/ Yamiri Rodríguez Madrid /
Mientras nuestras autoridades veracruzanas están concentradas en encarcelar a sus opositores políticos, la violencia se desborda de nueva cuenta. En menos de 24 horas, la semana pasada, ocurrieron dos hechos violentos que ya marcan al 2022 con sangre y regresan a Veracruz a la palestra nacional.
El primero fue el mortal asalto en un fraccionamiento exclusivo de la capital del estado, en donde una señora de la tercera edad fue asesinada mientras que su esposo se debate entre la vida y la muerte; una pareja reconocida y apreciada en la capital del estado. El segundo hecho fueron los 9 cuerpos tirados en una carretera del sureño municipio de Isla con un mensaje en cartulina de un grupo criminal, solo un día después de que en Zacatecas aparecieran 10 cuerpos frente al Palacio de Gobierno. Veamos caso por caso.
Sobre el delito perpetrado en El Porvenir, 24 horas después de los hechos, la Fiscalía dijo, sin dar detalles para no afectar las investigaciones, que ya se sigue una línea. Sobre la masacre tuvo que salir otra vez el gobernador Cuitláhuac García Jiménez, como vocero de todos los males de Veracruz, con la letanía de que no se tolerará a ningún grupo criminal, que estos andan molestos porque ya no se pacta con la administración como sucedía en el pasado y, por si fuera poco, estos morenistas tuvieron la puntada de hacer un recuento de “sus logros” en impartición de justicia. Habría que ver el rezago que existen en carpetas de investigación y si las víctimas y sus familiares comparten la misma percepción.
Evidentemente, hay muchos otros incidentes violentos a lo largo y ancho del estado. El mismo jueves un joven en Coatzacoalcos fue asesinado de 5 tiros en su casa, después de que un sujeto tocara a su puerta y escapara en moto; otros cuatro cuerpos aparecieron en la localidad de Rinconada, en Emiliano Zapata, más los robos, extorsiones y homicidios que son de todos los días.
Muy desafortunadas las declaraciones de la diputada federal morenista, Rosa María Hernández Espejo quien señaló que en el pasado tiraban más cuerpos, como los 35 en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río, previo a una reunión de procuradora en los tiempos de Duarte. No se trata de cantidad, sino de que estas cosas no deberían ya suceder, sobre todo cuando ellos prometieron el cambio. Bien dicen que en boca cerrada, no entran moscas.
Y hay otro dicho que reza que no hay peor ciego que el que no quiere ver y mientras aquí las autoridades sigan empecinadas en que su “estrategia” es la correcta, poco cambio podrá haber en materia de seguridad en Veracruz. Hagamos votos para que esto no sea, otra vez, una escalada de violencia.
@YamiriRodriguez