Más claro…
Por Felipe Mendiola Parra
Si es verdad que las autoridades del sector salud y del municipio son las responsables de vigilar el control de la pandemia, también es cierto que cada uno de nosotros tenemos la obligación de tomar todas las medidas más adecuadas para evitar el contagio del Covid-19.
Se ha repetido muchas veces que hay personas que no pueden dejar de trabajar y por lo mismo tienen que salir de sus casas y está bien, pero muchas otras que en sus empresas o en sus empleos del gobierno recibieron los días libres por este problema, no cumplen con esas medidas y se salen a la calle, provocando que el contagio se siga extendiendo.
En todo el país en una semana los casos crecieron en más de 80 mil, es por eso que la ciudad más poblada, la ciudad de México, ya enfrenta un serio problema porque al menos 20 de los 29 hospitales del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en la zona metropolitana, que atienden a pacientes con covid-19 se encuentran completamente saturados.
En esa enorme ciudad solamente cinco nosocomios cuentan con disponibilidad mínima, de acuerdo con datos oficiales del gobierno federal, por lo que de nueva cuenta el gobierno de la ciudad de México volverá a cerrar los comercios con un horario corrido hasta las 5 de la tarde.
En España se declaró la emergencia prorrogable hasta marzo de 2021; Reino unido anunció bloqueo de un mes; Francia 2 semanas; Alemania cuatro semanas; Italia está en las mismas condiciones.
Todos estos países han confirmado que la segunda ola es más mortal que la primera, por lo que solicitan el máximo cuidado y todas las precauciones.
Solo es cuestión de hacer una reflexión y ver cuál es nuestra situación; en que estamos fallando; por qué no nos apegamos al protocolo del sector salud tal y como lo indica.
Todos quisiéramos creer que la muerte no vendrá a nosotros por el Covid-19, pero cuando nos demos cuenta podría ser demasiado tarde y ser víctimas de este mal, tan solo por un descuido.
En la calle seguimos viendo gente sin cubre bocas, mientras que los jóvenes continúan organizando fiestas y no hay conciencia del grave peligro que enfrentan.
Si la historia nos dice que la segunda ola es más peligrosa que la primera, como fue el caso de 1917 a 1919 con la gripe española, donde murieron millones de personas, pues sencillamente hagamos un esfuerzo más y vamos a esperar con paciencia la vacuna. Más claro ni el agua.