Veracruz y el drama migrante .

/ Yamiri Rodríguez Madrid /

Hace unos días, la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) dio a conocer un dato escalofriante, una cifra que debe mover a la acción a nuestras autoridades: en un año han rescatado casi 25 mil migrantes en territorio veracruzano.

De acuerdo con el reporte oficial, elementos policiales han resguardado de octubre de 2022 a noviembre de 2023 a 19 mil 524 hombres, tres mil 952 mujeres y mil 94 menores de edad, además del aseguramiento de 170 vehículos y 192 detenidos por tráfico de personas. Todos los días se informa de la ayuda humanitaria que se proporciona en el sur, pero en el acumulado anual es cuando dimensionamos el tamaño de la crisis.

La dependencia estatal incluso dio a conocer que este mismo miércoles, policías acompañaron a un contingente de más de 500 migrantes que ingresaron al estado provenientes de Oaxaca, a la altura de la localidad Suchilapan del Río, en el entronque con la desviación del mismo nombre. Apenas el 11 de noviembre, rescataron a 72 migrantes que se encontraban abandonados en el municipio de Actopan; entre ellos iban varios menores. El 14 de septiembre, 350 centroamericanos fueron rescatados hacinados y deshidratados al interior la caja de un tráiler en Cosamaloapan.

Un día antes, un grupo de migrantes de Honduras, Cuba, Brasil y otras nacionalidades fue localizado en un autobús cuando circulaban sobre la autopista Veracruz-Córdoba en el kilómetro 14 a la altura de Cuitláhuac y así podemos seguir mes con mes, hasta llegar a esos números oficiales.

Todos los días cruzan por Veracruz, provenientes de Honduras, Guatemala, Venezuela, Ecuador, Cuba y El Salvador, primordialmente, buscando una mejor vida ya no nada más en Estados Unidos, sino aquí en nuestra tierra.

Tan solo en la región Xalapa, vemos a estos migrantes, muchos en familia, vendiendo y pidiendo una moneda, en Las Ánimas, en Araucarias, en Murillo Vidal y hasta en Coatepec, aunque no son ciudades obligadas en el paso migrante. Tienen meses y años en este punto del país, rentan viviendas en grupo, en las periferias de la región, porque aún así viven mejor aquí que en sus lugares de origen.

Otros, en su intento de cruzar la frontera norte, pasan las de Caín; algunos ni siquiera logran el sueño porque son deportados, blanco del hampa o sufren un accidente.

Por eso urge generar políticas públicas efectivas, desde el plano internacional, nacional, estatal y municipal, que ayuden a frenar el éxodo, a salvar vidas, a dar un trato humanitario, a quien solo quiere y tiene derecho a una mejor vida, pues los nuestros también emprenden la marcha hacia Estados Unidos y Canadá. No son cifras, son personas con necesidades y sueños.

@YamiriRodriguez