes a ellos les estorban.

Si eso no es terrorismo, entonces el escribidor no se llama Francisco Rodríguez.

Y no han sido solamente Trump y los voceros de la Casa Blanca los que acusan la protección gubernamental a los criminales. Es un reclamo en el que coinciden personajes de ambos partidos dominantes, lo mismo republicanos que demócratas, así como prácticamente todos quienes integran el gabinete presidencial actual.

En México somos muchos quienes lo hemos denunciado desde hace años.

Premios y ascensos, no castigos

Hasta ahora, los distintos gobiernos de EU habían encargado la tarea de la administración de narcóticos y su combate a diversas agencias dependientes del Departamento de Justicia, del Tesoro, incluso a la CIA, a la Agencia Nacional de Seguridad y a la Guardia Nacional,  pero nunca se había dado el caso de que en la lucha contra los cárteles, ahora considerados como organizaciones terroristas extranjeras, se involucraran el Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea del país con la bandera de las barras y las estrellas.

La medida parecería exagerada si en México de verdad y no sólo retóricamente ya se hubiera actuado en contra de esas organizaciones que aquí no han pasado de ser calificadas simplemente como criminales, no obstante que emplean el terror para someter a poblaciones enteras, para extorsionarlas, cobrar “impuestos” a productos de consumo básico e, incluso, para empoderar a conveniencia a personajes de dudosa calidad moral en ayuntamientos, diputaciones, senadurías y gubernaturas.

Pero no hay exageración. La 4T nada ha hecho para, efectivamente, desligarse de los criminales. Por el contrario, desde la Federación se brindan apoyos irrestrictos a personajes como el sinaloense Rubén Rocha Moya, el tamaulipeco Américo Villarreal Jr., el sonorense Alfonso Durazo, la colimota Indira Vizcaino, el michoacano Alfredo Ramírez Bedolla y, entre otros, a la bajacaliforniana Marina del Pilar Ávila. Todos ellos allá y aquí son sospechosos.

Y eso sólo por no mencionar a quienes, además, han recibido premios y ascensos como los tabasqueños Adán (Augusto) López y Carlos Merino Campos, el veracruzano Cuitláhuac García y, otro botón de muestra, el chiapaneco Rutilio Escandón.

¡La verdadera mafia del poder!

Más de cuatro décadas sin resultados

Y es que desde que, de acuerdo con acusaciones de la DEA, Manuel Bartlett Díaz fue empleado por aquel legendario Cártel de Guadalajara (Rafael Caro Quintero, Ernesto Fonseca, et al) mientras se desempeñaba como secretario de Gobernación de Miguel de la Madrid y mantenía aspiraciones presidenciales, los narcos han actuado siempre con la protección y complicidad de la (mal) llamada clase política.

Así crecieron y se desarrollaron otras organizaciones, como las de Tijuana, Ciudad Juárez, Los Zetas, el del Golfo, el de Sinaloa, La Familia Michoacana y, desde el primer sexenio de Andrés Manuel López Obrador, el jalisciense CJNG.

Capos “abatidos”, sobre todo en la espuria Administración de Felipe Calderón, que sólo provocaron que sus organizaciones criminales se fragmentaran en grupúsculos cada vez más violentos que se disputaban las “plazas” en las cuales buscaban asentarse.

¿Por qué, por ejemplo, pasaron más de 40 años para que il capo di tutti capi Ismael El Mayo Zambada fuera aprehendido y no por las dizque autoridades mexicanas que aún pretenden que Estados Unidos les brinde información de esa captura?

En Washington aún recuerdan que el promotor de los “abrazos, no balazos” a los delincuentes declaró en una de sus matinés palaciegas que no combatiría a los cárteles mexicanos de las drogas por órdenes de Estados Unidos, en una de las más claras explicaciones sobre su negativa a confrontar a los grupos del crimen organizado, a cuyas cabezas trataba siempre con un respetuoso “señor”.

Hoy la Presidente formal y su favorito de Palacio, Omar García, dicen sí estar embarcados en esa confrontación, pero somos muchos quienes dudamos que esa lucha no sea selectiva, dados los evidentes compromisos de la 4T con las organizaciones terroristas para el financiamiento de sus candidatos a encargos electorales y los apoyos estratégicos que también han brindado a Morena y a sus aliados PVEM y del Trabajo.

Allá también la ley no es la ley

Y mientras en el Zócalo se aducen cuestiones legaloides y acuerdos que de antemano sabemos Trump se pasaría por el Arco del Triunfo, en el 1600 de Pennsylvania Avenue se plantean “cuestiones jurídicas, entre ellas si se consideraría ‘asesinato’ el hecho de que las fuerzas estadounidenses que actúan fuera de un conflicto armado autorizado por el Congreso mataran a civiles — incluso a sospechosos de delitos— que no representan una amenaza inminente. No está claro qué han dicho los abogados de la Casa Blanca, el Pentágono y el Departamento de Estado sobre la nueva directiva, ni si la Oficina del Asesor Legal del Departamento de Justicia ha emitido una opinión autorizada que evalúe las cuestiones jurídicas”, de acuerdo con la filtración del NYT.

Ese disquisición ha sido resuelta con suma facilidad en nuestro país. En sus enfrentamientos en contra de los delincuentes, tanto los elementos policiacos como los militares –aquí involucrados en el combate al narco desde hace décadas– “abaten” a los presuntos criminales, un eufemismo para no emplear el feo término “homicidio”. ¿Será porque, como dijo Guillermo Prieto, “los valientes no asesinan”?

Indicios

¿Ya está usted listo para atender el grito de guerra, en caso de que el clarín con su bélico acento lo convoque a luchar con valor? ¿Ya pulió su espada y ya le colocó a su caballo el bridón? Porque el nada extraño enemigo ya ha osado amenazar con profanar con su planta nuestro suelo. ¿Se sabe usted completo el Himno Nacional? ¿Cuándo menos las primeras cuatro estrofas? Recuerde que nuestra ingenua Presidente formal dijo que entonándolo nos defenderíamos de un eventual ataque militar de EU a los cárteles que, en una relación biunívoca, reciben protección la 4T. ¿Está usted dispuesto a dar la vida por El Chapito, por El Mencho, por alguno de ellos? Extenuado por la carga de trabajo tan pesada, ¿iría Andy López al frente de los regimientos? * * * Por hoy es todo. Reciba mi reconocimiento permanente por considerar esta que es mi opinión y, como siempre, mis mejores deseos para que tenga ¡buenas gracias y muchos, muchos días!

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