* Rúbrica
/ Por Aurelio Contreras Moreno /
Como se previó en este mismo espacio, Morena buscó una salida para ungir a Rocío Nahle como su virtual candidata a la gubernatura de Veracruz, aun cuando no ganó la encuesta interna para ser nombrada “coordinadora estatal de defensa de la transformación”.
La tarde de este jueves, la Comisión Nacional de Elecciones de Morena difundió un acuerdo en el que se decidió que “si los resultados de los procesos internos de organización arrojan un número mayor de hombres que ponga en riesgo” el “equilibrio de género”, el órgano partidista competente realizará “los ajustes necesarios para que se cumpla con la paridad de género con las mujeres mejor posicionadas en las encuestas”.
Dicho de otra manera. En varias entidades fueron hombres los que ganaron las encuestas y Veracruz, hasta donde se sabe, es una de éstas. Así que por “dedazo”, la dirigencia nacional de Morena determinará a quien sea finalmente la candidata, tomando como base –y salida de emergencia- el acuerdo de paridad de género aprobado por el INE y ratificado por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que mandata que sean postuladas cinco mujeres como candidatas a las gubernaturas en 2024.
Hasta ahí, todo bien. Empero, si nos atenemos a lo que se filtró a medios, la de Nahle García ni siquiera fue una candidatura interna competitiva, pues habría sido relegada al tercer lugar en todas las mediciones. ¿Qué les pueden ofrecer a los que no solo ganaron, sino que lo hicieron de calle? Pues darles “premios de consolación” en forma de plurinominales.
El acuerdo morenista para salvar su tramposo proceso interno señala que en una valoración preliminar, se considera que “hay perfiles relevantes que aspiran a las coordinaciones respectivas. Asimismo, el trabajo organizativo interno es de una magnitud que requiere de liderazgos que coadyuven con nuestros objetivos en cada una de las entidades federativas. Por tanto, para consolidar nuestra estrategia política interna, se considera procedente designar a las personas que coordinen la defensa del federalismo en el primer lugar en cada entidad federativa en los términos y condiciones aquí establecidos”.
El acuerdo para concretar la designación por encima de la encuesta ofrece a “los aspirantes mejor posicionados en los resultados de los procesos internos de organización en las entidades federativas de Chiapas, Ciudad de México, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz y Yucatán, que por un eventual ajuste de género no sean designados en la coordinación de defensa de la transformación, podrán optar por ser designados de manera directa como ‘coordinadores de la defensa del federalismo’ en sus entidades en el primer lugar”.
Esto no es otra cosa que un canje de una candidatura a gobernador por una al Senado, a una diputación federal o una diputación local a través del más priista de los métodos: el “dedazo”.
El mismo acuerdo agrega que “en las demás entidades federativas, las personas aspirantes que se posicionen en el segundo lugar en las preferencias para representar a Morena en el resultado de las encuestas, sin importar el género, podrán optar por ser designadas de manera directa como coordinadoras o coordinadores de la defensa del federalismo en sus entidades federativas en el primer lugar”, con lo cual, le ofrecen espacios políticos a quienes hayan quedado en segundo lugar en el proceso interno, pero por encima de quien termine llevándose la postulación.
Con esta pseudo “salomónica” decisión, Morena busca repartir las migajas de un pastel mordisqueado entre quienes entraron a un juego en el que las y los ganadores estaban definidos de antemano. No es sino la confirmación de la simulación antidemocrática de un partido donde ni la voz de sus militantes cuenta. Menos, la de los ciudadanos.
Rocío Nahle será la candidata de Morena a la gubernatura de Veracruz sin ser veracruzana. Y por si fuera poco, partiendo desde la derrota. Pésimo augurio sobre lo que estarán dispuestos a hacer para quedarse en el poder.
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