VIOLENCIA EN LA CAMA

En el contexto de la intimidad de las relaciones de pareja (noviazgos y matrimonios) debemos entender que es muy común que tanto hombres como mujeres utilicen el ejercicio de la sexualidad como un despliegue de control y poder sobre el otro, olvidándose por completo de que toda actividad íntima, para que ésta resulte placentera, debe y tiene que ser consensuada por ambas partes. Nada por la fuerza.

Sin embargo, entre las parejas lamentablemente es práctica común ejercer abuso (fisico, emocional, psicológico, financiero, tecnológico y, por supuesto, sexual), por lo que no sorprende que aquí en México desde inicios de este siglo la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) haya tipificado la figura de “violación en el matrimonio” y ésta no sólo se da del hombre hacia la mujer, también ocurre a la inversa aunque no existan muchas estadísticas al respecto porque en las sociedades occidentales es muy poco común encontrarnos con varones que denuncien este tipo de conductas.

Así las cosas, debemos entender que tanto en los noviazgos como en los matrimonios no es una obligación tener relaciones sexuales, aunque así se les hizo creer durante generaciones a las mujeres, a quienes se les inculcó desde el seno familiar el patrón machista y misógino de que, aunque no quisieran, estaban obligadas a cumplirle al marido.

Nada de eso.

La comunión íntima de una pareja tiene que responder primigeniamente a un deseo amoroso, recíproco y de atracción; pero también debe der un acto de voluntad y de conciencia mutua. Debe ser interior, emocional y orientada hacia un placer interpersonal e intrapersonal, en donde cada parte involucrada tenga permitido conservar su individualidad. Por lo tanto, nadie es dueño del otro. Así que cualquier imposición humillará, degradará, anulará e inmovilizará a uno de los dos; además de que en actos donde se obligue a alguno de los involucrados a realizar alguna actividad que no sea de su agrado irremediablemente traerá como consecuencia la ruptura de la armonía del vínculo entre estas dos personas.

También tenemos que recalar en una situación sumamente importante (y grave): El sexo forzado dentro del matrimonio bajo los ojos de la ley es considerado una violación. ¿Por qué? Simplemente porque los tribunales establecen que la libertad de un hombre o una mujer casados o en pareja es igual que la de cualquier otra persona, por lo que aquellas víctimas de violencia sexual dentro de su matrimonio pueden y deben denunciar cualquier abuso perpetrado por su cónyuge. Por lo que ya es momento de superar esa denigrante cultura del “es tu obligación” y “ya es domingo… hoy te toca”.

Cambiemos el chip de nuestra percepción con respecto al sexo. No está bien insultar, golpear y forzar a alguien a hacer algo que no desea realizar. Desechemos de una buena vez esa falsa creencia de que por estar casados con alguien tenemos acceso automático al goce carnal. La libertad sexual de las personas no se anula por la relación conyugal. Armonicen con sus parejas y den un giro de 180º a sus creencias y conceptos.

Y no olviden que todos los sábados a la medianoche los espero en su programa “Exclusivo Para Hombres”, que se transmite por Telefórmula (por favor chequen su sistema de cable predilecto para verificar la nomenclatura de los canales).

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