Más claro…
Por Felipe Mendiola Parra
Solo falta un poco más de siete meses para que se lleve a cabo el proceso electoral 2021, mientras tanto, los nuevos partidos políticos buscan afanosamente prospectos que puedan ser sus abanderados como dirigentes municipales, candidatos a diputados locales, diputados federales y alcaldes. Tienen el tiempo encima.
Pero pareciera que ninguno de esos dirigentes se ha preocupado por construir la imagen de esas nuevas siglas y, la gente que va a votar ese 6 de junio del próximo año, ni siquiera las conoce.
Algunos son gente nueva, muy nueva y desconocen las entrañas de esas estructuras que deben estar bien aceitadas, para que en menos de tres meses puedan hacer frente a los trabajos de penetración en la opinión pública. En un ejercicio rápido le pregunto a usted si conoce los nombres de algunos dirigentes de esos partidos.
Las nuevas organizaciones son Redes Sociales Progresistas, Encuentro Solidario (antes PES), Grupo Social Promotor por México (antes Nueva Alianza), Fuerza Social por México, Fundación Alternativa y Unidad Ciudadana.
Los otros partidos en contienda serán el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el Partido de la Revolución Democrática (PRD), Movimiento Regeneración Nacional (Morena), PT, PAN, MC y PVEM.
Considerando los desgastes que han tenido los partidos ya conocidos, los nuevos institutos políticos podrían arrancarían en esa gran carrera en igualdad de condiciones, es decir, los nuevos tendrían la oportunidad no solo de competir, sino hasta de ganar algunos distritos y municipios.
Así es que la primera competencia la tienen en este momento los dirigentes de esos partidos, donde muchos ni siquiera son conocidos, porque les falta estrategia, sobre todo de comunicación y se confían a emitir un mensaje en las redes sociales, pero sin contenido, sin fuerza para llegar hasta ese mercado electoral.
Si se quieren posicionar, si quieren figurar en el ánimo de la sociedad, contraten profesionales de la comunicación, no inventen modelos inoperantes y alejados de la realidad, porque desde ahora estarían dibujando el fracaso. Más claro ni el agua.