Turismo la silla sigue caliente.

  • El turismo en Veracruz tiene de todo… menos dirección clara
  • No basta con tener mar y son jarocho. Hay que saber venderlo
  • El turista no se convence por folletos con slogans aburridos

/ Por Miguel Ángel Cristiani G. /

Como todavía no se ha dado a conocer quien habrá de suceder a la Nena de la Reguera en la secretaría de Turismo del estado de Veracruz, sigue sin conocerse quién habrá de ocupar ese cargo clave en la estructura de la administración estatal, Otra vez. La silla sigue caliente. Y no por el clima costero.

Esta vacante llega con el típico tufo a política, promesas, turismo descuidado y la sospecha de que, en el fondo, lo que menos importa es el turismo.

Pero vamos por partes. Aquí te van cinco puntos clave para entender lo que pasa, lo que no pasa, y lo que debería pasar.

  • 1. El turismo en Veracruz tiene de todo… menos dirección clara

Playas, montañas, cultura, historia, gastronomía, fiestas, rutas mágicas. Veracruz lo tiene todo. Y sin embargo, el turismo en el estado se mueve como barquito de papel en medio de tormenta: sin timón.

En los últimos cinco años, la Secretaría de Turismo ha cambiado de manos como si fuera balón en juego de niños. Cada nuevo nombramiento llega con discurso emotivo y promesas de “potenciar el potencial”. Y cada salida, con un silencio incómodo.

La última titular dejó el cargo sin mucha explicación. ¿Renuncia? ¿Despido disfrazado? ¿Reacomodo político? Nadie lo aclara, y eso ya dice mucho.

No basta con tener mar y son jarocho. Hay que saber venderlo. Promocionar el estado como un destino competitivo, moderno y seguro. ¿Quién lo está haciendo? Nadie a nivel estratégico.

Las campañas de promoción han sido genéricas y sin punch. Se gasta, pero no impacta. El turista no se convence por folletos con slogans aburridos. El “Está de Moda” no significa nada. Quiere experiencias reales, infraestructura funcional y facilidad de acceso. Tres cosas que hoy Veracruz no garantiza del todo.

Y en la era del turismo digital, Veracruz sigue apostando a estrategias de los noventa.

  • 3. La política mete la cuchara (y la cuchara es grande)

El cargo de secretaria de Turismo es técnico, sí, pero en Veracruz (como en casi todo México), es más político que otra cosa. Se usa para pagar favores, calmar grupos, o preparar futuros candidatos. Es una silla de paso.

El problema es que el turismo no es un experimento ni un campo de entrenamiento. Es una industria que genera empleos, ingresos y reputación. Pero si lo dirigen personas sin experiencia, sin equipo o sin visión, se convierte en un adorno institucional.

La pregunta incómoda es: ¿se está buscando a la mejor opción o la más capaz?

  • 4. Lo que necesita Veracruz (y no se está diciendo)

No hace falta reinventar la rueda. Veracruz necesita una secretaria de Turismo que tenga:

  • Conocimiento real del sector (y no solo experiencia en eventos sociales).
  • Habilidad para trabajar con empresarios, hoteleros, restauranteros y comunidades locales.
  • Capacidad de leer datos, entender tendencias y tomar decisiones con base en evidencia.
  • Colmillo político (porque lo va a necesitar) pero con visión técnica.
  • Que conozca los principales atractivos turísticos y culturales de la entidad.
  • Y sobre todo, que no venga a tomarse selfies sino a dar resultados.

La posición requiere estrategia, no espectáculo.

  • 5. ¿Y ahora qué? El reloj corre… y la temporada también

Semana Santa ya está aquí, luego vienen vacaciones de verano. Veracruz no puede seguir sin un rostro visible al frente del turismo. Cada semana sin cabeza es una oportunidad perdida.

Los destinos no se posicionan solos. Se planifican. Se venden. Se protegen.

Por eso urge que el nombramiento sea más que un trámite. Que el gobierno estatal —y especialmente la gobernadora Rocío Nahle— deje claro que el turismo es prioridad real, no discurso de campaña.

Que no se busque a una figura decorativa, sino a alguien que sepa qué hacer con una industria tan valiosa como descuidada.

  • Epílogo (porque hay que decirlo)

Veracruz no necesita más improvisaciones. El turismo puede ser el gran motor económico del estado. Pero solo si se le toma en serio.

Hoy, más que una secretaria de Turismo, se necesita una líder con pantalones (o falda, o lo que use) que no solo aguante el calor político, sino que sepa cómo transformar una oficina burocrática en una maquinaria eficiente.

Y que entienda algo básico: el turismo no es solo fotos bonitas. Es estrategia, inversión, confianza y trabajo diario. Es desarrollo.

¿Quién se apunta cómo candidato?

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