Sin tacto.
Por Sergio González Levet
Orizaba es una ciudad que decidió convertirse en pueblo… mágico.
O es un pueblo que tiene servicios de una ciudad de primera.
En fin, es un municipio modelo y ejemplo pata todos los otros 2,445 que hay en el país, y lo es porque logró convertirse del lugar feo y sombrío que era hace apenas 15 años en un atractivo turístico que ameniza la vista y endereza el alma.
Dice mucho y bien el slogan que compusieron sus autoridades:
“Sonrie, estás en Orizaba”, cierto de todo a todo, hasta con su falta de tilde en la vocal “i” de “sonríe”.
Pero Orizaba es un halago y una esperanza: la de que no está todo perdido para la función pública y es posible desterrar la corrupción.
Hace 14 años llegó a su primera alcaldía José Manuel Diez Francos, y con la reunión de sus amigos, que eran los empresarios más importantes de la región, empezó a hacer realidad el sueño de convertir a Orizaba verdaderamente en el lugar de las aguas alegres.
Es… no hay otra forma de decirlo… impresionante lo que logró él en su primer trienio (2008-2010), y lo que hicieron y continuaron otros dos miembros del grupo, como Hugo Chahín Malluly (2011-2013) e Ígor Fidel Rojí López (2018-2021).h
Chaín no se quedó atrás en inventiva e imaginación y a él le tocó culminar el teleférico, que puso a Orizaba en el mapa turístico de México y del mundo.
Ígor Rojí, por su parte, ha sido un vendaval de buenas ideas y realizaciones.
Veamos algunas: la planta de compactación y transferencia de basura, el jardín botánico, el planetario, el zoológico, el museo de la hotelería, la iluminación de templos y del Palacio de hierro, el rescate de La Alameda, el Mercado Cerritos y la liberación de ambulantes en toda la ciudad.
Y hay algo más que es de suma importancia: la calidad de los servicios públicos.
Orizaba es una ciudad limpia y bien compuesta. No hay baches, no hay basura tirada en las calles. Las banquetas están completas y las guarniciones debidamente pintadas de amarillo urbano.
¡No hay grafittis!
Una más, los vecinos que están al corriente de su pago de predial pueden solicitar que el Ayuntamiento les pinte la fachada de su domicilio. Por eso hay 1,500 casas pintadas de amarillo con cenefas cafés, en tono arena. Ah, y en los postes no hay ninguna publicidad pegada.
Vean nomás qué bonitas se ven esas calles, pavimentadas todas y sin hoyos.
El 31 de diciembre, Ígor Rojí entregará la estafeta a Juan Manuel Diez Francos, quien empezará con el nuevo año su tercer periodo como presidente municipal.
Los orizabeños, que votaron en masa por él, ya se frotan las manos en espera de nuevas huenas sorpresas.
Y las habrá, seguro.
sglevet@gmail.com