ALMA GRANDE.
Por Ángel Álvaro Peña.
La detención de Mario Marín, exgobernador de Puebla, seguramente moverá muchos asuntos públicos y legales del país. Congelado el caso por casi 15 años, la atención de los mexicanos se centra en la exigencia de justicia de la periodista Lydia Cacho, quien fuera torturada física y psicológicamente en un trayecto de 23 horas de Cancún a Puebla.
Mario Marín fue gobernador de Puebla entre 2005 y 2011, y previamente había sido presidente municipal de la capital, entre 1999 y 2002.
Lydia Cacho le denomina “cómplice de redes de pornografía infantil” al exgobernador quien, junto con sus cómplices, los empresarios Kamel Nacif y Jean Succar Kuri y el policía Adolfo Karam, fuera responsabilizado por la periodista como el jefe de una banda de pederastas, en el libro Los demonios del edén, por lo que Marín la detuvo por los delitos de difamación y calumnias tras la difusión del libro.
Una vez perpetrada esta violación a la libertad de expresión se dio a conocer una conversación entre Mario Marín y Kamel Nacif en la que el exgobernador aseguró “le puse un pinche coscorrón a esta vieja cabrona”, en referencia a la periodista Lydia Cacho.
“Ayer le acabé de dar un pinche coscorrón a esta vieja cabrona, aquí en Puebla se respeta la ley, aquí no hay impunidad (…) no se quiera hacer la víctima y no quiera estar aprovechando para hacer publicidad”, comentó Marín a Nacif.
La periodista denunció que cuando llegaron a Puebla, el trámite de su proceso fue lento y tortuoso. La encerraron en un “calabozo inmundo” y le tomaron fotos desnuda al lado de un cuarto con policías judiciales con una mampara transparente de por medio.
“Lo que se orquestó fue una orden de aprehensión artificial para tener la posibilidad de infringirme el mayor castigo posible; una especie de vendetta por haberme atrevido a hablar de los poderosos. El traslado, el despliegue desproporcionado de recursos policíacos, la tortura física y psicológica y el típico sabadazo que intentaban aplicarme, formaron parte de una maquinación que solo puede explicarse por la ‘compra’ de la justicia por un particular”, apuntó la periodista.
Ahora Mario Marín, exgobernador de Puebla, fue detenido en Acapulco, Guerrero, por su presunta responsabilidad en el delito de tortura en agravio de la periodista. Fue encontrado en la casa de su hermana, en la colonia Cumbre de Figueroa, donde se escondía.
La prepotencia que caracteriza a Mario Marín fue expresada públicamente desde su llegada a la administración pública. El exgobernador nunca fue una persona sensible a las necesidades de los poblanos sino una persona que sólo se dedicaba complacer a los amigos y a disfrutar de la vida.
El delito del que se le acusa está tipificado como grave y no alcanza libertad bajo caución. Debió pasar mucho tiempo para que la periodista Lydia Cacho tenga la esperanza de que haya justicia en México.
El caso llegó a la Suprema Corte de Justicia de la Nación en 2006, donde se ordenó conformar una Comisión Investigadora; sin embargo, tras conocer la investigación, el pleno se abstuvo de señalar al gobernador como supuesto responsable de la violación a las garantías individuales de la periodista, debido a que no se demostró la existencia de “una falta grave a sus derechos”, en términos del artículo 97 constitucional, motivo por el cual no era necesario un pronunciamiento sobre el caso, con lo que concluyó el asunto.
En abril de 2019, la magistrada María Elena Suárez ordenó la aprehensión del exgobernador y empresario Kamel Nacif, por su presunta responsabilidad por tortura contra Lydia Cacho, cometido en 2005. También se ordenó la captura de Juan Sánchez, exjefe de la Policía Judicial de Puebla, y de Hugo Adolfo Karam, exsubdirector de Mandamientos Judiciales, quien tiene varias cuentas pendientes con la justicia. La resolución de la magistrada revocó la decisión de un juez en Quintana Roo, quien en 2018 negó la orden de captura a la entonces PGR, por influyentísimo del gobernador.
Cuando Mario Marín apareció en público por última vez el 31 de marzo de 2019, en un acto de campaña del priista, Alberto Jiménez, se le preguntó por el caso con la periodista y el exgobernador afirmó que eso había quedado en el pasado.
Los amigos del exgobernador en realidad se convirtieron en cómplices debido a la impunidad que Mario Marín les ofrecía, por ejemplo, Jean Succar Kuri es un empresario hotelero con antecedentes de pederastia desde 2004. En 2011 fue condenado a 13 años de prisión, que luego se incrementaron a 112.
Kamel Nacif Borge, empresario de la mezclilla mexicano de origen libanés, en 2019 se ordenó su captura; la FGR lo ubicó en Líbano y está en marcha su extradición.
Con Mario Marín detenido, la periodista Lydia Cacho buscará ahora que la condena contra el exmandatario poblano no sea menor de 20 años de cárcel.
Sin embargo, Marín ahora pide ser considerado por su edad y ante la pandemia para pasar el periodo de pruebas en su domicilio.
El rezago en la justicia durante los regímenes anteriores en México logró que la impunidad imperara y que esta condición de prepotencia se convirtiera en una invitación para que los funcionarios públicos hicieran de la aplicación de la ley un arma política. PEGA Y CORRE. – Atrás quedaron los días en que el PAN era muy selectivo ante la intención de los mexicanos de afiliarse a ese partido. Ahora recoge de todo, enemigos, contrincantes, traidores, todo para ocultar su carencia de cuadros para las candidaturas…
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