Y quién habla de ellas, las reporteras

En memoria de Ofelia Aguirre…

Hace seis años, 10 de marzo de 2015, el luto en el alma de reportero me llevó de la mano a rendir homenaje a mis colegas, mujeres.

Y en el preámbulo cité la causal:

“Se nos adelantó Ofelia Aguirre, amiga entrañable, colega y compañera en la fuente presidencial en esos días del lopezportillismo. Solidario con sus hijos, con los suyos y con el gremio que en estos menesteres demuestra la sensibilidad y los lazos que nos son afines. Dedico mi columna entresemana a la memoria de Ofelia y de las colegas reporteras. Vayamos, pues…”

Antes de ir al artículo, usted disculpará la terca alusión a mis colegas, mi reconocimiento y respeto a ellas y ellos que merecen respeto pero, lo que faltaba, con la dizque cuarta transformación la maledicencia cayó sobre el gremio y si antes poco o nada se reconocía su tarea, hoy está en el verbo del licenciado presidente, para el cobro de facturas y descarga de frustraciones.

El declarado humanista que, antes de dialogar con las feministas, pide al sector radical por favor no le pinte las paredes de Palacio. En fin.

Hace seis años, Ofelia Aguirre se nos adelantó y le han seguido otras y otros colegas. Estela Vaylón, Mariela Cházaro, Juan Hernández, Juan Arvizu mi amigo “lugareño”, el hermanito José Luis Arenas y…

Vaya, con algunas correcciones y adiciones comparto mi texto publicado hace seis años en homenaje a ellas:

“Hablemos de reporteras. No recuerdo cuándo, pero de pronto las fuentes informativas cumplieron con creces la equidad de género en eso de la cobertura periodística. ¿El sexo débil?

“Ofelia Aguirre, quien se nos adelantó a la conferencia de prensa, a la que estamos convocados quienes nos dedicamos a este oficio del periodismo, cubría la fuente presidencial en el sexenio de José López Portillo.

“Eran, entonces, pocas las mujeres reporteras asignadas a dicha misión de seguir la actividad presidencial y la cobertura de otras fuentes, entre ellas Isabel Zamorano, Ada Hernández y Estela Vaylón, Bertha Fernández, Emma Galván, Perla Xóchitl Orozco y Nidia Marín, Isabel Morales, Ana Cristina Peláez y María Cristina Espinosa, Sara Lovera, Elena Gallegos, Concepción Badillo, Micaela Albarrán, Rosaura Ruz, Dora Jordá, Tere Gil y Beatriz Alfaro –Rocío Castellanos, Paty Torres, Yvonne Reyes Campos, Maxi Peláez, Paty Ramírez y Carolina Navarrete llegaron un poquito después junto con Martha Elba Torres–, y varias más cuyos nombres pierdo entre los papeles que Alz, el alemán, Heimer, me revuelve.

“Una extraordinaria generación. Reporteras, como las que hoy llenan las redacciones, que se negaron a ser destinadas a la sección de sociales, en la guardia y enclaustradas para recibir información. Y es que, entonces, eso de las lap top y los celulares eran ciencia ficción y las notas eran dictadas o enviadas por télex, poco después llegó el fax…

“No recuerdo, entonces, reporteras en la fuente de policía y juzgados (salvo Margarita de quien he olvidado su apellido y era reportera de la agencia ANPE). La compañera Carmen Alicia Espinoza, sonorense y echada para adelante, fue premio nacional de periodismo por un reportaje en el que abordó el tema de la prostitución y la sociedad oscura entre policías, jefes policiacos y cinturitas, padrotes o tratantes de blancas.

“Carmen Alicia fue protagonista, personaje central de su reportaje; vivió físicamente el tormento de la explotación y la violación en una delegación del Distrito Federal. Le aplaudimos y reconocimos, sin atavismos ni tabúes oscurantistas, su trabajo.

“Hubo otras colegas que, en las redacciones de los contados diarios de esos tiempos, se midieron de tú a tú con las vacas sagradas y los colegas que pintaban para la primera plana.

“Rocío Galván junto con Virginia Durán Campollo, redactaba (en El Universal Gráfico) una columna que se llamaba Mole de Gente y, por ende, se ganaron el mote de Las Moleras. Norma Padilla formaba parte de ese equipo que también trabajó para El Universal, cuya batuta estaba en manos del subdirector General Ariel Ramos Guzmán, fallecido el año pasado.

“Y vinieron otras generaciones, producto del boom de las llamadas ciencias de la comunicación. Ser reportero y hasta periodista se puso de moda. Cualquier aspirante a estrella de la televisión presumía estudios en ciencias de la comunicación, mas hablaban –hablan—hasta con faltas de ortografía.

“Pero, en la medida en que crecieron y se crearon nuevos periódicos, revistas, noticiarios en la tele y en la radio, en esa medida se olvidó que las mujeres reporteras tienen otras necesidades que los varones suelen olvidar.

“Son madres y en muchos casos cabeza de familia. Un reducido número de periodistas mujeres ha logrado ascender a cargos públicos en el área de comunicación; otras tienen trabajos bien remunerados, las menos con salarios que les permiten sortear necesidades, pero las más tienen salarios miserables que las obligan a trabajar tiempos extra y dedicarse a tareas ajenas a lo que estudiaron.

“La inmensa mayoría de las reporteras son licenciadas en periodismo, o ciencias de la comunicación; tienen estudios profesionales, son mujeres preparadas que, ¡vaya con esta equidad!, igual que los varones enfrentan el severo problema de los bajos salarios. ¿Y qué de los dueños de los medios de comunicación? ¿Y qué de las y los legisladores encargados de aprobar leyes que hagan posible el salario constitucional, digno?

“¿Hay un salario digno para las reporteras, las periodistas, pues, que alimentan de información a los medios de comunicación de todo el país?

“Y es que, mire usted, cuando una colega aparece en la tele o en la radio con la crónica de una actividad pública, la nota informativa, el televidente y el radioescucha pensarán que son mujeres privilegiadas que se codean con el poder y que ganan muy bien.

“Y qué decir de quienes al leer una nota en el diario se fijan en la firma y creen que esa colega se pasea por el mundo, en el avión presidencial, y gana cientos de miles de pesos. Es el espejismo, es la vida prestada, sin embargo, la que vive la inmensa mayoría de las reporteras.

“Sin duda, reitero, hay periodistas o comunicadoras, reporteras o cronistas especializadas, conductoras y funcionarias que han ascendido en esta carrera del oficio de ser periodista. Pero la mayoría suma sus salarios a los del compañero, al ingreso familiar, para vivir.

“Y, ¿sabe usted que hay diputados y diputadas como la señora Malú Micher que han prometido, por ejemplo, recuperar las guarderías para hijos o hijas de reporteras, que desapareció Vicente Fox, pero han concluido o están por concluir su gestión sin cumplir su palabra?

“No, no se trata de lograr privilegios. Sí, como dijo Gabriel García Márquez, el del periodismo es el oficio más bello del mundo. Pero igual, el más ingrato. Un día una reportera puede ser Premio Nacional de Periodismo y al día siguiente despedida porque se le fue una nota pitera.

“Un día Rebeca Lizárraga entró en el bar Las Américas, de la ciudad de México, y los parroquianos dejaron de repartir mentadas de madre y se portaron serios y respetuosos. Ese día, principios de la década de los años 80, entraba en vigor la ley que permitía a las mujeres ingresar a las cantinas. Rebeca iba a realizar un reportaje con ese tema para el diario El Universal.

“Hace 40 años la Organización de las Naciones Unidas comenzó a celebrar, el 8 de marzo, el Día Internacional de la Mujer, con una reunión en la Ciudad de México. Hablemos de reporteras que, en esto de la equidad de género, son más y mejores, sin duda. Un recuerdo a las que se nos adelantaron. Así es esto del oficio más bello e ingrato del mundo, pero ¡ah!, cómo lo disfrutamos. Conste”.

Mi homenaje, compañeras.

LOS RIESGOS DE LA MAÑANERA Y LA LÍNEA MERCENARIA. El martes pasado, en este espacio, aludí a la intervención, en la mañanera, de quien dio pauta a una de esas respuestas colmadas de ironía del licenciado López Obrador.

“Gracias, presidente. Lizbeth Álvarez Martínez, de Gurú Político y ZMG Noticias (en serio) —se presentó en la mañanera quien se asume periodista y preguntó:”

Lizbeth es periodista y colabora en el portal SemMéxico.mx que dirige mi amiga Sara Lovera. Lamento la confusión; ofrezco disculpas a Lizbeth y a Sara. Pero…

No es justificación, usted debe saber que hay hombres y mujeres que se dicen periodistas, pero son mercenarios de la mañanera; puntualmente siembran preguntas y quejas de sospechoso origen para solaz del licenciado presidente, como ocurrió ayer con Marco Olvera, quien dice representa a millones de indocumentados y viaja con frecuencia a Estados Unidos. ¿Con cargo a qué presupuesto y cartera? No vale la pena citar sus sesudas, desinteresadas y patriotas “preguntas”. Digo.

sanchezlimon@gmail.com

www.entresemana.mx

@msanchezlimon @msanchezlimon1