#Veracruz. Asesinan a cuatro mujeres en el norte de la entidad.

*Una jornada de violencia que exige justicia con perspectiva de género, ante tantos asesinatos de mujeres en esa zona.

*Las mujeres asesinadas no son cifras: son vidas truncadas por un sistema que sigue fallando en su deber de protegerlas.

16..03.2025.- La madrugada del 16 de septiembre, mientras en muchas plazas del país se celebraba el aniversario de la Independencia, en el norte de Veracruz se vivía una jornada marcada por el horror. Cuatro mujeres fueron asesinadas en dos hechos distintos, en los municipios de Coatzintla y Papantla, en un contexto que refleja la persistente violencia feminicida en la región.

Coatzintla

A primera hora del día, en una brecha entre los fraccionamientos Kawatzin y Geovillas, fueron encontrados los cuerpos de dos mujeres abrazadas con huellas de violencia.

El hallazgo lo realizó un velador, quien dio aviso a las autoridades. En el sitio se encontraron por lo menos 8 casquillos de arma de fuego, lo que sugiere una ejecución nocturna.

Las víctimas aún no han sido identificadas oficialmente, y la autoridad nada ha informado sobre las ejecuciones de mujeres.

La Fiscalía estatal abrió una carpeta de investigación, pero hasta ahora no ha ofrecido detalles sobre posibles líneas de investigación ni sobre el contexto de las víctimas. La zona fue asegurada por elementos de la Policía Estatal y del Ejército, en un operativo que se repite sin respuestas claras.

Ese mismo día, en la comunidad de Carrizal, dos mujeres identificadas como Maclovia y Eugenia Sosa fueron ejecutadas dentro de su vivienda. Según versiones preliminares, hombres armados ingresaron al domicilio y dispararon directamente contra ellas. Se estiman vínculos familiares con una funcionaria municipal.

En ambos casos, las autoridades han prometido operativos y coordinación interinstitucional, pero no han ofrecido información sobre posibles responsables ni sobre el contexto de riesgo que enfrentaban las víctimas.

Tampoco se ha activado un protocolo de feminicidio, a pesar de que los hechos cumplen con los criterios establecidos por la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.

Los asesinatos de estas cuatro mujeres no pueden ser tratados como hechos aislados. Ocurren en una región marcada por el abandono institucional, la impunidad y la normalización de la violencia contra las mujeres.

Se requiere una respuesta integral que reconozca la posibilidad de un patrón feminicida, active mecanismos de reparación y garantice justicia con enfoque de género.

Ambos crímenes ocurren en municipios separados por apenas 20 kilómetros, en una región que ha visto cancelaciones de actos cívicos por motivos de seguridad y donde la violencia contra las mujeres se ha vuelto una constante ignorada.

Este doble feminicidio, ocurrido en el marco de una fecha nacional simbólica, interpela no solo a las autoridades, sino también a los medios, instituciones y sociedad civil sobre la urgencia de abordar la violencia de género como una prioridad estructural.