24 horas de resistencia con Xóchitl.

* Retrovisor.

/Ivonne Melgar/

Contra todo pronóstico, la candidata Xóchitl Gálvez llegó hasta el Zócalo capitalino representando la resistencia ciudadana que sobrevivió a las consignas criminalizadoras del sexenio.

“Todos ustedes también han enfrentado el insulto, la calumnia y la mentira de un poder prepotente y soberbio. Ustedes han resistido los ataques con fuerza y corazón”, les dijo.

Y esta resistencia ciudadana se vuelve urgente una vez que Claudia Sheinbaum ha ratificado sin titubeos ni matices que ella también criminaliza el diálogo político y el pluralismo.

De modo que ese continuismo significa seguir estigmatizando y excluyendo a la oposición, eliminando las instituciones y los derechos que garantizan la división de Poderes y la representación política de todos los mexicanos.

Así viene sucediendo desde 2018: sólo han prosperado las reformas legislativas del Presidente.

Y cuando fueron contrarias a la Constitución, esas leyes se frenaron en la Suprema Corte de Justicia (SCJN). De ahí la decisión del presidente López Obrador y de la candidata Sheinbaum de aniquilarla.

Frente a la intención de dinamitar por completo lo edificado en los últimos 30 años para que México no fuera el país de una sola voz, el mensaje dominical de Gálvez tomó vuelo:

“Cuando los mexicanos del futuro nos miren a los ojos, podremos sostenerles la mirada y les diremos con orgullo: ‘Sí, los mexicanos del 2024 no nos dejamos vencer por el odio y nos dimos otra oportunidad para seguir siendo un solo país y pueblo, unido y sin divisiones, bajo el mismo cielo y bajo la misma bandera’”.

Por la noche, en el tercer y último debate, la candidata opositora enfocó su mensaje en contar la historia de la normalización del crimen organizado que ahora vivimos.

Con su coloquial estilo de comunicarse, les habló esa noche a los destinatarios que no la conocen y aquellos que se benefician de los programas sociales, a quienes ha buscado convencer de que con ella no estarían en riesgo.

Y sin renunciar a la audacia que caracteriza su biografía política, Xóchitl cuestionó el uso que de la Virgen de Guadalupe hace su contrincante.

Esos temas se colaron a la conversación electoral, junto con la denuncia a la cúpula de Morena por impulsar el huachicol fiscal, un quebranto a las finanzas públicas.

Pero el asunto que le fijó agenda a la contienda en sus últimas horas fue el manifiesto de apoyo que destacadísimos creadores e intelectuales le dieron a la candidata de oposición la mañana del lunes 20, convocados por el gran Roger Bartra.

La lista es extensa y significativa porque incluye escritores, historiadores, filósofos, exrectores, investigadores: Ángeles Mastretta, Enrique Serna, Mónica Lavín, Arnoldo Kraus, Alma Maldonado, Enrique Krauze, Federico Reyes Heroles, José Sarukhán, Francisco Barnés de Castro, José Narro, Gabriel Zaid, Gilberto Guevara Niebla, Héctor Aguilar Camín, Consuelo Sáizar, Jorge Castañeda, Joel Ortega Juárez, Rubén Aguilar, Agustín Basave, Adolfo Martínez Palomo, Alberto Ruy Sánchez, Aurelio Asiain, Christopher Domínguez, Guillermo Sheridan, Gustavo Hirales, Isabel Turrent, José Carreño Carlón, Leonor Ludlow, Lázaro Azar, Ligia Urroz, Macario Schettino, Margarita González Gamio, María Marván, Rafael Pérez Gay, Raúl Trejo Delarbre, Reyes Tamez, Ricardo Pascoe, Roberto Blancarte, Rossana Reguillo, Salvador Malo Álvarez, Santiago Levy, entre otros.

“Vivimos en una coyuntura muy peligrosa. Las elecciones del próximo junio serán una confrontación entre el autoritarismo y la democracia (…) Frente a la uniformidad gris y autoritaria del obradorismo, apoyamos la pluralidad multicolor de la oposición. Por estas razones, llamamos a votar por Xóchitl Gálvez”, expusieron los firmantes.

Ese momento quedará en la memoria como el clímax de una campaña que en 2024 aglutinó el rechazo al continuismo de un proyecto autoritario, desafiando el miedo que éste logró sembrar. Eso lo saben muy bien los empleados gubernamentales y de las dependencias teóricamente del Estado: en la actual administración no está permitido disentir; hacerlo es poner en riesgo el trabajo.

El temor se ha extendido a todas las esferas de la vida pública: cámaras empresariales, medios de comunicación, colegios profesionales, instituciones académicas y un largo etcétera.

“El Presidente es muy poderoso”, susurran en los pasillos de todos los espacios donde se optó por el franco y consentido acomodo o por aguantar mientras tanto.

“El Presidente siempre se sale con la suya”, asumen otros que conociendo las tripas del poder prefirieron justificar el avasallamiento y nadar de muertito.

Por eso, la Marea Rosa del domingo 19 de mayo, el debate del contraste esa noche y el manifiesto de los hombres y las mujeres que se atrevieron a sonar la alarma el lunes 20 son las 24 horas que dibujan el mural de una contienda presidencial en la que el satanizado pluralismo sobrevivió.

Porque millones de mexicanos comprendieron que debían abierta y deliberadamente defender la maltrecha democracia constitucional que aún tenemos.

Saben que, si bien los partidos que tienen en la boleta a la candidata opositora nos quedaron a deber, siguen siendo instrumentos para frenar la destrucción.

Y porque saben que, como la marea humana qu el domingo la proclamó su presidenta, Xóchitl Gálvez sobrevivió al guion oficialista que la pretendía sometida y rota.

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