Discriminación

FELIPE DE JESÚS FERNÁNDEZ BASILIO

DESDE A JANELA

Esta vez voy a comenzar preguntándoles si ¿Alguna vez se han sentido discriminados por las autoridades?

Y probablemente antes de leer la columna su respuesta sea una y al final la sea diferente y ello obedece a que hay muchas maneras de hacer discriminaciones, mismas que van desde las clásicas como el color de la piel, el género, las preferencias sexuales, la manera de vestir, si se es nacional o extranjero o en este último caso atendiendo al lugar de origen (ya que no se ve de la misma manera a quien proviene de un país desarrollado occidental que a los que vienen de países más pobres que el nuestro), entre otras muchas que conocemos y que han sido abundantemente tratadas y por ello son conocidas.

Sin embargo, también existen otras maneras de hacer discriminación que o bien por sus sutilezas no se detectan o bien están disfrazadas de algún falso valor, el cual generalmente se encuentra asociado a lo que hoy en día se le llama como lo “políticamente correcto”.

Me voy a detener un instante para explicar lo que significa el término políticamente correcto y este no es más que un eufemismo para decir falsedad o hipocresía y es así porque si analizamos a qué sí a algo se le llama como políticamente correcto, con certeza se tratará de una actitud simuladora y muchos ejemplos de ello los encontramos tanto en acciones como en expresiones lingüísticas que se han adoptado en los últimos tiempos.

Volviendo al tema que en esta ocasión nos ocupa, tenemos como una forma de discriminación que es imperceptible por sus sutileza que no alcanzamos a darnos cuenta de ella pero que ahí está y esa se da en ciudades con ayuntamientos cicateros como Jalapa, en la que por no gastar en instalar y mantener semáforos en las vialidades, se aplica el sistema de circulación “uno por uno”, el cual si bien ayuda un poco con el tráfico vehicular, perjudica mucho a los peatones y más si hay mucho tráfico; así que pese a todo lo que se diga un semáforo es mucho más justo debido a que a cada usuario le da el paso en condiciones igualitarias.

Otro ejemplo de discriminación por parte de las autoridades que culturalmente se encuentra aceptado debido a que también es imperceptible por su sutileza, es el que llevan a cabo casi todas las oficinas públicas y sobre todo reprochable a las que están ubicadas en edificios nuevos y consiste en que carecen de estacionamientos o incluso de baños para sus usuarios, es decir al hacer sus proyectos de construcción en todo piensan menos en el usuario, a quien ven como alguien de segunda y eso pasa en todo el país.

Ahora veamos algunos ejemplos de las formas de discriminación que provienen de lo que llaman como lo políticamente correcto y así tenemos uno en la famosa vacuna para la enfermedad que está de moda que o bien por la negligencia de no conseguirla con tiempo o peor aún de no generar las condiciones para producirlas en el país o bien por el desabasto que hay en el mundo, no se cuenta con las suficientes dosis para aplicarlas a toda la población, entonces se inventan criterios para aplicarlas de modo escalonado, designando arbitrariamente a grupos de población para recibirlas, con lo cual se discrimina a todos los demás, ya que no está demostrado que la enfermedad ataque principalmente a los mayores de 65 años y al negar la aplicación de las vacunas a quienes no tengan esa edad se discrimina al resto de la población.

Ya que lo justo es que se aplique universalmente y si no se cuenta con dosis para todos como acontece, ir surtiendo los centros de vacunación conforme vayan llegando, pero no distinguir entre un grupo de población y otro; además de que si usamos la razón, el principal riesgo de contagio se encuentra entre la población económicamente activa, quienes en virtud de su condición de proveedores de la familia, tienen una mayor movilidad y con ella una mayor probabilidad de transmitir el agente infeccioso a los demás.

Sucediendo algo similar con las pensiones que se otorgan a los mayores de 65 años, nada más que en este caso la discriminación es doble ya que por una parte si se va a repartir dinero, al igual que las vacunas la pensión debiera de ser universal y más en una época de crisis como la que estamos padeciendo ahora y por la otra el gobierno considera a todos los mayores de esa edad como personas de segunda que no se pueden bastar por sí mismas por el solo hecho de haber llegado a los 65 años, es decir no le importa si hay vulnerabilidad o no, simplemente se cura en salud diciendo que con darles dinero ya les cumple; cuando si en verdad buscaran ayudar a los mayores de 65 años sería mucho mejor corregir las causas de la vulnerabilidad en la que muchos de ellos se encuentran y buscar la creación y aplicación de un sistema legal que al igual y como sucede con los infantes y adolescentes, se proteja en todos los casos el interés superior de la vejez, ya que tanto el dinero que les dan como sus propios bienes, extraños o familiares se los pueden quitar de mil maneras abusivas.

Como nos podemos dar cuenta, hay muchas formas de discriminación que llevan a cabo las autoridades y que por ser sutiles o disfrazadas no las percibimos, aquí sólo mencionamos algunos ejemplos más si reflexionamos encontraremos muchos más y la clave para hacerlo es simplemente ver si se aplica o no un criterio igualitario para todos.

Cambiando de tema, como todos los años a excepción del pasado, esta columna vuelve después de Semana Santa y les desea a sus lectores que tengan un asueto bien merecido, una buena reflexión religiosa o ambos, ya que todo se vale.

felfebas@gmail.com

Twitter: @FelipeFBasilio