Con un país que se cae a pedazos por la inseguridad, la crisis económicas, el desempleo, la debacle del sistema de salud, la violencia generalizada, el narco apoderándose de todo el territorio ¿y el gobierno’… cric cric cric…
Obsesionado con vender cachitos de un avión, sin avión, de una rifa que no es rifa y que acaba por autocomprarse los boletos porque nadie los quiso. Vaya ni los peje-seguidores, a los que les hizo llegar gracias a la “dádiva” con sombrero ajeno de instituciones en crisis, utilizando recursos del erario público que deberían estar destinados a rescatar al país del desastre en que está.
Y eso que ya veremos como es que los ganadores estará altamente conectados con el régimen de turno porque para nadie es un secreto como es que hay políticos que se sacan la lotería cada que necesitan.
Tal vez por ello esta noche veremos la gran metáfora de la imagen que ofrecerá un señor que lanza su grito de la independencia en la más completa soledad y bajo miles de muertos en el país por yerros en su ejercicio de gobierno. Ese señor que va a encender una llama de la esperanza (sic), de su esperanza de quedarse a vivir en palacio como rey, porque si algo han dejado las exiguas firmas de la consulta, la no venta de los cachitos de su no rifa, es que sus seguidores se le han ido y por montones.
El 30 por ciento que dicen votó por él en 2018 se ha reducido al 17 por ciento que siempre tuvo en su buchaca del voto duro porque, incluso, a quienes les “adelanta” pensiones para luego dejarlos colgados de la brocha, están en la certeza de que es mejor un país donde puedan acceder a sus medicinas, puedan caminar tranquilos por la calle sin ser asesinados o asaltados, o extorsionados; de que su familia esté protegida por un Estado que vela por su seguridad, a un país lleno de discursos de odio, de falta de atención médica, de medicamentos para sus nietos. Preferible a un México de puras mentiras, de falta de oportunidades, de seguridad, país que se resquebraja, es decir, la ausencia de un México con proyección al futuro. Si ello no hay esperanza, por más antorchas que como el Pípila ofrezca en su renovado “esperanza iris show patriótico”.