*Escrito por Wendy Rayón Garay .
30.05.2025 /CimacNoticias.com/ Ciudad de México.- Este 2025, en Turquía fue nombrado como el «año de la familia» y esta decisión no es aleatoria, pues Recep Tayyip Erdoğan, presidente de la nación, se ha empeñado en traer de vuelta los «valores tradicionales» a través de incentivos a las familias para que se agranden, debido a que la tasa de natalidad en el país se ha reducido a lo largo de los años, con esto pretende imponer políticas sexistas contra mujeres.
El presidente ha iniciado una campaña para volver a los «valores tradicionales» donde las mujeres son excluidas al trabajo doméstico y de cuidados, además de que sus cuerpos son empleados para la reproducción: «un hijo significa soledad, dos son rivalidad, tres aportan equilibrio y cuatro son abundancia», mencionó el presidente en enero de este año.
De acuerdo del sitio Datos Macro del medio Expansión señalan que, en 2023 nacieron 958 mil 408 niños de los cuales el 51.26% fueron hombres y 48.73% mujeres, de manera que, en general nacieron 77 mil 387 niños menos que en 2022.
Otros datos que ayudan a ver el panorama es que la tasa de natalidad (número de nacimientos por cada mil habitantes en un año) en Turquí fue de 11.22%, siendo que en 2022 fue de 12,2% y en 2013 de 16,8%. Además, el índice de fecundidad (número medio de hijos por mujer) fue de 1,51 lo que para el medio supone que «no se garantiza una pirámide de población estable».
Una de sus primeras medidas de Erdoğan fue la promoción de los partos naturales al notar que es mayor la tasa de cesáreas. De acuerdo con el World Population Review, Turquía lidera la lista de países en donde mayormente se practican con un registro de 584 por cada mil personas nacidas, según datos del 2021. Por lo que, el Ministerio de Salud prohibió los nacimientos que se lleven a cabo por cesáreas electivas en los centros médicos y clínicas privadas.
Días después de la prohibición, el equipo de futbol Sivasspor promovió la política del Ministerio de Salud cuando entraron a un partido de Süper Lig contra el Fenerbahçe, dejando ver pancartas con el lema «Doğal doğum doğaldır» que en español significa «Lo que es natural es el parto normal».

La decisión gubernamental desató una serie de manifestaciones de grupos feministas en distintos puntos del país, uno de ellos fue frente a la Dirección de Salud Provincial de Estambul en donde apuntaron que «Debemos decir detener la regulación sobre el parto por cesárea y discusiones sobre el parto normal desde el principio. La decisión con respecto a este asunto no es tuya, no es tu capacidad para hablar de ello».



La cesárea es una intervención quirúrgica en que se que realiza una incisión en el abdomen y el útero de la madre para extraer al feto con edad de gestación para su supervivencia en el exterior. La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que la tasa ideal debe oscilar entre el 10% y el 15%, sin sobrepasar esta medida.
Actualmente no está demostrado los beneficios del parto por cesárea para las mujeres o los neonatos para que sea un procedimiento rutinario. Como cualquier cirugía, pueden existir riesgos a corto o largo plazo; sim embargo, la OMS apunta que la cesaría, cuando está justificada desde un punto de vista médico, puede prevenir la mortalidad materna y perinatal.
Las mujeres mueren de complicaciones durante o tras el embarazo o parto y cada vez el número de muertes maternas va en aumento. Datos de la OMS identificaron que, en 2023, aproximadamente 260 mil mujeres murieron durante o tras el embarazo o el parto. Aproximadamente el 92% de se produjeron en países de ingreso bajo y mediano bajo, y la mayoría podrían haberse evitado.
La imposición sobre cómo, cuándo y bajo qué condiciones una mujer debe reproducirse, niega su capacidad de tomar decisiones informadas sobre su salud. El Estado no actúa como agente garante de derechos, sino como un aparato disciplinador que sanciona a las mujeres por ejercer su autonomía. El parto natural se asocia con pureza moral y se demoniza la intervención médica como un alejamiento del deber materno, ignorando las necesidades individuales y los riesgos médicos reales.
Volver a los valores tradicionales, un paso hacia atrás en la lucha de las mujeres
La prohibición del presidente Erdoğan sobre la aplicación de cesáreas no solo afectará a las mujeres que estén en riesgo de morir durante el parto, sino que se trata de una imposición en la que se pretende regresar a las mujeres a las labores domésticas y el trabajo de cuidados como parte de los «valores tradicionales» impulsados por la extrema derecha.
Hay que resaltar que esta ideología defiende una visión conservadora y promueve políticas que limitan derechos individuales a favor de un orden tradicional basado en la identidad nacional, la religión y la autoridad de Estado. Entre sus principales características se identifica el ultraliberalismo, ultraconservadurismo, patriotismo, racismo, xenofobia, negación al cambio climático y sobre todo su oposición a ideologías progresistas como los derechos de las mujeres.
Radiografía de la derecha conservadora en el mundo. En Alemania avanzó – cimacnoticias.com.mx
Se trata de una resistencia al cambio civilizatorio en donde hay mayor conciencia sobre los derechos humanos, el racismo, el clasismo y la violencia contra las mujeres. Es gracias a ese miedo ante el nuevo orden, en el cual se encuentran los avances de las mujeres, que resurge la ultraderecha para buscar regresar a «las buenas costumbres» rompiendo con las hegemonías que por muchos años gobernaron a la sociedad.
La ultraderecha podría incidir en la vida de miles de mujeres. Comenzando con el regreso de las narrativas sobre la «buena esposa» o las «tradwife«, se trata de mujeres que creen en las dinámicas de género donde el hombre es proveedor y la mujer cuidadora. Además, aceptan “el orden natural” para cumplir con los roles de género y la feminidad, se preocupan por la familia, su valor no reside en la producción de ingresos monetarios y ayudan a administrar los recursos materiales y económicos.
Desde esta perspectiva de la ultraderecha, se pierde las autonomías en la vida de las mujeres como la corporal desde donde reside el derecho a decidir sobre sus cuerpos o incluso la autonomía económica para que ellas estudien, se profesionalicen y se integren al mercado laboral para generar sus propios recursos y no depender de otros, generalmente los hombres.
La extrema derecha ya se ha extendido en varias partes del mundo, siendo Estados Unidos una nación representativa, ya que los derechos sexuales y reproductivos, así como la igualdad de género de las mujeres y la comunidad LGBTQI+ se han visto golpeados por la eliminación de la agenda de género o también llamada “agenda woke” como la denominó Trump.
En este contexto, la negación de derechos es parte de una estrategia ideológica que busca preservar un modelo de sociedad jerárquico y desigual. Al limitar los derechos sexuales, reproductivos, económicos y educativos de las mujeres, la extrema derecha apunta a restablecer un orden tradicional donde los roles de género: el hombre como proveedor y figura de autoridad, y la mujer como cuidadora y figura subordinada en el ámbito privado.