Un gobierno para todos

Por: Zaira Rosas

Los ojos del mundo están en el proceso electoral de Estados Unidos, ya existe un ganador proyectado, pero el proceso continúa, aún faltan etapas que permitan declarar de manera oficial a Joe Biden como el ganador. De ahí la prudencia de nuestro presidente en emitir alguna felicitación, pues existen casos en la historia donde los resultados se han modificado después de litigios. El ejemplo más reciente fue en el 2000 donde en primera instancia el ganador proyectado fue Al Gore y casi un mes después la victoria se otorgó a George W. Bush.

La historia siempre nos brinda panoramas que ayudan a comprender el presente, incluso identificar los sucesos actuales de otros países brinda nuevas perspectivas a nuestro entendimiento social. No es casualidad que Biden tenga ya el respaldo de principales dirigentes internacionales y que la mayoría de ciudadanos estadounidenses celebren con certeza su triunfo, pese a que el proceso electoral sigue en marcha. Trump es mayormente asociado con sentimientos de desprecio, es conocido por su polémica ante grupos minoritarios, declaraciones despectivas, actos disruptivos en otros países y afirmaciones que para muchos están fuera de lugar. Esos sentimientos llevaron a más de 73 millones de personas a emitir un voto a favor del candidato demócrata.

Independientemente de los resultados finales, después de una de las contiendas con mayor participación de votantes, llega uno de los principales retos de todo gobernante y que sigue siendo el desafío también en nuestro país: Unificar. Si bien este fue el comentario más destacado del discurso de Joe Biden, hablar de la intención de trabajo conjunto no necesariamente facilita la realización de esta labor, se requiere de entender las necesidades de ambas posturas y apertura para el diálogo, por ello ante los primeros resultados pidió el apoyo de todos y algo relativamente nuevo dejar de ver colores, razas o partidos, al final del día todos tienen algo en común son ciudadanos.

Su discurso altamente conmovedor va de la mano con el de su compañera de fórmula: Kamala Harris, quien mencionó que si bien es la primera mujer que será vicepresidenta, no será la única, también mencionó que Estados Unidos es el país de las posibilidades, invitó a todos a soñar con ambición y verse en lugares nuevos, porque el que no existan aún no significa que no sean posibles. Detrás de estas palabras conmovedoras existen personajes que se asocian a su carrera política, como Barack Obama. Sin embargo, también sus historias de vida reflejan parte del ideario que otros han construido respecto a ellos.

Kamala tiene en sus raíces a migrantes, por ello la insistencia en dirigirse a todos sin distinción, por su parte Biden habló a los seguidores de Trump, entendiendo lo que significa la derrota, pues él había intentado llegar en dos ocasiones previas como dirigente de la Casa Blanca, además en su vida personal tiene anécdotas que forjaron el carácter y empatía con la que se le relaciona.

Las primeras promesas de Biden van en relación con los errores de Donald Trump: regresar a la OMS y atender con nuevas investigaciones todo lo relacionado a la pandemia, buscar opciones para que los migrantes beneficiarios del DACA sean protegidos de la deportación y reincorporarse al Acuerdo Climático de París, entre otras. Todo lo anterior va en estrecha relación con los señalamientos y declaraciones polémicas de quien aún funge como presidente de los Estados Unidos. Pese a la opinión contraria de dirigentes internacionales Donald Trump cuenta con millones de adeptos y los números lo reflejan, de ahí la importancia de dirigirse a todos los ciudadanos sin hacer una distinción.

Quizás convenga entender un poco del manejo de emociones en tiempos electorales, porque en México estamos próximos a iniciar procesos similares y al igual que en el resto de países, todo lo que vemos y escuchamos suma a nuestra opinión. Donald supo aprovechar su exposición mediática para dirigirse al miedo de las personas y simular enemigos que encarnaban dichos temores, el mejor ejemplo son los migrantes. Estas estrategias funcionan porque se explotan las emociones presentes, una de las principales angustias en el país vecino son las crisis económicas, ligadas a la falta de empleo, la disminución de oportunidades, etc.

En nuestro país el mal latente ha sido la corrupción, también ligada a la inseguridad y la desigualdad. Por ello las fórmulas que prometen equilibrio y bienestar son altamente funcionales durante la contienda electoral. Lo difícil llega cuando todo se queda en el discurso y no trasciende en las acciones. Por eso ahora la tarea del nuevo presidente electo será escuchar para de ahí trabajar. De momento a nosotros nos queda poner mucha atención en todo el proceso y los comportamientos sociales, porque actualmente México también enfrenta una profunda división de creencias que por desgracia algunos líderes actuales se han empeñado en profundizar y el objetivo al igual que en estados unidos debería ser vernos a todos como mexicanos cuya misión es pensar en un bien común para la nación.