Un muy pinchurriento relevo generacional.

/ Por Verónica Malo Guzmán /

“Y una sola cosa odió de verdad sobre la tierra, como antagónica de la razón: el fanatismo. Siendo el mismo… un corazón no mugiente de bondades pero de proba benevolencia, veía Erasmo en toda forma de intolerancia de opiniones el pecado original de nuestro mundo.”

/ Stefan Zweig /

El fanatismo, negación nata de toda comprensión. Destrucción como sinónimo de obediencia ciega. A cualquier otra posible concepción llamarle corrupción, conservadurismo. Ahora hasta traición.

Tildar de entreguistas y reaccionarios por no apoyar una visión de la industria eléctrica. El mundo en binario; el de la hostilidad y del contrario.

No hay sorpresa. Basar toda un presidencia en culpar a quien no comulgue a pie juntillas con su designio. ¡Herejes! Acogiendo a quienes, habiendo sido priistas, en estos momentos le acompañan. Excomulgando a quienes han sido morenistas y lo han apoyado los últimos 20 años…

El elemento irracional de la pasión del fanatismo al grado de decir que es timbre de orgullo ser alzado por los analfabetas de este país. Enorgullecerse de la cultura de los marginados, de los desinformados, de los pobres, en lugar de procurar dejen de serlo. Esta última, por el momento, no les da de comer; su analfabetismo tampoco.

Pero como el destino del fanatismo es agotarse (ley de vida), este debe de regenerarse a como dé lugar. Pronto. Ya. Iniciando apenas el cuarto año de gobierno.

Y entonces nos encontramos con que López Obrador dice que se encuentra tranquilo: ya hay relevo generacional para su proyecto de nación… Es tal la urgencia de su pasión sectaria que ve más allá de la generación a la que “le debería heredar”. Da un salto generacional y unge a dos individuos —una directamente, otro por extrapolación— que, en lugar de generar certezas, deberían sembrar dudas —y miedos— , incluyéndole a él.

Y nombra a Andrea Chávez Treviño, diputada plurinominal por Morena. Le seguirá seguramente el diputado federal Carlos Miguel Aysa, aún priista, después de adelantar su voto a favor de la reforma eléctrica propuesta por el tabasqueño.

El fanatismo no siempre es puro, esto es, gratuito. No pocas veces lleva precio. Y parece aquí ser el caso; una embajada se cambiará por un voto a favor de la reforma eléctrica. El joven Aysa, diputado federal, es hijo del exgobernador de Campeche, Carlos Miguel Aysa González, quien hoy esta propuesto por López Obrador para ser embajador de México en República Dominicana.

Imposible pensar que el primer mandatario no se da cuenta de lo insustanciales de estos relevos.

Y de allí la pregunta que se debería hacer, él pero también todo México: ¿es este el tipo de personas que significan un verdadero relevo generacional?

Mientras López Obrador anuncia que ya existe relevo para la 4T, lo que de verdad importa, la razón, guarda silencio. Queda en segundo plano el analfabetismo y con este todos los serios problemas del país. Esos que, para arribar a soluciones y ejecutarlas, se le contrató.

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