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/Clara Scherer/
19.04.2024.- Entre una dádiva y un derecho, se juega la dignidad. Sabemos la angustia de no tener qué comer y más cuando hay pequeñines. Sabemos que el PRI hacía de la dignidad un trapo para sacudir, y esos priistas, muchos, muchísimos, corrieron a Morena y ahí están.
Entre una dádiva y un derecho, se juega la libertad. Sabemos que para muchos, lo importante es pájaro en mano y toman lo que les dan, pero deciden según su conciencia y no creen en amenazas. Su libertad, microscópica, votar por quien quieren, no la enajenan por gritos y sombrerazos lejanos, instalados en nuestro Palacio Nacional.
Entre una dádiva y un derecho, la igualdad se ha deshilachado. Si los hombres ganan más, a las mujeres les debieran compensar con más. Pero no. El machismo brinca de coraje cuando aparece la luminosa igualdad.
Entre una dádiva y un derecho, eso de los pobres primero eclipsa a las pobres mujeres, niñas y niños. Sabido es que las mujeres dedican 90% de sus ingresos a la educación, alimentación y salud de sus familias, mientras que los hombres sólo aportan entre 40 y 30% a estas fundamentales células: las familias. He ahí una causa de la desigualdad, de la riqueza de los hombres y la pobreza de las mujeres.
https://www.bancomundial.org/es/news/feature/2016/12/06/en-que-gastan-mu…
Entre una dádiva y un derecho, la información verídica resulta crucial. Engañar con que la dádiva es porque un señor la envía es perversidad. El derecho está inscrito en la Constitución, los impuestos que la ciudadanía paga son contabilizados y se resuelve para cuántas personas debe alcanzar, y las instituciones dedicadas a dispersar recursos hacen su parte.
Nadie se debe apropiar de un derecho. Aunque el artículo 3º lo hayan inscrito en tiempos de Carranza, nadie debe agradecerle ese enorme beneficio que es la educación pública. Igual, las pensiones se han inscrito y se ha cumplido con entregarlas. (A medias, porque no hay padrones visibles y auditables y según dicen, hay más nombres que personas adultas mayores).
https://www.infobae.com/mexico/2024/02/20/600-mil-mexicanos-fantasma-cob…
Hacer caravana con sombrero ajeno es de cínicos. Propalar mentiras es el antecedente de sociedades crueles, y si son machistas, peor. Quien se cree dueño de la verdad es una seria amenaza a la libertad, la igualdad, la verdad y la dignidad. Basta recordar a los extremos a los que han llegado hombres como los agrupados en Boko Haram, cuyo líder dice seguir las enseñanzas de su dios y tener a la verdad instalada en su cabeza.
Caso extremo, pero existe a los ojos del mundo. Quien se apodera del poder, enloquece. Nada nuevo, pero cada día vemos un nuevo ejemplar de trastorno por el poder absoluto. De Boko Haram se dice que es un grupo terrorista, pero cualquier grupo que quiera imponer su ley utiliza el miedo y el terror como herramienta.
La modificación a la ley de amparo va en dirección autoritaria. Esa facultad de sólo yo decido quién es merecedor de perdón, también. Ese afán desmedido por ser la única voz en el ambiente nacional, además de aburrido, persigue condenarnos al silencio.
No votemos chueco. Los derechos los garantiza una democracia que informa con veracidad, protege el voto libre y secreto, sabe contar los votos y garantiza elecciones sin canchas disparejas. A la vista, una candidata que escurre el bulto ante sus responsabilidades; otro que parece anuncio de Colgate y una que está por méritos propios en el lugar que ocupa. Votemos informados y con libertad.
