Prosa aprisa.
Arturo Reyes Isidoro
Por una costumbre que se convirtió en tradición, el domingo previo al día de las elecciones se toma como el cierre de las campañas de los candidatos a cargos de elección popular, aunque siempre queden todavía tres días para hacer proselitismo. Así, de hecho, ayer concluyó lo fuerte de la jornada en busca del voto ciudadano, aunque los partidos y sus candidatos cumplirán todavía agendas, hasta el miércoles, aprovechando hasta el último minuto legal que tienen para tratar de convencer al electorado que son la mejor opción.
En el Estado está muy claro que la disputa de mayor calado está entre Morena, el partido en el poder, y sus aliados el PVEM y el PT, que forman la coalición “Juntos Haremos Historia en Veracruz”, y el PAN, el PRI y el PRD que integran la coalición “Veracruz Va”. El tercer bloque es el de los demás partidos (MC, RSP, PES, FxM, Podemos, UC, TxV y Cardenista), cuya mayor preocupación, eso creo, más que ganar cargos importantes de representación popular, aunque uno que otro lo logrará, será obtener el suficiente número de votos para conservar su registro, y en el caso de MC será recuperar el registro que perdió en 2018, al igual que el PT, cuando no alcanzaron el 3% de la votación y se quedaron sin prerrogativas (recursos; participan como partidos nacionales).
La pasión que despierta la renovación de las autoridades municipales, las más cercanas a la población, ha hecho que el mayor ruido mediático se haga sobre la disputa por las alcaldías y que la atención ciudadana esté centrada en si gana tal o cual candidato a presidente municipal, pero lo cierto es que en esta elección las joyas de la corona son lograr las mayorías en los congresos federal y local. El presidente la necesita para continuar con su política y afianzarse para la segunda mitad de su gestión, cuando vendrá su relevo, y el gobernador para mantenerse a salvo e, igual, llegar al 2024 fortalecido para la elección de quien lo sustituirá. La oposición necesita los triunfos para lograr el contrapeso al poder unipersonal del presidente y frenar las iniciativas de Cuitláhuac como la del delito de ultrajes a la autoridad, y también para fortalecerse de cara al relevo que viene dentro de tres años.
Veracruz Va demostró fuerza ayer
Ayer, la oposición PAN-PRI-PRD dio una gran demostración de fuerza de su voto duro y de su movilización en sus actos de cierre de campañas en gran parte de los municipios de la entidad y de las cabeceras de los distritos, como en Xalapa, Orizaba, Córdoba, Papantla, Boca del Río, Astacinga, Coatzintla, Playa Vicente, etc., que si las imágenes de sus marchas y de sus mítines fueran determinantes para declarar un ganador no habría duda ya a quién habría que alzarle el brazo, pero faltan los votos, que dirán la última palabra.
Recuerdo a “Yayo” Gutiérrez, político cuenqueño que fue diputado local y dirigente estatal del PRI, quien, en días como estos, con una parsimonia admirable decía que para qué había que tratar de adivinar lo que iba a suceder. Así es y así seguirá siendo. Lo comento porque me llegan muchas encuestas y leo otras tantas en los medios nacionales, y me hacen comentarios sobre tendencias, las más recientes que hablan de posibles derrotas de la mayor parte de los candidatos morenos a diputados locales y federales, así como a alcaldes, pero ya faltan pocos días para conocer los resultados de las mejores encuestas, las precisas, las de la efectiva voluntad popular, que prefiero esperar al domingo por la noche cuando ya tendremos el escenario sobre el que se tejerá el futuro político de Veracruz.
Las certezas, que al menos en mi caso tendría, son, por ejemplo, que Morena no volverá a alcanzar la histórica votación que logró en 2018, que no volverá a tener carro completo en los congresos federal y local, que como hace cuatro años perderá la mayoría de las alcaldías, y que, por lo tanto, perderá una considerable proporción del capital político que logró en la pasada elección. También, que todo lo que el partido en el poder logre será gracias a los programas sociales del presidente, sin duda alguna, pero no por méritos del gobierno estatal, bastante mal calificado por los veracruzanos que expresarán su descontento con su voto de castigo, y ya ni se diga de algunos gobiernos municipales, como el de Xalapa, el mejor aliado de la oposición por su mal, pésimo, desempeño.
Mi creencia es que aun perdiendo Morena, el que saldrá ganando será el delegado federal, Manuel Huerta, pues se fortalecerá a ojos del presidente por el efectivo trabajo que ha cumplido con los programas federales y no dudo que lo enfilaría para un posible relevo en el palacio de gobierno si queda demostrada la ineficacia de los actuales, además porque tendrán urgencia de recomponer todo para estar en condiciones de competir de la mejor forma en 2024, empezando por nombrar al dirigente estatal, pero alguien que verdaderamente sepa de política y operar. No les queda ya mucho tiempo, menos si se toma en cuenta que la alianza PAN-PRI-PRD se mantendrá para enfrentar al presidente y a Cuitláhuac dentro de tres años. Ya lo tienen determinado. En ese posible escenario el aspirante presidencial Marcelo Ebrard se haría sentir en el Estado influyendo ante el presidente para instalar operadores en Veracruz, que lo ayudarían a construir su posible éxito.
Las novedades del proceso
Por lo que hace a la oposición más fuerte, se prevé un retorno del PRI, un crecimiento del PRD y un fortalecimiento del PAN, con una ventaja adicional sobre sus más fuertes adversarios: tienen mucha experiencia sobre el mosaico plural que es Veracruz, saben operar y ya están encarrilados para continuar unidos, que, si acaban de limar las rebabas que hayan quedado en la construcción de su alianza, entonces se fortalecerán.
Para ir cerrando ya esta semana mis comentarios sobre este proceso, por lo que vi, escuché, traté con algunos actores políticos, le veo buen futuro político a Javier Herrera Borunda, verdadero líder del PVEM, quien va a crecer; de los nuevos partidos resultaron una gran revelación los candidatos a la alcaldía de Xalapa por el partido RSP, Itzel Jurado Ortiz, lo mismo que José Alberto Pérez Fuentes “Chocolate”, del PES, así como el candidato de RSP a diputado local por Xalapa, Víctor Hugo Arteaga, un gran periodista además, los tres rescatables. Me sorprendió también el trabajo empeñoso, incansable de Francisco Garrido Sánchez en la construcción de su partido, Podemos, y en el puerto de Veracruz el trabajo incesante de la candidata a diputada federal de Morena, Rosa María Hernández Espejo, una compañera periodista de muchos años, que se vio que le aprendió mucho a los políticos (creo que más a Fidel Herrera Beltrán) a los que cubrió como reportera.
En otro ángulo, el de las coberturas e información de sus campañas, Américo Zúñiga Martínez, candidato a diputado federal de la coalición Veracruz Va, en Xalapa, operó muy bien el lado informativo, igual que los candidatos a alcaldes de Xalapa Raúl Arias Lovillo, de MC; Cinthya Lobato, de UC; Ricardo Ahued, de Morena, y David Velasco Chedraui, de Veracruz Va, aunque creo que quien más relaciones hizo y deja con los medios es José Alberto Pérez Fuentes “Chocolate”, del PES. De algo le va a servir en su futuro político.
No conozco ni tuve oportunidad de tratar al joven candidato a presidente municipal de Xalapa, de Fuerza por México, Eduardo Carreón Muñoz, pero sus propios adversarios me dieron las mejores referencias de él. Y me causó admiración, porque hizo lo que pudo (“Yayo” Gutiérrez decía que el que hace lo que puede hace lo que debe), Uriel Flores Aguayo, candidato de Podemos a la alcaldía de la capital del Estado, un gran conocedor del sistema político, mesurado, realista, que no se da por vencido.
Ya iré comentando otras consideraciones mías. Mientras tanto, preparémonos para ir a votar.