¡Y hay quien no quiere vacunarse! /2

Sin tacto

Por Sergio González Levet

Pues sí, como dije ayer, no obstante tantos avances científicos en el área de la medicina, aún hay personas que siguen viviendo como en el medioevo y otras que de plano no han salido de las cavernas.
Y por eso no quieren vacunarse.
Y por eso le creen más a los ocurrentes de Internet que a los científicos, y afirman que las vacunas son prácticamente un veneno y no la salvación del mundo que se nos empezó a descomponer hace un año.
Comenté que muchos que no quieren aceptar el pinchazo salvador caerán en la enfermedad y enfrentarán una muerte muy fea, si es que hay alguna bonita.
Y decía que la familia del enfermo permanece afuera del hospital a la espera de noticias sobre el estado de su pariente, que llegan muy espaciadamente y casi siempre son poco alentadoras…
El Gobierno afirma que los tratamientos para la Covid-19 son gratuitos, pero sucede que en los hospitales públicos tienen pocos elementos para controlar la enfermedad y sucede a menudo que los médicos se acercan a los padres, a los hermanos, a los hijos del covidoso y les piden que consigan oxígeno o algunos medicamentos que no hay en la clínica y escasean para su venta en la calle.
Ese es otro viacrucis: el de ir farmacia por farmacia, empresa por empresa, para encontrar el aparato o la sustancia que su cercano necesita para seguir alentando vida.
Por eso muchos nos indignamos cuando alguien decide no ponerse la vacuna, sólo porque se lo dijo un vecino o lo leyó en una dudosa página digital que no contiene información certificada y seria.
Y las peores son las seudocientíficas, ésas en las que aparece una persona con apariencia seria y cara de especialista, y que de inmediato se pone a soltar barrabasadas que no tienen ningún sustento.
Hay también una corriente de personas que se inclinan por creer todo lo que niega el conocimiento humano y el avance de la civilización. Y con tal de convencer al de enfrente son capaces de inventar cualquier mentira y decir cualquier barbaridad.
Estamos en días en que todavía es posible enmendar e ir a que le pongan la vacuna al viejo que no quiso hacerlo, a la abuela que tenía miedo y la espantaron más.
La vacuna, señores ignorantes, es el fruto del trabajo de los especialistas más reconocidos en todo el mundo, que se unieron para vencer a este flagelo de la humanidad que se llama coronavirus.
¡Y lo estamos derrotando!

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