2022 Lo mejor y peor de nosotros.

/ Francisco Cabral Bravo /
Cuando se determinó que la Tierra era redonda, mucha gente se murió de risa. “¡Que absurdo!” pensó. “Si la tierra fuera redonda, los que viven en el hemisferio sur se caerían al espacio”. ¿Cómo es posible que haya gente tan insensata que piense de ese modo. Pues sí. El sentido común nos decía que no éramos arañas y que no podiámos caminar de cabeza con los pies pegados a la superficie.
Pero sucede que la Tierra es redonda y hasta los habitantes de la Antártida (así sean exploradores o pingüinos) sienten que tienen los pies bien puestos sobre la tierra, o mejor dicho, el hielo.
El sentido común es útil para muchas cosas, pero para otras es un desastre.
Cómo bien sabemos todos, sin considerar la Navidad, que es prácticamente universal, la fecha de mayor festividad y celebración para los mexicanos es el 12 de diciembre. Esta es tan antigua como en nacimiento mismo de la Nación.
La traducción empieza a formarse apenas diez años después de la conquista española. Y su símbolo atraviesa todas las páginas de nuestro devenir. Hasta el presente.
Dice una frase por ahí de Yuri Gorbaneff que “si el modelo contradice la realidad, peor para la realidad”. Por más que se vendan expectativas y se pretenda negar la realidad una y otra vez, ésta se impondrá y nos dará un revés.
Hace algunos años, cuando se llevaban a cabo las llamadas reformas estructurales, millones de mexicanos pensaron que se estaba destruyendo al extranjero, y que esto lo hacía un gobierno incapaz y corrupto. Del mismo modo que hoy millones de mexicanos creen que el gobierno actual está destruyendo al país pauperizándolo y que está labor la lleva a cabo un gobierno falaz y corrupto. Los que entonces apoyamos las reformas estructurales no fuimos empáticos con los que se oponían al cambio. Nos parecía que teníamos la razón, que México necesitaba modernizarse y que los cambios eran legales, obra de la alianza legislativa conocida como Pacto por México.
Hoy reclamamos falta de empatía de quienes creen tener la razón, de quienes piensan que México necesita con urgencia aliviar la pobreza y que los cambios que están emprendiendo son legales, fruto de la mayoría legislativa que consiguieron en las urnas.
No hay empatía alguna entre los diversos sectores sociales.
Pero ¿se hizo algún intento durante los gobiernos de la transición, de conciliar clases sociales? Cada quien ve lo que quiere ver según el cristal con que se mira. Cada sector que a sus razones las ampara la razón y la justicia.
Ni los liberales quisimos destruir el país ni entregarlo al extranjero, ni los populistas quieren destruir las instalaciones e instaurar una dictadura militar. Pero nos cuesta mucho aceptarlo. Ser conciliador es ser un tibio, al que ambos bandos consideran sospechoso. No nos damos cuenta que esa polarización terminará por destrozarnos.
En democracia es común que se alteren proyectos de distinta ideología. Llega un gobierno, emprende acciones, acierta en unas y se equivoca en otras. El siguiente gobierno, de signo opuesto, hará lo propio. No podemos seguir con un corazón dividido. No hace falta generosidad y amplitud de miras. Los otros no son nuestros enemigos.
A estas alturas sabemos que la Cuarta Transformación no era el fin de la historia sino un eslogan electoral. El actual gobierno cree que está refundando al país pero esto se debe a que no conocían la experiencia de gobierno. Gobernar desgasta. Ya se dieron cuenta que no es lo mismo prometer que ejecutar. Ojalá que hayamos comprendido lo esencial: que unos y otros, liberales y populistas, queremos lo mismo: el bien de los mexicanos.
Joseph Goebbels sabía que cuanto mayor era la mentira más fácil era la posibilidad de que el pueblo se la creyese. El político alemán también nos enseñó que para que las mentiras acaben siendo verdades es necesario repetirlas constantemente, sin permitirse jamás dudar sobre sí uno sabía que estaba en lo cierto o no. Para lograrlo simplemente es necesario decir, transmitir y repetir lo que uno piensa o siente en un momento determinado a pesar de que todo demuestre que nuestro punto o posición es falsa, que se aleja de la realidad o que es lo contrario de lo que se nos prometió. En ese sentido, este extraño año se va despidiendo siendo toda una prueba de resistencia para los pueblos.
Pero la verdad es que aquí, a nivel de tierra y a nivel de lo que vemos, no sólo estamos en medio de la improvisación, la incertidumbre o en medio de un panorama en el que los líderes imponen sus ideas y agendas a costa de nuestra seguridad, sino que estamos siendo testigos de cómo los caballos del apocalipsis se refrescan, se comen el pasto y se preparan para la siguiente carrera con una indiferencia que empieza a ser peligrosa y suicida en todo el mundo.
En otro contexto y como lo decía en columnas anteriores el secretario de la ONU, António Guterres, no tuvo mejor calificativo para describir públicamente su sentir tras la muerte de 56 migrantes centroamericanos, como producto de un accidente carretero en el estado de Chiapas, en su cuenta de Twitter se dijo “horrorizado” ante las evidentes condiciones lacerantes e inhumanas de este hecho. Horrorizados deberíamos todos de reconocer que el territorio de nuestro país no cede en dar lugar a este tipo de tragedias, porque lo más lamentable de dicho accidente, junto con la pérdida de vidas humanas, es que comprueba la carencia de capacidades nacionales, regionales y multilaterales no sólo para revertir los incentivos a la migración hacia los Estados Unidos de América, sino para promover condiciones de un flujo  migratorio seguro, ordenado y regular, como según dicen promover los altos funcionarios de las distintas agencias del Sistema de las Naciones Unidas.
A los mexicanos ya nos quedó claro que el intentar contener las caravanas de miles de migrantes en la frontera sur es una acción de gobierno a todas luces insuficientes. Se requiere también del mayor apoyo del gobierno de Estados Unidos, primer beneficiario de que la migración se reduzca.
En ello debe reconocerse la iniciativa del presidente Biden de movilizar mil doscientos millones de dólares en inversiones del sector privado a los países centroamericanos. Recursos que sirvirian para impulsar la seguridad alimentaria, el acceso y la salud, la capacitación laboral y la inclusión financiera.
Sin embargo los retos no son sólo de gobierno, también de los foros multilaterales como la ONU.
Porque sus agencias son muy oportunas para la crítica, por lo visto en fuentes abiertas, el Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular ha servido a Naciones Unidas más como una iniciativa propagandista que como una plataforma para la continuidad de acuerdos que valen por la dignidad de las personas. En este sentido el horror y el fracaso no sólo es de los gobiernos, también de la ONU.
En otro contexto no puedo terminar esta columna sin antes aplaudir al ministro X de la SCJN, no se dio a conocer su nombre, que prohibió reservar información sobre las obras prioritarias del gobierno federal, como pretendía el de retazo, aunque sólo sea para la transparencia.
Tampoco quiero dejar de subrayar la valentía del Inai por haber presentado la controversia constitucional contra ese acuerdazo que confirma la tesis de la zona más turbia de la 4T es, paradójicamente, la transparencia.
Lo que sí tuvieron los consejeros del “Instituto de la Transparencia”, como llama el Presidente de la INAI le faltó a la senadora Olga Sánchez Cordero y a los legisladores de Morena.
Dice el incidente de suspensión de la controversia constitucional 217-2007: Se concede la suspensión solicitada por el Instituto Nacional de Transparencia y Acceso a la Información y Protección de Datos Personales, en los términos y para los electos que se indican en la parte denominada “Apartado Primero”.
Es procedente la suspensión para que se suspendan, es textual, todos los efectos y las consecuencias del acuerdo impugnado, que deriven en catalogar la información detallada en éste como de interés público y/o de seguridad nacional, sin cumplir con los supuestos que las leyes respectivas prevén para ese efecto.
La medida suspensional concedida sustituirá efectos de inmediato y sin la necesidad de otorgar garantía alguna.
Aún no se analizan los otros efectos del decreto, como hace ver el diputado del PAN, Jorge Triana. Por ejemplo, que se pueden hacer obras sin los permisos respectivos.
En años anteriores, en diciembre, he dedicado varios espacios a tratar de descifrar como podría desarrollarse los siguientes 12 meses. En un ejercicio frustrante, porque aunque parece tenemos la mayoría de las piezas del rompecabezas, con frecuencia la interpretación de la fotografía es equivocada por la simple razón de que los humanos tendemos a ser optimistas sin importar la información que tenemos que nos indique lo contrario.
En años anteriores, en este mismo espacio, he señalado que hay estudios que señalan que genéricamente los humanos somos optimistas y nos convencemos a diario que “las cosas saldrán bien”. Optimismo es el ingrediente que también permite a todos los mexicanos, aspirar que el 2022 será mejor que los últimos tres años de la 4T.
Y es entendible a pesar de que las piezas del rompecabezas indiquen lo contrario.
Una vez más quiero advertirles que dejen de leer este espacio a los lectores que tienen problemas cardíacos, que creen que hay unicornios en el Popocatépetl, o que los dinosaurios políticos extinguieron en este sexenio.
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