- Línea Política .
/ Agustín Contreras Stein /
CLAUDIA Sheinbaum, presidenta electa de los Estados Unidos Mexicanos, lucha por una transición tersa, sin sobresaltos, pacífica y con un espíritu republicano. Sin embargo, la sombra del caudillo no la ha dejado actuar como ella misma quisiera y se tiene que conformar con lo que ve y tiene, porque aún no posee el poder que la hará diferente frente a quien manda todavía en el país.
De verdad que el mismo mandatario nacional se ha encargado de complicar todo el panorama político y más lo relacionado con el relevo constitucional del gobierno federal. Mala señal, desde luego, para el futuro político de la nueva responsable de la conducción de la nación en momentos difíciles y complicados.
Todo el proceso de sucesión presidencial ha sido atropellado al grado de que en estos instantes en que se va acercando el momento cumbre de todo este recorrido electoral, las cosas no están mejor que antes. Hay una verdadera manifestación de inconformidad en todo el país y consecuentemente se preparan movimientos políticos que ponen, desde luego, en aprietos a la futura presidenta, pues recibirá entre gritos y presiones de toda naturaleza, un gobierno invadido por la corrupción, por la violación al Estado de Derecho y a una evidente falta a los preceptos constitucionales.
La famosa reforma judicial que tanto ha querido el presidente López Obrador, ha sido una de las más grandes equivocaciones que ha tenido el mandatario. Ha calentado el ambiente político del país y éste hierve en oposición, enfrentamientos y una serie de escándalos que ponen en riesgo, incluso, la propia toma de protesta. Grupos inconformes de todo el país se preparan para no dejar que López Obrador, cumpla uno más de sus caprichos, afectando la estabilidad política y jurídica de la nación.
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MOVIMIENTO NACIONAL
SE TIENE ENTENDIDO que se están organizando los diversos sectores más representativos del país para participar en una jornada de oposición a la reforma judicial. Este es, al parecer, el mayor problema que enfrenta en este momento, tanto el presidente López Obrador, como la futura mandataria del país. El capricho del presidente en turno está creando una verdadera conmoción nacional y está dejando un país ardiendo por todos lados. La sociedad civil está organizada, los grupos políticos que se manifiestan todos los días junto a los trabajadores del poder judicial y ahora la suma del movimiento estudiantil de varias universidades en México, está creando un panorama completamente difícil para los dos personajes protagonistas principales de este proceso político en México.
Ya entraron en el asunto otras opiniones del exterior, donde también están presionado por diversos asuntos e intereses comunes con México, que se deseche la reforma judicial, aunque las tribus de Morena, no le cumplan a López Obrador, con su intento de otorgarle una satisfacción a su capricho más indeseable en este momento para el país.
México, es cierto, necesita de una reforma judicial, pero no en los términos en que se plantea por la iniciativa presidencial. Si algo quiere hacer bueno en las últimas horas de su gobierno, López Obrador, debería ordenar a sus huestes que se congele la iniciativa y se calme, en estos veintidós días que faltan para la transición, el panorama político nacional con una posibilidad de un cambio de estafeta más tranquilo.
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UN SENADOR PRESIONADO
EFECTIVAMENTE, Miguel Ángel Yunes Márquez, es el senador veracruzano de la república que en este momento está siendo presionado por el gobierno de López Obrador. Si vota en contra de la reforma judicial, podría asegurar, para el futuro, la posibilidad de competir por la gubernatura del Estado. Si vota en favor, solamente obtendrá el repudio de los veracruzanos y consecuentemente de la mayor parte de ciudadanos a nivel nacional. Pero se entiende que votar en contra es arriesgarse a un desafuero que podría convenirle más.
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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
