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/ Yamiri Rodríguez Madrid /
Una infodemia se produce por un exceso de información, incluyendo información falsa o engañosa, en entornos digitales y físicos; provoca confusión y también genera desconfianza en las autoridades. Con la creciente digitalización en los últimos años, la información puede difundirse con mayor rapidez. Esto puede contribuir a llenar más rápidamente los vacíos de información, pero también puede amplificar los mensajes perjudiciales. Esto, desafortunadamente, se repite en Veracruz.
El caso más recuente es el de Álamo, en donde hay personajes y grupos que buscan lucrar con la tragedia. En medio del dolor por el atroz crimen de Irma Hernández Cruz, maestra jubilada y trabajadora del volante, la reacción pública debería ser unánime: exigir justicia, acompañar a la familia y respaldar a las instituciones que hoy tienen la responsabilidad de encontrar a los responsables y castigarlos con todo el peso de la ley. Sin embargo, insisto, algunos han optado por el camino más fácil y ruin: tergiversar los hechos, sacar de contexto las declaraciones oficiales y utilizar la tragedia con otros fines.
La gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle García, declaró de forma clara que la causa de muerte de la señora Irma fue un infarto, información proporcionada por los peritos forenses de la Fiscalía General del Estado (FGE). En ningún momento se minimizó la violencia del crimen, ni mucho menos se pretendió justificar o encubrir a los agresores. Por el contrario, se señaló que el infarto fue consecuencia directa de la brutalidad ejercida contra ella.
Pero esa declaración, alejada de cualquier tipo de especulación, con bases técnicas, fue sacada de contexto para generar una narrativa perversa: que el gobierno minimiza los hechos, que se quiere “cerrar el caso” o incluso que hay complicidad con el crimen. Nada más falso. Y, lamentablemente, nada más ofensivo para la familia de la víctima. Utilizar este crimen para golpear políticamente a una administración es no sólo bajo, sino inmoral. Lucran con el dolor de una familia que aún está en duelo, y en lugar de alzar la voz para exigir justicia, buscan protagonismo y reflectores.
La gobernadora Rocío Nahle ha sido contundente: en Veracruz no habrá impunidad. Desde el inicio de su administración, ha insistido en el combate frontal contra la inseguridad, ha fortalecido la coordinación con las fuerzas federales y ha impulsado programas como “Veracruzana Protegida” para atender de forma inmediata a mujeres víctimas de violencia. No son discursos: son acciones.
Nadie puede ignorar el contexto de inseguridad que viven muchas regiones del país, y Veracruz no es la excepción. Pero tampoco se puede ignorar el compromiso de un gobierno que trabaja todos los días, con hechos, por devolverle la paz a las y los veracruzanos que se perdió desde hace más de dos décadas. El caso de la señora Irma duele. Duele profundamente. Pero también exige responsabilidad, seriedad y altura de miras. Lo que no se vale es aprovecharse del dolor ajeno para sacar raja.
Hoy más que nunca, se necesita unidad para exigir justicia, no división para hacer política con el sufrimiento. Lo verdaderamente urgente es que los responsables sean detenidos y castigados. Lo demás, es oportunismo disfrazado de indignación.
@YamiriRodriguez