*El Movimiento #MeToo no es la inquisición, es para dar voz a quienes son sujetas de violencia, considera la activista y feminista.
*Cómo en el caso de Atenco, “No es para comprobar la comisión de los delitos de género, sino la tortura sexual como forma de opresión política”.
Redacción/
Xalapa, Ver,. 8 abril 2019.- Para la Dra. Elena García Filobello, feminista y activista pro derechos humanos, el movimiento #MeToo trae al centro de la discusión que todas las mujeres, independientemente de clase, posicionamiento, condición de vida, o si se está empoderada o no, es que el simple hecho de estar socialmente constituidas como mujeres, se está sujeta a todas las condicionantes de discriminación, de desigualdad y de violencia.
La encargada del Centro de estudios legislativos para la igualdad y Derechos humanos en el Congreso de Veracruz, sostiene que ninguna mujer es ajena a la violencia de género y es precisamente que #Metoo visibiliza esas narrativas que no están en las denuncias públicas, que no han sido relevantes para las políticas públicas.
“Se haga o no desde el acceso a la justicia, es importante que las mujeres sean sujetas de habla y que desde esa oportunidad que tienen de contar su historia se empiecen hacer incidencias sociales y culturales”, explica.
En el seguimiento que ha hecho al fenómeno social del #MeToo en redes sociales, la servidora pública en Legisver, le ha sorprendido incluso ver a sus compañeras de lucha por los derechos humanos, contar sus propias experiencias de violencia de género que a nivel de amistades desconocía.
“Y también me toca ver que hay compañeros hombres que conozco, que son los agresores”, destaca la joven académica activista.
“¿Qué hacemos con esos amigos, primos, o la gente que estimamos que han ejercido violencia ¿Cómo también acompañamos a estas compañeras y como reeducamos a estos hombres? se pregunta.
La Dra. especialista en la hermeneútica de la doctrina jurídica Pro persona y perspectiva de género, apuesta por un sentido de reeducación y señala que ahí estaría la labor central emanada de la visibilización de las denuncias. “Si, tenemos que poner el foco en estos hombres, saber quiénes son, pero hay que hacer algo al respecto de ellos, para que podamos prevenir y reeducar”.
Consciente está de que hay feministas que no coinciden con que las mujeres “no están para educar hombres”, “yo lo entiendo y respeto la postura pero pienso que hay que sancionar y también hay que tomar medidas de no repetición. Para ello hay que ponernos en el ejercicio de darles herramientas feministas”, incluso nos toca ver las actividades, discursos, análisis y propuestas de las nuevas masculinidades, para una “intervención” mucho más fuerte.
Al respecto de las severas críticas sobre las denuncias “anónimas” o “anodinas” en el hashtag de #MeToo mexicano, Garcia Filobello trae a colación el caso de Atenco, para equiparar a las denunciantes en las redes del #Metoo, con las declarantes de Atenco, quienes durante la comparecencia de la Corte Interamericana NO estaban dando su declaración para establecer el tiempo, modo o lugar.
“No era para comprobar la comisión de los delitos de género, sino la tortura sexual como forma de opresión política. Esas declaraciones eran para poner en el centro a la víctima, para que hablara de su experiencia y se le pudiera dar un rostro, un nombre y una voz y se viera las afectaciones a la dignidad de las personas, en el caso particular de la violencia de género”.
“No eran para que ellas (las víctimas), tuviera que ofrecer pruebas, de hecho los relatos, lo que tienen en común es que se regresan temporalmente. Están hablando de algo y regresan en el relato. Un abogado o fiscal diría que hay contradicciones, no hay un hilo conductor, o lógica en su relato. Y empezarían a cuestionar la veracidad de la denuncia o declaración de la mujeres de Atenco, sin embargo
Elena García asegura que el #Metoo es equiparable porque no es un juicio, no es inquisición. Es un ejercicio de reflexión de aquellos casos que no estamos visibilizando pero que también son componentes de la violencia feminicida y del feminicidio .
“Se trata de ver en donde estamos y ver si hemos avanzado o no. Y que nos está faltando poner en las políticas públicas, en las agendas sociales”. “No se trata de un procedimiento juzgador, para eso hay otros mecanismos y otras instancias. También entiendo que las mujeres no quieran acudir a las instancias legales, porque si no hay justicia para las víctimas del feminicidio , ir a decir que un compañero o un amigo la acosó, para encontrar justicia se ve muy complicado”.
Refiere lo que hoy es una realidad social: “No hay credibilidad en las instituciones, las compañeras tienen el derecho de denunciarlo por los medios que crean, para reivindicar su lucha, que no se vean como víctimas sino que se empoderen y se vean como sujetas de construir su historia”.
La activista evocó la mirada de Martha Lamas sobre lo más importante de las mujeres de Atenco a nivel simbólico , (quien por cierto fue de las voces que cuestionan al #metoomx) ellas que pasaron de ser las víctimas a mujeres empoderadas, que hoy dicen “yo tengo el poder”, porque denunciaron y llegaron a cortes internacionales para hacer justicia.
“Ya no se les ve como a las víctimas, como las pobrecitas de Atenco, las mujeres violadas. Ellas dicen Yo tengo el poder, yo voy a ejercer justicia, yo voy a exigir justicia, no solo por mi como mujeres, sino por una sociedad lastimada por la violencia”.
Lamenta la muerte de Armando Vega y el tratamiento que se le dio.
“La muerte del baterista de Botellita de Jerez, Armando Vega no trajo una reflexión profunda del tema”, reflexiona García Filobello, “hubo descalificaciones, ridiculizaciones y sobre todo se tomó como una arma en contra de la lucha feminista.
Rememora que la convención de “Belem Do Para” habla de la violencia contra las mujeres pero también cuando se habla de violencia de género, se habla de ambos géneros, y las violencias que pueden o no ejercer ambos en contra de ellos, sus identidades y sus cuerpos.
“Las feministas hemos reflexionado que históricamente, por nuestras condicionantes y opresiones hay más violencia ejercida por ser mujer, “Belem do Para” habla que esa violencia es violencia contra los derechos humanos. Y desde ahí es que nos obliga a todos a participar para la erradicación de todas las formas en que se manifiesta esta violencia. “Belem Do Para” no excluye, como ninguna convención lo hace, que existan también otras formas en que se manifiesta la violencia”.
Precisa que las feministas jamás excluyen a los ancianos, los niños, los hombres como sujetos de ser violentados, “solo hemos dicho que aunque se comparte una raíz común que es el ejercicio del poder, hay determinantes culturales que son diferenciadas y en este caso hay sexismo, lo que ha permitido la opresión y la violencia en contra de las mujeres. Como fue el racismo en su momento en EU, que generó violencia ante ciertos grupos poblacionales y étnicos.
“Fue muy lamentable que se hicieran memes, donde nuevamente ridiculizan a la víctima y en donde también ridiculizan a cualquier que opine distinto al tratamiento del caso” (,,,)Dividió a la sociedad porque muchos compañeros salieron a decir ni uno menos; lo que sucedió también en el caso del racismo estadounidense cuando se exhibió como aumentaba el homicidio de hombres afroamericanos por la violencia policial y la atención se derivó, de la problemática inicial para atender otros ángulos”.
“Eso tiende a pasar cuando visibilizas un tema, salen a decir, yo también, a mí también me ocurre, yo como hombre también me están atacando, me están vulnerando, lo que no abona para resolver la problemática visibilizada”.
En lugar de la obligada reflexión de como combatir todas las formas de violencia, esta no apareció en redes sociales. Y se debió a la dinámica social de “memetizar “ algo y entretenernos. Y mañana saldrá otro tema para divertirnos”, dijo la profesora al referirse a la tendencia de los memes.
El tema de la violencia requiere que todos los días estemos analizando y reflexionando en conjunto, de manera comunitaria, solidaria, sorora sostuvo Elena García Filobello y no tenemos todas las respuestas ahora, pero el tener mejores reflexiones, mejores teorías, mejores intentos de políticas públicas, nos van a estar dando indicios, a corto, mediano y largo plazo de cómo avanzar hacia un estado y país más justo y en paz para todos y todas.
Muchos y muchas, dijo, hemos reflexionado como ejercen violencia contra nosotros, pero falta asumir como ejercemos violencia cada uno, una de nosotros. “Es un proceso de reeducación muy individual que ahí por más políticas públicas y presupuestos y leyes, si la gente no quiere cambiar, no intenta cambiar en su vida cotidiana, difícilmente la realidad lo va hacer.
En ese campo se requiere una labor no solo de concientización sino de decisión ética feminista, sentencia García Filobello. Que quiera dejar la comodidad y ciertos privilegios para tener relaciones horizontales, basadas en el respeto, que permitir que lo que yo hago, en términos de de violencia, se sume a una cadena de violencia y genere más problemáticas en mi entorno.
“Si no vas a hacer algo por los demás y si no te vas a liberar de tus violencias no puedes exigir que se eliminen formas más crueles de violencia en México. Una reflexión que invito tengamos como sociedad en conjunto”, concluye.
*Elena García Filobello es Doctora en Gobierno y Administración Pública por la Escuela Libre de Ciencias Políticas y Administración Pública de Oriente. Se ha desempeñado como abogada en el Instituto Veracruzano de las Mujeres y abogada litigante actualmente es jefa del Departamento de Asesoría en Derechos Ciudadanos de la Dirección de Asuntos Jurídicos del Ayuntamiento de Xalapa. Ha impartido diversas conferencias sobre derechos humanos y perspectiva de género. Es socia fundadora de la Fundación Todos Podemos A. C., e integrante del Sistema para la Igualdad entre Mujeres y Hombres y a una Vida Libre de Violencia de Xalapa. Actualmente es la encargada del Centro de estudios legislativos para la Igualdad y los derechos Humanos del Congreso de Veracruz.