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25.11.2025 EUA.- Ucrania confirmó su disposición a avanzar en un acuerdo de paz basado en el plan promovido por Estados Unidos bajo la mediación del presidente Donald Trump, aunque con modificaciones que reducen las concesiones iniciales.
El reajuste del documento, discutido en Ginebra, ha generado diferencias de interpretación entre Kiev y Moscú, mientras Europa observa con cautela los alcances de la propuesta.
El asesor de seguridad nacional ucraniano, Rustem Umerov, señaló que existe un entendimiento sobre el texto trabajado junto a Washington, el cual pasó de un borrador inicial de 28 puntos a una versión reducida de 19.
Según Ucrania, esta modificación incorpora condiciones más favorables para su soberanía y seguridad, mientras que Rusia insiste en que el plan original reflejaba mejor sus intereses estratégicos.
El borrador inicial contemplaba medidas sensibles para Kiev: la cesión del Donbás bajo un esquema de desmilitarización y reconocimiento de facto como parte de Rusia, la limitación del ejército ucraniano a un máximo de 600 mil efectivos, el compromiso de no ingresar en la OTAN y la apertura para que Occidente suavice sanciones contra Moscú, especialmente en el sector energético.
Estos puntos fueron cuestionados por Ucrania, que considera que el reajuste en Ginebra equilibró las exigencias y redujo las concesiones territoriales y militares.
Rusia, por su parte, defiende el documento original y acusa a Ucrania de alterar el espíritu del acuerdo. Moscú sostiene que el plan de 28 puntos fue diseñado en coordinación con Washington y que su reducción debilita las garantías de seguridad que buscaba obtener.
En contraste, Kiev afirma que la nueva versión responde mejor a las realidades de la guerra y a las demandas de la sociedad ucraniana.
El reajuste del plan de paz ha abierto un nuevo frente de debate en Europa, donde algunos gobiernos plantean la necesidad de una contraoferta o de ajustes adicionales para evitar que el acuerdo se convierta en una imposición unilateral.
La discusión refleja la complejidad de un proceso que, aunque avanza, sigue marcado por la desconfianza entre las partes y por la presión internacional para alcanzar una salida negociada al conflicto.
En este escenario, el plan de paz impulsado por Trump se mantiene como el eje de las conversaciones, pero su contenido y alcance continúan en disputa.
Ucrania busca que las modificaciones garanticen su soberanía y seguridad, mientras Rusia insiste en preservar las ventajas que le otorgaba el borrador original.
El desenlace dependerá de la capacidad de las partes y de la comunidad internacional para encontrar un equilibrio que permita poner fin a la guerra.












