Un singular momento democrático

Francisco Cabral Bravo.

Con solidaridad y respeto a Ricardo Ahued Bardahuil Foto Alberto Korda. (Simone de Beauvoir. Sartre y Che Guevara)

“Intelectual escribió Gabriel Zaid es el escritor, artista o científico que opina cosas de interés público con autoridad moral entre las élites. Los intelectuales construyen espejos de interés para la sociedad: para distanciarse de sí misma, desdoblarse, contemplarse, comprenderse, criticarse, fantasear. Es el espejo de la página, crean experiencias especulativas, prácticas teóricas, ejercicios espirituales, donde la sociedad se reconoce como pensante, crítica, imaginativa, creadora, movimiento”.

No hay duda de la importancia central que tienen los intelectuales para animar y darle contenido a la discusión nacional.

Los intelectuales que opinan sobre lo público en medios de comunicación encabezan el debate crítico y aportan elementos que son retomados por los ciudadanos en un intercambio que es fundamental para la vida democrática. Sin embargo, también es cierto que el Estado en distintos momentos de la historia reciente, ha tratado de utilizar su poder económico y regulatorio para cooptar o controlar a intelectuales o medios.

Lo que vemos hoy en México es un intento del gobierno por politizar los hechos y una renuncia a participar en el libre debate de opiniones. Hecho limita las opciones del gobierno, se cuestiona. Si alguien tiene una opinión que cuestiona al gobierno, con razón o no, se le desacredita. Ante esto hay que decir que, por un lado, cuestionar los hechos, Hugo Grocio, es inútil: “ni siquiera Dios puede cambiar el hecho de que dos por dos son cuatro”.
Se requiere un acuerdo tácito entre los distintos sectores de la producción y el gobierno para elevar la inversión. No se puede elevar la producción y el ingreso con reducción en la inversión.

Bajo cualquier criterio que se use, la crisis que padece la economía mexicana es una de las peores que ha tenido nuestro país en las últimas décadas, ya sea en términos de caída en la producción, de falta de empleos e incluso de pérdida de vidas humanas, tanto por la pandemia como por la violencia y la delincuencia. Sólo en el último año se calcula que cerca de 10 millones de personas cruzaron el umbral de la pobreza alimentaria.

Además, el temor de que se inicie un nuevo ciclo inflacionario se fortalece con el dato del incremento de precios al consumidor durante el mes de marzo, el cual fue de 4.67 % en comparación al mismo mes del año anterior. Por su parte los precios al productor se elevaron en 6.28% y los bienes intermedios lo hicieron en 9.16% mismo periodo, Qué son los mayores porcentajes desde hace varios años para este mes. Mayores precios en un entorno de creciente desempleo se traducirá en mayores niveles de pobreza para un creciente número de personas.

Este ciclo vendría acompañado de incrementos en las tasas de interés, lo cual sería muy costoso para una gran cantidad de empresas y de familias que han perdido parte de su liquidez.

Hay que enfatizar que las tasas de interés en el país son mucho más elevadas que en el exterior, reflejando los riesgos que perciben los ahorradores y los inversionistas por tener sus recursos aquí.
En nuestro país el 10% de la inversión total lo lleva a cabo el gobierno y el remanente 90% realizado por el sector privado.

El sector público no tiene recursos suficientes para incrementar la inversión en el corto plazo e incluso se reducirá en los siguientes años, debido a los distintos programas sociales.

La economía mexicana tendrá un crecimiento por razones de” rebote estadístico”, pero que puede servir de base para una nueva etapa de confianza y crecimiento.

Todo lo anterior podría aprovecharse si se toman medidas fiscales, regulatorias y de mayor seguridad para que las empresas y personas incrementen la inversión privada, que sería la base de un crecimiento sólido próximos años. Para ello se requiere un acuerdo tácito entre los distintos sectores de la producción y el gobierno para elevar la inversión. Continuando con el tema del INE, crear instituciones por consenso es un ejercicio político complejo, delicado y que requiere dedicación y esfuerzo. Una demanda de la entonces oposición a los gobiernos priistas era que sacaran las manos de las elecciones y no fuese la Secretaría de Gobernación la responsable del proceso. Se creó así el Instituto Federal Electoral que empezó a funcionar con éxito, pero aún con críticas sobre el nombramiento de los Consejeros.

Con el presidente Carlos Salinas, quien buscó acabar los conflictos post electorales que tanto dañaban la convivencia, se modificaron de nuevo las leyes electorales. Surgió el INE.

Se dio más autonomía al órgano electoral, se ciudadanizo y se estableció los Consejeros fuesen nombrados por votación de dos terceras partes del pleno en la Cámara de Diputados. Esto implicó críticas que los partidos seleccionaban a los Consejeros, pero resultó un equilibrio que permitía un arbitraje más objetivo e Imparcial, pues los propios jugadores seleccionaban al árbitro, y por tanto, aceptaban sus decisiones, apegados a derecho.
Se creó también el Tribunal Electoral como parte del Poder Judicial, para que los conflictos no se resolvieran en la Cámara de Diputados como Colegio Electoral, entre dimes y diretes, sin pruebas y por mayoría de votos. La función se especializó, se juzga con base en pruebas y se interpretan las leyes y su aplicación en materia electoral, y lo que dio certeza, pues sus fallos son inapelables.

También se creó un nuevo Padrón Electoral más confiable y seguro, a fin de evitar votos duplicados, de procedencia incierta y otras fallas con una actualización permanente.

Fue tan exitoso que hoy es una identificación oficial confiable que los ciudadanos portan voten o no.
Este camino recibió reconocimiento internacional. El cambio fue especular. Los ciudadanos son quienes fungen como funcionarios de casillas, cuentan bien los votos y son vecinos de la zona. Se les capacita y sin mediar pago, se encargan de la marcha del proceso electoral. Anomalías o protestas se pueden levantar en actas que los representantes de los partidos entregan a sus dirigencias, pero en general son hechos menores que no alteran resultados.

El cambio sobre el financiamiento fue importante, no solo por usar recursos públicos, tema controvertido, sino porque se permiten aportaciones privadas, menores, pero que se deben reportar, ya que se parte del principio de que para evitar intrusión de narco o de empresas, lo importante es vigilar el origen y el destino de los recursos.
Este rubro adquirió tal importancia que su incumplimiento genera castigos severos como la pérdida del registro o la anulación de la elección. Aún no sabemos si los recursos que Pió López Obrador recaudó se reportaron y si su origen se apegaba a las reglas de aportaciones de la ley.

Morena no cubrió el requisito de reportar gastos de campaña de sus precandidatos, y aunque los presentó fuera de plazo, por montos modestos, el INE aplicó la pena correspondiente al invalidar los registros por falta de transparencia. Las presiones de Félix Salgado Macedonio han sido temerarias. La democracia no tiene precio. AMLO critica al INE e incluso, busca desaparecerlo, al igual que a los órganos estatales. Insistir en que son caros, es absurdo, dada la compleja labor que realizan. Arman casillas, capacitan a los ciudadanos, vigilan los partidos y sus candidatos cumplan las leyes electorales, imponen barreras, y este año además de ser la elección más numerosa de la historia, es también la primera que aplicará castigos a la violencia política de género.

El INE siempre será criticado porque en el cumplimiento de la aplicación de la ley, quien la infringe suele llamarse víctima y a elaborar teorías de conspiraciones o de falta de probidad de los Consejeros, que ellos mismos eligieron y que fueron los que declararon ganador a AMLO como Presidente de la República.

Hay que apoyar al árbitro o no habrá juego limpio y democrático. Somos los ciudadanos quienes damos curso al proceso electoral. Es nuestro el proceso. Las autoridades electorales nos organizan y orientan, pero son nuestras las elecciones. Como nuestra es la democracia.

No es la panacea, y la lucha por el poder es implacable, pero hemos creado instituciones que generan confianza y que garantizan legalidad. La libertad no tiene precio. No queremos conflictos post electorales si pierde Morena posiciones. No queremos sesgos en el manejo de los resultados. Queremos un INE fortalecido, ya Consejeros han resistido ataques y descalificaciones, les debemos respeto y solidaridad frente amenazas. Actuar con verticalidad en momentos de quiebre requiere valentía y el INE nos ha dado una lección: Falta que el TEPJF, también presionado, busque veredictos acordes a derecho y esto permita certeza y convivencia armónica dentro de un Estado de Derecho.
¡Ese es el reto!

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