Votar es para valientes .

*Análisis Sin Fronteras.

/ Ana Maria Salazar /

Cierren los ojos un momento. Estamos a menos de 10 días de las elecciones más grandes en México y seguramente las carreteras del país están enfrentando el tráfico electoral. Los partidos y operadores en este momento mueven millones de pesos en efectivo en maletas para poder asegurar que lleguen antes del 2 de junio a sus destinos. Requiere de un operativo especial mover tanto dinero en el país.

Una de las grandes diferencias entre Colombia y México es que el crimen organizado en el país suramericano ha desarrollado una estrategia de control político que incluye tener su propia bancada legislativa en los últimos 30 años: legisladores electos gracias al apoyo del crimen organizado o grupos paramilitares. Estos dedicados legisladores redactaban, debatían y aprobaban leyes que favorecían a los “patrocinadores” criminales en sus procesos penales.

De hecho, en 1992, la Asamblea Nacional Constituyente, debido a dinero y amenaza de los “extraditables”, eliminó la extradición de colombianos. Años después, el gobierno impulsó una contrareforma constitucional, en parte por presiones del gobierno estadounidense. Otro importante ejemplo que nos proporciona Colombia es el caso de la “parapolítica”, donde paramilitares tenían su propia bancada legislando a favor del presidente Álvaro Uribe. En el 2013, sesenta congresistas fueron condenados por sus vínculos con grupos armados. La mayoría purgó cárcel.

Hasta la fecha, grupos criminales mexicanos no se han organizado en bancadas en el Congreso y el Senado para “defender” sus intereses y ser parte del plan C de Andrés Manuel López Obrador. ¿Es por falta de interés o de capacidad?

Tal vez la respuesta es más sencilla. Los elementos criminales no necesitan organizarse políticamente a nivel nacional porque sus “intereses” están reflejados en las elecciones municipales y de gobierno. Además, organizarse para afectar la elección de la presidenta, senadores y cámara diputados requiere de presencia nacional.

En general, el papel de los criminales en las elecciones es asegurar que su “candidato” gane, haciendo uso de amenazas y entrega de efectivo a cambio del voto. De ser necesario, también pueden operar las elecciones a favor del mejor postor o partido, repartiendo dinero y asegurando los votos a favor de su “cliente”. Adicionalmente han jugado un papel en el secuestro y asesinato de operadores políticos y de candidatos, botón de ejemplo lo que sucedió en Sinaloa donde, según reportes periodísticos, en las elecciones de 2021, posiblemente 200 operadores de la oposición fueron secuestrados en Sinaloa.

Pero si una de estas organizaciones criminales lograra introducir dinero en una campaña presidencial, proporcionando al círculo cercano y familiares del candidato, y grabando el intercambio de dinero, bueno, esto sería el equivalente a sacarse la lotería. En este escenario más que robarse las elecciones, la presidenta y su gobierno serían “rehenes” a estas organizaciones, sometiendo al estado ante el temor de que se hiciera público el pago al presidente, personas cercanas o familiares.

En teoría, la presión nacional e internacional ante el hecho o información que mandatarios recibieron dinero debería traducirse en un costo político. Pero México no es un país normal, y en el caso de Andrés Manuel López Obrador, sus tratos públicos con grupos criminales no han impactado enormemente su popularidad.

Es importante entender cuáles son los objetivos de estos grupos criminales porque son ellos los que tienen más capacidad de impactar las elecciones. Hasta la fecha son pocas las personas investigadas por asesinato de los más de 30 candidatos y las amenazas recibidas por más de 200 candidatos y candidatas han recibido cientos de amenazas y secuestros.

Y ahora estos grupos se dedican a acarrear electores y exigir que voten a favor de los narcocandidatos. Y la mejor forma de comprobar que alguien votó según lo ordenado es que les exigen que tomen una foto a la boleta electoral. También está la eventualidad de usar un plástico transparente para ejercer tu voto sobre el plástico, ponerlo sobre la boleta electoral, y enviar una imagen del voto. Otra forma de defender su voto es poner la cruz en la casilla del candidato, según lo ordenado, tomar la foto y enviarla a los representantes de los criminales, inmediatamente después poner una paloma y la palabra “sí” en el cuadro de tu candidata favorita. En conversaciones con algunos expertos, las autoridades electorales tienen que definir cuáles eran las intenciones del elector cuando voto.

Estas son dos formas de que los ciudadanos puedan enfrentar las presiones de grupos criminales, maestros disidentes y elementos de grupos armados.

Pero al sugerir esto, lo que le estamos pidiendo a los electores es que estén dispuestos a correr un riesgo de represalias por desobedecer o tomar el dinero que les ofrecen.

Definitivamente, para votar en México hay que ser muy valiente.