Úrsula Iguarán: El corazón palpitante de la serie “Cien Años de Soledad”.

* Lo fascinante de Úrsula es cómo su vida parece reflejar la de muchas mujeres latinoamericanas.

Notistarz-Foto- Serie Cien Años de Soledad- Netflix

/Por: Dani Franco*/

Bogotá, 22 enero (Notistarz).- Úrsula Iguarán es el “corazón palpitante” de la primera temporada de la serie Cien Años de Soledad, basada en la novela del escritor Gabriel Garcia Márquez(Gabo), que estrenó la plataforma de Netflix.

La primera temporada de la serie de Serie Cien Años de Soledad,  ha dado mucho de qué hablar, debido a la complejidad de esta novela que combina lo mágico con la realidad.

Muchos, han elogiado la serie por la forma en que recrea el mundo mágico-realista de Macondo. La adaptación visual ha sido considerada por algunos como un logro impresionante, ya que logra capturar la esencia de la novela en cuanto a atmósferas, paisajes y simbolismos visuales.

El uso de efectos especiales y de escenarios naturales ha sido apreciado como una forma adecuada de llevar a la pantalla el imaginario único de García Márquez.

Sin embargo, se ha cuestionado si la serie hace justicia a la complejidad de los personajes y los eventos de la novela. Cien años de soledad tiene una estructura narrativa que juega con el tiempo y con la naturaleza cíclica de las diferentes generaciones de la familia Buendía.

Algunos críticos consideran que la serie podría haber simplificado ciertos aspectos para hacerla más accesible al público masivo, mientras que otros, opinan que la adaptación no logra captar toda la riqueza emocional y filosófica que posee la obra literaria.

Uno de los personajes que ha cautivado a los espectadores e incluso lectores, ha sido el personaje de Úrsula Iguarán, la columna vertebral de la familia Buendía, que va hilando la historia de principio a fin.

En la serie representada por la actriz Marleyda Soto, quien da vida a Úrsula en su vida adulta y Susana Morales, quien interpreta este personaje en su juventud.

Úrsula Iguarán, es un personaje que encarna tanto la resiliencia como la tradición, no solo en el contexto del realismo mágico de Gabriel García Márquez, sino también dentro de la compleja realidad social de la mujer caribeña colombiana.

Su figura representa la fuerza, la determinación y el sacrificio que han marcado la vida de muchas mujeres en Colombia, especialmente en la región Caribe, donde el peso de las costumbres, la familia y la tierra se entrelazan con la dureza de la vida cotidiana.

Úrsula es la matriarca de la familia Buendía, pero no solo eso; es el pilar sobre el cual se edifica el relato. Desde su llegada a Macondo, muestra una energía incansable, capaz de soportar tragedias y adversidades que no solo son personales, sino también generacionales.

En sus manos se concentra la sabiduría popular y la tradición oral, pero también la capacidad de adaptación ante los cambios, de resistir los embates del tiempo. A través de su personaje, García Márquez nos presenta la figura de la mujer que, pese a estar atrapada en las expectativas sociales, se convierte en un agente de cambio y supervivencia.

Lo fascinante de Úrsula es cómo su vida parece reflejar la de muchas mujeres latinoamericanas, aquellas que, sin grandes protagonismos, se convierten en las verdaderas arquitectas de sus familias y comunidades.

Como muchas abuelas y madres en la región, es un ser que actúa más por intuición que por reflexión, pero que, al mismo tiempo, posee una profundidad emocional y una comprensión de la vida que trasciende el tiempo. Es el sostén invisible de una familia que, aunque esté marcada por el caos, encuentra en ella un lugar de orden y de protección.

Este tipo de mujer, que a veces no es completamente visible en los relatos históricos o sociales, es el alma de las comunidades del caribe.

Como Úrsula, muchas de ellas no se han detenido a contemplar su propio sacrificio porque están demasiado ocupadas en el cuidado de los demás.

En ese sentido, Úrsula refleja esa nostalgia que tanto nos conecta con nuestras propias raíces: el recuerdo de nuestras abuelas y madres que, con sus manos callosas y sus sabias advertencias, nos enseñaron a vivir, a resistir y, a entender el paso del tiempo.

En Úrsula podemos ver la mezcla de esperanza y desilusión, la lucha por preservar los valores ancestrales y, al mismo tiempo, la aceptación de las contradicciones de la vida.

Su resistencia al olvido, a la fatalidad del destino y a la tentación del mal en la familia Buendía, nos recuerda a esas mujeres latinas que, pese a los obstáculos históricos, sociales y económicos, siguen siendo la columna vertebral de muchas familias en Colombia.

Así, la figura de Úrsula nos conecta con una realidad profunda: la de una mujer que no solo carga con la tradición, sino que también, en su invisibilidad, es el corazón palpitante de la historia, ese eco de las mujeres que han dejado una huella, aun cuando no siempre se les reconoce. Es ese eco nostálgico que resuena en nuestras abuelas, nuestras madres y, tal vez, en nosotras mismas.

Notistarz/

*Dani Franco es actriz colombo-venezolana