De tapados, encartados y corcholatas

Astrolabio Político.

Por: Luis Ramírez Baqueiro.

“La confianza en sí mismo es el requisito para las grandes conquistas.” – Samuel Johnson.

Ineludible se convierte el tema de la sucesión gubernamental del 2024 tras el mismo empujón que el mismo presidente Andrés Manuel López Obrador propició al expresar sus comentarios respecto a quién podría sucederle al término de su mandato.

En el plano nacional los ya mencionados han generado toda una serie de especulaciones, desde las expresiones de respaldo como la ocurrida en el Consejo Político Nacional de Morena en el Auditorio Nacional que pasó de sala de conciertos, a recinto de mítines políticos.

El grito de “presidenta” “presidenta” de los cientos de militantes por Claudia Sheinbaum Pardo fue la evidencia de que el proceso de sucesión ha comenzado. Ahora, los demás integrantes y no integrantes del Gabinete Presidencial, hacen hasta lo imposible para seguir la máxima de Fidel Velázquez Sánchez –otrora poderoso líder y cacique de la CTM- quien afirmaba “el que se mueve, no sale en la foto.”

Por eso de las cochinas dudas, el mismo canciller Marcelo Ebrard Casaubón comenzó con sus encuentros con sus simpatizantes, en el afán de generar roncha y evitar a toda costa que la hoy Jefa de Gobierno se le delante demás en la carrera por la sucesión.

Pero a ese llamado, habremos de sumar al mismo Senador Ricardo Monreal Ávila quien a pesar de no estar en los afectos presidenciales, sabe que es el momento de afirmar “ahora o nunca” e ir por todas las canicas para llegar hasta la silla de Palacio Nacional.

Político experimentado que sabe tejer fino, que sabe cómo ir contra corriente, pero sobre todo que no ceja en el intento por conseguir lo que se propone.

Los demás, no dudamos de sus buenas intenciones, pero sinceramente les queda muy grande el tema aún como para considerarlos seriamente en el proceso de sucesión.

Tal escenario, ha abierto la ventana a la posibilidad de saber si, así como el presidente allana su propia sucesión, los gobernadores al menos el de Veracruz, hará lo propio.

Y es que aun cuando el presidente López encarto a la zacatecana Rocío Nahle García, dentro de las y los presidenciables, se sabe de buena fuente que la candidatura por Morena al Gobierno del Estado de Veracruz la tiene más que apalabrada.

Pero es evidente que, en ese intento por suceder al hoy gobernador Cuitláhuac García Jiménez, el mismo mandatario habrá de tener su corazoncito, y en ese tenor, intentará a como dé lugar dejar a algún personaje que le garantice su salida, que lo proteja y porque no, le brinde impunidad.

Ante ello, la baraja local está más que puesta, pues desde un Secretario de Finanzas, un Secretario de Educación, entre muchos más se podría estar sacando a un sucesor a modo.

De entrada, su proyecto se decantaría por su más aventajado pupilo, Zenyazen Escobar es visto por muchos como el delfín del mandatario, al que procura y mantiene fuera de los reflectores para que no se malogre.

A su vez, madura a una joven promesa de las finanzas públicas en la persona de José Luis Lima Franco, joven brillante, de bajo perfil, aplicado y porque no decirlo obcecado por lograr su misión al frente de la SEFIPLAN, misma que ha dado ya los primeros logros, al mejorar y reclasificar la condición crediticia del estado.

Por otra parte, el gobernador apuesta por otro personaje en la persona de un diputado al que comienza a cocinarle un posible futuro más allá de lo legislativo, como es a Juan Javier Gómez Cazarín, quien ha respondido con creces a las responsabilidades que le ha encomendado.

Así el juego sucesorio comienza también a caminar en la entidad, guste o no a los ortodoxos de la política, quienes no han terminado de entender que la 4T, es un nuevo replanteamiento de ritos y formas.

De tapados, encartados y corcholatas está lleno el reino del gran señor de la Cuarta Transformación.

¡Hagan sus apuestas!

Al tiempo.

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