¿Yasmín y Xóchitl plagiaron?

/ Germán Martínez Cázares /

¿Xóchitl Gálvez no es ingeniera? ¿Obtuvo su grado académico con trampa escolar? Revisemos con calma la acusación que ahora hacen contra Xóchitl, con dedo flamígero y vocingleros, los que ayer se rasgaban las vestiduras y pedían tratar con algodones a la alumna Yasmín Esquivel cuando se descubrió el robo de gran parte del contenido de su tesis de licenciatura en derecho, y después cuando el periódico español El País también desveló otro hurto en su tesis doctoral.
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Empezamos por lo primero. La UNAM y su rector Graue han pedido al director de la Facultad de Ingeniería turne el asunto al Comité de Ética y al Consejo Técnico de esa entidad para “analizar” ese asunto. Muy bien por la Universidad: debe cuidar el prestigio de la máxima Casa de Estudios. No debe haber dos varas para medir a Esquivel ni a Gálvez.

Sin embargo, debemos hacer notar cuatro distinciones:

1. Xóchitl presentó un “informe escrito”, lo dice el mismo comunicado de la UNAM. Yasmín dizque escribió una “tesis profesional”, con la que luego sostuvo un examen. Gálvez alcanza el grado escolar de ingeniera presentando un informe de experiencia y práctica profesional; Esquivel dijo que escribió un libro, cuando prácticamente fotocopió el de otra persona. “Tesis” no es igual a “informe”. Las tesis admiten “síntesis” e incluso “antítesis”, los “informes” retratan una realidad para demostrar un ejercicio o trabajo previo. El esfuerzo intelectual del “informe” está en la obra que le antecede, por lo que es difícil plagiar, en cambio, con Esquivel no hubo esfuerzo intelectual, ni previo, ni posterior, sólo fingió escribir.
2. La idea central del informe profesional de Xóchitl, “Diseño de Edificios Verdes e Inteligentes”, es original, no está plagiada. La tesis de Yasmín Esquivel no fue original ni en el título, “Inoperancia de los sindicatos en los trabajadores de confianza del artículo 123, apartado A”; nació un año antes por el alumno Édgar Ulises Báez.

3. En el informe profesional de Xóchitl Gálvez existen, ciertamente, párrafos copiados o no citados correctamente. Cualquiera que tenga medianos conocimientos de metodología aceptaría que un marco teórico siempre alude a los límites conceptuales en los que se sitúa un estudio. Son el continente, no el contenido de su obra, y ese marco teórico es difícil que sea original. Lo verdaderamente auténtico es lo que está “adentro” del marco teórico. También es cierto que hay una copia de un párrafo del informe especial del cambio climático 2009-2012, del Diario Oficial de la Federación del 28 de agosto de 2009, que no se entrecomilló. Es un despropósito brutal comparar la ausencia de comillas en una cita con la robadera de todo el alfabeto.

4. No se requiere título profesional para ser presidenta de la República, así lo establece el artículo 82 de la Constitución (de hecho en la historia de México abundan ejemplos de verdaderos ignorantes en Palacio Nacional); sin embargo, sí es requisito categórico, establecido en el artículo 95, fracción III, que para llegar a ser ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación es indispensable “poseer el día de la designación, con antigüedad mínima de diez años, título profesional de derecho”.

Repudiaré siempre el fraude académico, sobre todo cuando se trata del decoro de la Universidad pública Nacional. Recientemente, el pasado 8 de septiembre, la Jueza Quinta de Distrito en Materia Administrativa en la Ciudad de México, al resolver el amparo indirecto 862/2023 que promueve Yasmín Esquivel para no dar la cara a la UNAM, validó la facultad de la Universidad para declarar la nulidad absoluta del grado obtenido que no cumpla los requisitos.

Allí está, o debe estar, la diferencia más rotunda: Xóchitl Gálvez no debe ampararse para que la UNAM revise su tarea. Ni acudir a chicanas judiciales de rábulas mercenarios. Y si copió o no citó correctamente otros textos, debe ofrecer disculpas. La nobleza obliga. La vileza da excusas y pretextos. Yasmín plagió, Xóchitl trabajó.