Por Livia Díaz
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Te deseo que no te caigas de las escaleras,
que no te resbales.
Ah, y que no te cague un pájaro.
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Que tengas una feliz Navidad
aunque ya no me quieras
ni te acuerdes
ni me mandes regalos.
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Te deseo que en tu mesa tengas sanwiches de mermelada
y galletas saladas quitahambres
tan siquiera.
Como esos que comimos tan felices
una vez en Juchitán.
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Nada de pobrezas
sólo amor.
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Nada de arrastrase
que eso es miseria.
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Sólo amor y misericordia
paz y concordia.
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Nadamás lloraremos mañana
por Acteal y su gente
que aún llora
todo llora.
Por ver a esos presos
acusados de cosas que no hicieron
y esos libres que todavía se ríen de los asesinados.
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¿Ves como aún no están muertos?
Así nosotros.
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