Universidad Veracruzana: un recorrido por la fiscalización y la transparencia .

  • Por Miguel Ángel Cristiani .

La Universidad Veracruzana, orgullo académico de la entidad, también es un reflejo de los desafíos de la rendición de cuentas en México. Los informes de fiscalización de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) y del Órgano de Fiscalización Superior del Estado de Veracruz (ORFIS) muestran que la administración de recursos públicos requiere vigilancia constante y mejoras estructurales.

En la Cuenta Pública 2024, el ORFIS detectó un presunto daño patrimonial de 1, 407 317 pesos, concentrado en anticipos entregados a la empresa CONAMI S.A. de C.V. y en la construcción de un núcleo de sanitarios para la Unidad de Ciencias de la Salud en Coatzacoalcos‑Minatitlán. El órgano fiscalizador señaló ocho observaciones financieras, cinco técnicas y trece recomendaciones de control interno, advirtiendo que las aclaraciones presentadas por la universidad fueron insuficientes.

Aunque la cifra es menor comparada con años anteriores, el antecedente de 2016 y 2012, cuando la ASF identificó recursos federales por 551 millones y 364 millones de pesos sin comprobar, muestra que los riesgos de manejo inadecuado han sido una constante. Si bien en ejercicios recientes la ASF no ha publicado desglose individual significativo para la UV, la institución permanece bajo escrutinio por parte del órgano federal.

El contexto de estos hallazgos va más allá de lo contable: cada peso no aclarado representa un riesgo para los programas educativos, la infraestructura y la confianza de la sociedad. La UV maneja fondos federales para becas, laboratorios, obras de mantenimiento y adquisición de equipo, por lo que la transparencia es vital para garantizar que estos recursos cumplan su propósito: fortalecer la educación y el desarrollo académico de Veracruz.

Los informes no solo señalan cifras, también señalan procesos. La recomendación recurrente es fortalecer el control interno, la documentación de contratos y pagos, y la supervisión de obra pública. No se trata de perseguir culpables, sino de asegurar que los fondos se utilicen de manera eficiente y legal. La universidad tiene la oportunidad de transformar estas observaciones en mejoras estructurales, reforzando su prestigio académico y su responsabilidad social.

En términos periodísticos, el mensaje es claro: la fiscalización no debe ser vista como un ataque, sino como un instrumento de rendición de cuentas. El seguimiento de los hallazgos del ORFIS y la ASF permite a la UV no solo aclarar dudas, sino demostrar compromiso con la transparencia y la ética pública. En un país donde la confianza en las instituciones educativas es clave, la UV tiene la oportunidad de liderar con ejemplo.

La fiscalización no termina con la publicación de un informe; empieza con la acción correctiva y la claridad frente a la sociedad. La universidad tiene en sus manos convertir observaciones en lecciones, irregularidades en procesos robustos y hallazgos en credibilidad consolidada. Solo así, los números dejarán de ser preocupantes y se transformarán en símbolo de gestión responsable.