Ventanilla 4T

Denise Dresser

Pásele a la ventanilla 4T, joven. Ahí le atienden si quiere una adjudicación directa, o un contrato, o un permiso. Este gobierno está para servirle y servirse, para ayudarlo y ayudarse. Ahora, en la heroica transformación del país ya no le llamamos “corrupción”. Como bien dice nuestro amado Presidente, aportando y aportando, ahí la vamos llevando. Hay que ver la mañanera. Ahí nos enseña todo lo que debemos saber; todo lo que debemos creer; el Padrenuestro que debemos rezar. Se trata de ayudar al pueblo, y Manuel Bartlett también es pueblo. Eso de la mafia en el poder ya se acabó, porque ahora los nuestros despachan, y a ellos ya les llegó la cartita de López Obrador diciendo que debemos ser honestos, y pues estamos haciendo la lucha, pero tampoco hay que exagerar. Dando y dando.

Los de antes eran peores. Los del PRIAN saquearon al país, y lo bueno es que a Peña Nieto sí lo van a juzgar, aunque mucha gente no haya votado en la consulta popular. A él sí lo van a encarcelar porque López Obrador ya prometió que “nadie por encima de la ley”. Los malditos neoliberales se aprovecharon del pueblo, pero quienes rodean al Presidente se saben de memoria la Cartilla Moral. Por eso no debemos hacerle caso al estudio más reciente del Instituto Mexicano Para la Competitividad que anda circulando. Ese es un documento mentiroso hecho por la sociedad civil -financiada por gobiernos extranjeros- que sólo quiere seguir haciendo negocios. Son nuestros adversarios y callaron como momias en gobiernos pasados. Mejor nos olvidamos de cómo el gobierno de Peña Nieto los espiaba por reportes críticos que producían. Antes citábamos sus documentos, pero ahora sabemos que siempre han formado parte de la ultra-derecha golpista, apoyada por USAID. Los gringos son unos malditos imperialistas intervencionistas, pero ni modo. Hay que ayudarles a cazar migrantes a cambio de que nos den vacunas.

Y no hay que leer el “Índice de riesgos de corrupción sobre las compras públicas en México”, elaborado por ultra-tecnócratas al estilo de Gerardo Esquivel. El subgobernador del Banco de México que no entiende que no entiende. Si el Presidente quiere usar el dinero que nos va a dar el FMI para pagar de manera anticipada una deuda que tendríamos que saldar hasta dentro de 20 años, pues hay que complacerlo. Ni que estuviéramos en plena pandemia y crisis económica y necesitáramos más recursos para afrontar la emergencia. Ni que fuera tan importante la autonomía del Banco de México. Ni que la credibilidad internacional del país dependiera de mantenerla. Ni que hubiéramos sufrido crisis económicas cada sexenio cuando la política económica la manejaban desde Los Pinos. Aquí cuando AMLO pregunta desde Palacio Nacional ¿qué horas son?, hay que responderle: “las que usted quiera, Sr. Presidente”. Porque es un honor estar con Obrador.

Y los del IMCO son adversarios que no les importa el pueblo. Están llenos de odio y sólo nos quieren golpear. Ahí están unos datos que seguro van a sacar en el “Quién es quién en las mentiras”, en el “Tribunal de la Verdad”, donde una señorita Vilchis lee lo que le pide el Presidente. Y seguro es mentira que entre 2018 y 2020 aumentó el riesgo de corrupción en las compras públicas en 147 de 247 instituciones federales, por la falta de competencia, poca transparencia e incumplimiento de la ley. Seguro es una exageración que el riesgo de corrupción aumentó 59%. Dicen que hicieron ese mapa con información oficial, pero ya sabemos que el Presidente tiene otros datos; cifras reales que no inventan los burócratas heredados del periodo neoliberal. AMLO les va a corregir la plana, como lo hizo con esa carta responsiva que la secretaria de Educación Pública anunció en la mañanera, y nuestro líder después descubrió que era falsa.

Ya chole. Ese estudio forma parte de la guerra sucia impulsada por la oposición moralmente derrotada. En la 4T no ocurre lo que señalan: que la Semar otorgó 96% de sus contratos sin competencia, que la Administración Portuaria de Salina Cruz adjudicó 99% de sus contratos de manera directa; que 66% de las adjudicaciones directas de Sedena no tienen el contrato publicado, y un montón de anomalías más. Esos chanchullos sólo los hacía el PRIAN. Ellos sí permitían gobierno rico con pueblo pobre. Ellos sí eran unos elitistas, privilegiados, que usaban al gobierno como botín. Nosotros no. Nosotros somos diferentes.

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