*Astrolabio Político
/ Por: Luis Ramírez Baqueiro /
“Debemos estar unidos, incluso en la esperanza.” – Elie Wisel.
Martín Gerardo Aguilar Sánchez, actual rector de la Universidad Veracruzana (UV), ha sido hasta ahora el protagonista de uno de los episodios más oscuros en la historia reciente de la máxima casa de estudios del estado. Académico de formación, pero político por conveniencia, llegó a la rectoría en 2021 con el respaldo del entonces gobernador Cuitláhuac García Jiménez y del hoy senador Manuel Huerta Ladrón de Guevara, con quienes mantiene una estrecha relación que ha condicionado su gestión.
Desde su arribo, la UV ha vivido un retroceso palpable: disminuyó su presencia en los rankings internacionales, perdió dinamismo institucional y fue invadida por una pasividad funcional que paralizó su crecimiento.
Aguilar Sánchez ha encabezado una administración gris, sin logros académicos destacables, sin renovación curricular ni fortalecimiento de la investigación. Bajo su liderazgo, la UV pasó de ser referente en el sur-sureste del país, a quedar en el olvido nacional.
Ahora, en el epílogo de su gestión, el rector busca perpetuarse en el cargo con el respaldo de una Junta de Gobierno cuestionada por su falta de transparencia. Su intento de reelección no solo se percibe como un albazo, sino como una amenaza directa a la autonomía universitaria conquistada desde 1997.
La posibilidad de que la comunidad no sea escuchada ha encendido las alarmas entre estudiantes, académicos y trabajadores, y podría detonar un brote de ingobernabilidad, con protestas masivas y desequilibrio político en Xalapa, la sede principal de la UV.
La reciente manifestación encabezada por Rafael Vela Martínez, Jorge Manzo Dennes y Marisol Luna representa un punto de inflexión. Vela, académico destacado, es voz crítica y articulada; Manzo, posee legitimidad institucional y conocimiento profundo del entramado universitario; Luna, investigadora con liderazgo joven, representa una nueva visión con perspectiva de género y compromiso con la equidad, aun cuando algunos la vinculan con Martín Aguilar convirtiéndola en el caballo de Troya del actual rector.
De los tres, Jorge Manzo Dennes parece ser el perfil con mayores probabilidades de llegar a la rectoría: su experiencia, su manejo sin escándalos en el pasado y el respeto que aún conserva entre amplios sectores universitarios lo colocan como opción de consenso. Sin embargo, tanto Vela como Luna han sumado simpatías y su posicionamiento en las calles revela que esta vez, el futuro de la UV se disputará también desde abajo, con movilización y voz crítica.
La Universidad Veracruzana enfrenta un momento decisivo. La permanencia de Aguilar Sánchez significaría más oscuridad, más silencio y más retroceso. La comunidad universitaria tiene la palabra.
Al tiempo.
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