Yamiri Rodríguez Madrid.
Si usted tiene un automóvil sabe cuán estricto es cumplir con la verificación vehicular. Sea un coche con varios años rodando o recién sacado de la agencia, dos veces por año tiene que someterlo a esta prueba y pagar, en cada ocasión casi 400 pesos. Si por casualidad lo llega a detener un agente de tránsito y usted no tiene el engomado correspondiente, la multa es altísima.
Por eso da mucho coraje que, si uno cumple con lo que le corresponde, no se aplique la misma severidad con el transporte público. Basta circular detrás de un camión urbano para darse cuenta que eso de la revista vehicular a la que se someten pareciera solo un mito urbano.
Si hiciéramos el ejercicio de monitorear durante un par de horas todos los camiones que pasan, por ejemplo, sobre el Circuito Presidentes, en la capital veracruzana, constataríamos que la mayoría no sabe lo que es una afinación desde hace varios años.
Sin embargo, nadie los detiene. Pareciera que muchos conductores de camión gozan apretar en cada alto el acelerador para echar su negro nubarrón a los que están detrás. No hace mucho, me tocó presenciar como un motociclista que iba detrás de un camión, se tuvo que orillar a quitarse el casco porque literalmente se estaba ahogando por su escape.
Ojalá y que, en esta administración, la Secretaría de Medio Ambiente (Sedema) sí pueda meterlos en cintura, pues los niveles de contaminación que están alcanzando varias ciudades veracruzanas, entre estas Xalapa y Minatitlán, ya son preocupantes. Si bien no es la única fuente contaminante, ayudaría a reducir los niveles significativamente. Nosotros podemos darle una ayudada a la autoridad tomando foto y número económico de esas unidades ecolocas, dado que es imposible que en cada calle haya un agente de tránsito y, si tenemos vehículo, llevémoslo a la verificación. Todo lo que hagamos hoy en pro, o contra el medio ambiente, hará la diferencia en un futuro no tan lejano.
@YamiriRodriguez