Una pandemia que se alimenta con la población pobre

HORA LIBRE

Álvaro Belin Andrade

El 14 de julio pasado, la Hora Libre (“Primero los Pobres: aportan 7 de cada 10 muertos por Covid”) se ocupó de un estudio realizado por investigadores de la UNAM, “Mortalidad por Covid-19 en México. Notas preliminares para un perfil sociodemográfico”, que establecía que el 71 por ciento de los muertos por el virus contaba con una escolaridad de primaria o inferior (primaria incompleta, preescolar o sin escolaridad), es decir, personas localizadas en niveles de pobreza y pobreza extrema.

En cambio, quienes contaban con estudios de educación media superior solo representaban el 15.7%, y sólo el 13.1% de os fallecidos por Covid-19 había concluido estudios superiores. La primera conclusión que saltó a la vista fue: entre menos escolaridad, mayor letalidad ante la pandemia, pero una segunda conclusión es que la pandemia está afectando sobre todo a la población en pobreza.

Héctor Hiram Hernández Bringas, del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIMM) de la UNAM, señalaba –con base en información de los certificados de defunción hasta el 27 de mayo– un diagnóstico preocupante: “Puede asumirse una selectividad del padecimiento por nivel de escolaridad”.

Aunque muchos lectores saltaron por la referencia política, ineludible por cierto, al eslogan de batalla del presidente Andrés Manuel López Obrador, lo cierto es que la realidad supera ficciones mañaneras y deseos grabados en letras de oro.

El viernes pasado, el director de emergencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS),  Michael Ryan, aseguró que hay una “diferencia sorprendente” entre la mortalidad de los ricos y los pobres e indígenas en México, y añadió que la escala de la pandemia en ese país está subrepresentada, ya que las pruebas continúan siendo limitadas.

Las dos observaciones de la OMS golpean directamente en la línea de flotación del discurso esgrimido por el gobierno federal, en voz del Presidente y del subsecretario Hugo López-Gatell: los pobres son los más golpeados por el Covid-19 y la estrategia aplicada es no solo desafortunada sino criminal, al no detectar los casos reales de casos positivos y, por ende, no poder dar seguimiento a los casos para evitar más contagios.

Las autoridades sanitarias del país (y de Veracruz, por supuesto) están esperando en los hospitales a que lleguen los pacientes, y los están mandando de regreso a sus casas sin aplicarles pruebas ni darles seguimiento en sus procesos de salud, por lo que si están contagiados de Covid-19 bien pueden morir sin saturar los hospitales (ni afectar las estadísticas), aunque ello signifique focos de infección familiar y comunitaria.

 

Los otros culpables de tantos fallecimientos por Covid-19

De ahí que el aparato propagandístico del Estado se haya enfocado en crear enemigos, como los alimentos chatarra que producen situaciones de mayor riesgo como la obesidad, así como las enfermedades respiratorias y degenerativas como la diabetes, y en acusar a la población de no tomar las medidas indicadas por el sector Salud que, por cierto, sigue negando la efectividad del cubrebocas o barbijo.

Michael Ryan, sin embargo, señala que el subregistro (que estaría dosificando el número de casos positivos y fallecimientos, al grado de moldear la curva artificialmente para adecuarla al criminal discurso de que estamos saliendo de la emergencia), se comprueba en el hecho de que, mientras México aplica diariamente tres pruebas por cada 100,000 personas, Estados Unidos, por ejemplo, hace 150 tests.

“Las pruebas positivas continúan siendo muy altas, con hasta el 50%, y eso significa que muchísima gente no está siendo diagnosticada o está siendo diagnosticada muy tarde, y esto tiene un impacto diferente en las distintas comunidades del país”, dijo el funcionario de la OMS.

Maria Van Kerhove, epidemióloga líder de la OMS, explicó que cuando en un país se hacen tests y un alto porcentaje resulta positivo (entre 40 y 50%) es posible que se necesitan hacer muchas más pruebas ya que seguramente hay casos que no se han detectado.

Y sobre la población más letalmente afectada, Ryan dijo que aquellas personas que viven en lugares pobres de México son hasta un 50% más vulnerables a morir de Covid-19 y que, aunque la mortalidad en general en el país es alta, en las comunidades indígenas es peor.

“Hay una situación compleja en México con este impacto desigual sobre los pobres y los indígenas, con una estrategia de relativamente poco testeo, que significa que la escala de la epidemia está subrepresentada. Está claro que se necesita hacer más para abordar los problemas de diagnóstico y la diferencia de resultados entre los diferentes grupos sociales”.

 

AMLO enfurece porque se publican cifras de fallecidos por Covid-19

Las (conferencias de prensa) mañaneras de Andrés Manuel López Obrador han servido solo para marcar la pauta a sus seguidores sobre lo que deben pensar. Nunca han sido un ejercicio, como Morena afirma, de transparencia y acceso a la información, sino para una burda y cínica propaganda gubernamental.

El preisdente siempre llega muy enchilado los lunes luego que deja el terreno a sus “enemigos” los fines de semana.

En la mañanera de este lunes 24 de agosto, López Obrador habló, como siempre de todos los temas, sin decir verdad en ninguno; habló del tema de la Administración Portuaria Integral de Veracruz, a la que quiere corregir con el ánimo de obtener más recursos para sus programas sociales y sus obras modélicas. Ya no le alcanza el presupuesto anual.

Respecto al grave problema que ha significado para las familias mexicanas el crecimiento de la pandemia, que permitió que se llegara a la cifra catastrófica que su propio zar anticovid había señalado (50 mil o 60 mil muertos), López Obrador prefiere irse por la denostación.

“Sí fue notorio que el fin de semana nuestros adversarios, los medios conservadores se dedicaron a esas dos cosas, la nota era: ‘Se cumplió con el escenario catastrófico, ya hay 60 mil fallecidos’, cosa muy fuerte, muy dolorosa, pero ese fue el tenor, o sea, eso lo pueden ver en cualquier periódico, no en todos desde luego, pero parecía coro”.

Seguramente esperaba que los medios dijeran que no es gran cosa superar los 60 mil muertos en menos de seis meses.


¿Cómo ocultar los muertos de la pandemia?

Y se quejó amargamente de la imposibilidad de ocultar los muertos: “Hay cosas inocultables, desgraciadamente no se pueden ocultar los fallecidos, no es nada más medir con el número de pruebas o el número de contagios, el dato más duro y lamentable es el número de fallecidos, ¿eso cómo se oculta?”

Nada puede ocultar el enorme dolor de más de 60 mil familias a quienes se ha reconocido que uno o más de sus miembros, pruebas en mano, han muerto por Covid-19. Lo que sí ha sido posible es ocultar miles de mexicanos más que han fallecido en sus hogares sin que haya una autoridad sanitaria que corrobore la existencia del Covid-19, poniendo en riesgo a las personas de su entorno.

Para el presidente López Obrador, es de muy mal gusto hablar de muertos, pero no tiene empacho en hacer comparaciones.

“Entonces, no sólo son pruebas y, en comparaciones, que ya hemos dicho que es de mal gusto, más cuando se trata de una tragedia de la pérdida de vidas humanas, nosotros -obligado por las circunstancias lo voy a decir- tenemos menos fallecidos que Estados Unidos, que Brasil, que Chile, que Perú, que España, que Inglaterra, que Italia. Y ha funcionado bien la estrategia, nada más que esta es una pandemia tremenda.”

No dijo que tenemos menos muertos por cada 100 mil habitantes, porque las cifras netas, totales, son menores en todos los países que mencionó, con excepción de Estados Unidos y Brasil. En Chile se cifran 10 mil 852; en Perú, 27 mil 453; en España, 28 mil 838; Inglaterra, 41,429, e Italia, 35 mil 437.

¿Le ayudará a los dolientes de los más de 60 mil muertos por Covid-19 reconocidos oficialmente por el gobierno federal saber que, por fortuna, en México son menos muertos por cada 100 mil mexicanos que en otros países? Tiene razón el presidente cuando dice que son de mal gusto sus estúpidas comparaciones.

Luego saltó a echar la culpa al pasado, a las malas prácticas alimenticias (alimentos chatarra), a las enfermedades crónico-degenerativas:

“Y nos ha afectado mucho también de que hay muchas enfermedades crónicas, que eso es el otro tema, de cómo ha afectado mucho en México la pandemia, porque somos (…) de los países con más obesidad, con más problemas de diabetes, hipertensión. Eso no les gusta también a los publicistas que se diga, a los medios de comunicación”.

No señala entonces los graves recortes aplicados al sector Salud precisamente en programas orientados a combatir la obesidad, a tratar las enfermedades crónico-degenerativas.

“El otro día leí un artículo, bueno, no completo, porque nada más con el encabezado se da uno cuenta ¿no?, que decía que le estábamos echando la culpa nosotros a la obesidad y a la chatarra, a los productos chatarra -esa era su defensa- y que no era así; pues claro que no es así del todo, pero sí influye”.

 

Frases sin disfraces

“Hay cosas inocultables, desgraciadamente no se pueden ocultar los fallecidos, no es nada más medir con el número de pruebas o el número de contagios, el dato más duro y lamentable es el número de fallecidos, ¿eso cómo se oculta?”. Presidente Andrés Manuel López Obrador.

 

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