Una reflexión inteligente .

**CON SINGULAR ALEGRÍA .

/ POR GILDA MONTAÑO /

“Si durante el lapso de mi mandato, mi empeño y el de mis colaboradores, interpretando al pueblo, acertaron reducir el ámbito de la insalubridad, de la ignorancia, de la pobreza, de la inseguridad y de la injusticia; si pudimos lograr campos de actividad más amplios y mejores para el que hacer del mexicano; si fuimos capaces, sin apartarnos de la doctrina de nuestra revolución ni del cumplimiento de sus leyes, de perfeccionar nuestras instituciones jurídicas y políticas; si logramos ensanchar el horizonte de la patria y mantener intacta su soberanía y enhiesta la dignidad nacional, será el pueblo quien deba decirlo, y a su fallo  inapelable me someto lealmente: de sus filas provengo y a ellas habré de reintegrarme en breve como un hermano más que, cumplida su guardia, vuelve a confundirse con todos sus hermanos”. Y así fue…

Adolfo López Mateos.

Me encantó poner este texto, porque considero que un hombre inteligente e íntegro lo escribió. Porque sé que, dentro de sus atributos, estaba el amor a su nación, a su pueblo y a su gente. A su venerado Estado de México, que lo vio crecer y lo siguió. Porque a cambio, el lo fortificó y le dio aliento. Porque si alguien lo recuerda de nuestros venerables ancianos, ellos lo seguirán diciendo: lo querían mucho.

Porque si vemos letra tras letra, párrafo tras entendimiento de lo que dice, sabremos que en todo momento existen códigos de valores que se establecen cuando alguien gobierna. Y más cuando alguien trabaja dentro de la administración pública. Códigos de valor, digo, en donde nos queda prohibido estar señalando a quien lo hizo mal. El tan solo saberlo, nos indigna.

Pero que andemos por allí diciendo quién tuvo la culpa; quien se cortó los dedos robando; quien no proporcionó a los mejores elementos para hacer alguna campaña; quien le echó ganas; quien le echó más dinero… pues es señalar con una profunda inconsciencia.

Nuestro deber como mexicanos, como patriotas, como mexiquenses es ponernos a trabajar lo mejor que podamos y tratar de organizar a nuestra gente, para proporcionarle información y apoyo, para educarlos, para tenderles un puente para que sean excelentes trabajadores en la materia que quieran, no despilfarrar dinero a diestra y siniestra, para que ellos hagan lo mismo.

Yo creo en la democracia. Yo creo en partidos políticos que han hecho historia en mi país. Yo creo en el ser humano que trabaja a diario, y se desvive por sacar adelante a su familia y a la gente que tienen cerca. Yo creo en México.

Me lastima profundamente estar viendo cómo se señala a los perdedores. Perdedores señalándose, siendo de la misma tribu. La misma conciencia deberían tener. Esto no es cuestión de cinco diferentes puntos que se deben de tratar. Una derrota, es analizar todos los casos que se deben ver. De cerquita, punto por punto. Pero es muy muy fácil decirlos desde afuera, sin haber llevado al tintero una sola idea. Hoy aprendí que no podemos hablar de más. Que existen códigos de valores que son impenetrables, herméticos: que te llevan a ser honorable. De verdad, es cuestión de honor. Se piensan, pero no se dicen ni se comentan. Se llevan en el alma.

Como cuando de verdad se valora y se respeta al ser humano, y se le toma en cuenta. Porque el espíritu no se gana, se merece.

gildamh@hotmail.com

 

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