Un Gobernador rústico

Sin tacto
Un Gobernador rústico
Por Sergio González Levet
Don Cuco Esparza Reyes nació en un ejido minúsculo del municipio de Asientos, tan chiquito que su nombre era así, en diminutivo: Mexiquito. Creció pobre y terminó educado en una escuela normal rural, la de San Marcos en Zacatecas, cerca de su terruño.
De profesor rural pasó a líder sindical y siendo tal se hizo amigo del Oficial Mayor de la SEP, que se llamaba Luis Echeverría Álvarez, y siguió cerca de él cuando fue candidato a la Presidencia de la República. Tan cerca, que en 1974 fue designado por el PRI como candidato a Gobernador de Aguascalientes, cargo que desempeñó del 1 de diciembre de aquel año al 30 de noviembre de 1980.
Hombre modesto y sencillo por su origen y formación, en aquellos tiempos fue considerado como un personaje rústico y no faltaron en su sexenio muchos chistes que se le adjudicaron.
Como cuando se presentó el Ballet Bolshoi en Aguascalientes… allá fue don Cuco acompañado de su señora, una dama también muy querida y del mismo origen que su esposo. Al final del espectáculo, el Gobernador pidió la palabra y el micrófono y agradeció a los integrantes del Ballet por su maravilloso arte, pero también por su delicadeza porque “cuando vieron que mi esposa Jesusita se había dormido, de inmediato ¡se pusieron a bailar de puntitas para no despertarla!”.
Y sí, don Cuco tal vez era rústico, pero no pendejo (si me perdonan la expresión), porque bajo su mandato nació una nueva clase política en Aguascalientes porque contrató a los mejores profesionales en cada área de su Gabinete, aunque no conocía personalmente a casi nadie de ellos.
Y también con ese Gobernador y ese gabinetazo de los mejores empezó el desarrollo industrial de Aguascalientes, que hasta la fecha sigue siendo impresionante.