DE FRENTE Y DE PERFIL
RAMÓN ZURITA SAHAGÚN
La duda surge en tres vertientes sobre lo que le depara al país en futuras elecciones: 1.-Mantener al INE como está, con reducción de costos. 2.- Que sea el gobierno el organizador de los comicios. 3.- Generar nuevamente suspicacia sobre la democracia nacional.
Por enésima ocasión, se pretende reformar la Ley Electoral para establecer en ella nuevos conceptos sobre la conformación de los órganos reguladores de los comicios, en lo que algunos ubican el retorno a un pasado nada claro.
1988 fue la última elección presidencial en ser organizada desde las altas esferas del gobierno, ya que la CFE, fue sustituida después con la creación del IFE, el que en un principio tenía como rector a la secretaría de Gobernación.
Hasta entonces, muchas sombras de sospechas se marcaban sobre una nada transparentes democracia mexicana, en la que los comicios presidenciales de 1929, 1940, 1946, 1952 y 1988 estuvieron manchados por supuestos fraudes electorales.
Es cierto que los resultados oficiales de esos años establecían una amplia diferencia entre el ganador y los perdedores, se mantuvo la idea de que se había recurrido a fraudes electorales en cada uno de esos procesos electorales.
Ante esas dudas se procedió a la creación del Instituto Federal Electoral (hoy INE), con la intención de democratizar los comicios, consiguiendo con el avance de los años crear consciencia entre los ciudadanos y dar confianza a los mismos del respeto a su voto.
La elección de Ernesto Zedillo no provoca ninguna duda, como tampoco la de Vicente Fox, lo que generó mayor confianza entre los electores y significó el avance democrático del país.
Después vino al triunfo de Felipe Calderón y nuevamente surgieron dudas sobre el posible amaño de los resultados y hubo de trabajar a fondo para reintegrarle la confianza a los electores, aunque el siguiente proceso (2012) fue visto con sospechas, pero ya no tan grandes como las generadas en 2006.
Los más recientes comicios presidenciales evidenciaron una diferencia abismal entre el primero y segundo lugar que no hubo dudas sobre el resultado y la población quedó satisfecha con el avance democrático.
Sin embargo, en esta ocasión, desde el Congreso se lanzó una embestida en contra del Instituto Nacional Electoral, encargado de los procesos electorales, donde se pretende, entre otras eliminar los órganos estatales, reducir el número de consejeros y de presupuesto a los partidos políticos y hasta proponer que sea desde el gobierno, como se hacía antaño, que se preparen los comicios.
Las ideas son siempre tendientes a reformas de la Ley Electoral, como si nadie estuviese satisfecho con todos los cambios realizados cada sexenio.
2.- Surge la preocupación en Ignacio Durán, quien fue el gerente de Comunicación Social de PEMEX, en la administración de Emilio Lozoya Austin, toda vez que se solicitó a detalle información de todos los contratos otorgados en su gestión, así como de gasto corriente, en especial los nexos con la comercializadora operada por el arquitecto Luis Rubén Sáenz.
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