Los hombres de hoy

**Macromachismos.

/ Lorena Piedad /

SemMéxico. En este país tradicionalista y de creencias arraigadas respecto a los roles de género, existe en los hogares una práctica que limita la deconstrucción y que también es un Macromachismo por considerarse “normal”, ¿cuántas veces te ha dicho tu pareja que te ayuda en casa? ¿Cuántas veces en una reunión familiar las mujeres son las que tienen que levantarse a servir la comida de los hombres? ¿Cuántas veces los responsables de la crianza fomentan que las niñas laven los trastes y los niños solo levanten los juguetes?

En México aún muchos hombres consideran que su única función es ser proveedores del hogar y el de las mujeres es limpiar, cuidar a hijas o hijos, cocinar, atender a sus necesidades. O bien, si la mujer también trabaja fuera de casa, al terminar la jornada le espera una segunda sin remuneración: limpiar, cuidar a hijas e hijos, cocinar, atender a las necesidades de la pareja, limpiar, limpiar, limpiar.

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) reveló en una encuesta realizada en 2019 (y no han mejorado los datos) que en labores domésticas las mujeres cubren 76.4 por ciento del total, mientras que los hombres, sólo 23.6 por ciento. Añadió que la brecha es grande entre sexos cuando ambos trabajan fuera de casa, ya que ellas completan su jornada remunerada semanal con otras 26 horas domésticas frente a las 11 que dedican los hombres. Además, el cuidado de niños, niñas, adultos mayores o personas con discapacidad todavía son consideradas actividades femeninas.

Ilustración de la Guía de la buena esposa, 1953.

La encuesta fue aplicada en 26 mil 631 viviendas y más de 712 mil personas mayores de 12 años, por lo tanto, los resultados revelan lo que pasa entre adolescentes, jóvenes y jubilados. El ámbito físico abarca zonas urbanas, rurales y poblaciones indígenas*.

Me pregunto, ¿cómo fue que desde los primeros tiempos de la humanidad dividieron los roles respecto a que la mujer debe cuidar y limpiar, el hombre proveer por los siglos de los siglos?

Mírenlo, es un mandilón

Aquí nos queda espacio para escribir sobre la otra cara de la moneda: cuando los hombres son motivo de burla por “ayudar” en las labores domésticas. “Mandilón, blandengue, tibio, su mujer (o su mamá o hermana o con quien viva) lo manda, no sabe llevar los pantalones en casa”.

Otro ejemplo es cuando el hombre (por la circunstancia que sea) es quien desarrolla las labores domésticas mientras la mujer tiene un trabajo remunerado. Cuánto ha escandalizado eso a más de una persona porque para la sociedad él es un mantenido y ella una tonta.

Hace unos días charlaba con un hombre sobre el peso que significa esta etiqueta, la juzga y más aún la confusión que genera el tema. ¿Está bien o está mal? Porque es una realidad que algunos desean deconstruirse, pero son rechazados o criticados en este intento de erradicar el machismo que nos inculcaron en muchos hogares mexicanos.

Todavía escucho estos comentarios: “no debes ayudar a la mujer en la casa o verá que no eres un hombre fuerte”, “la mujer debe quedarse en casa y el hombre mantener a la familia”, “la mujer trabaja, pero su sueldo debe ser para comprarse lo que guste”, “a veces ayudo a mi esposa en la casa o con los hijos”. Lo cuales son complementados con comentarios de otras mujeres que están arraigadas al machismo porque no tuvieron otra alternativa: “a tu esposo debes atenderlo o se va a ir con otra”, “las mujeres de ahora ya no son como antes” (afortunadamente), “¿ya sabes hacer de comer? Porque ya te vas a casar”. Y nunca he escuchado que un hombre sea cuestionado sobre cocinar, limpiar, planchar, coser, lavar como requisito indispensable para el matrimonio.

En 1953 fue publicado un manual español titulado Guía de la buena esposa, el cual contenía 11 reglas para mantener a tu marido feliz, todas son aterradoras, desde “lucir hermosa, arreglar la casa” hasta “escuchar sus problemas porque son más interesantes que los tuyos”.

Aunque lo alarmante es que a 68 años de ese texto muchas situaciones no han cambiado (o son contados los casos), ya que muchos entornos familiares todavía esperan la imagen y el comportamiento de lo que el machismo dice que debe ser la mujer.

Valdría la pena destacar a la inversa: que los hombres de hoy no dicen “ayudo” a las mujeres con las que viven en casa.

Los hombres de hoy:

-Realizan labores domésticas en igualdad con las mujeres porque saben que la casa es un espacio físico compartido.

-No esperan sentados a la mesa para que les sirvan la comida porque saben que son adultos funcionales que pueden hacerlo por sí mismos.

-Se burlan de las viejas prácticas de la prehistoria en donde el hombre no lavaba los trastes ni la ropa y se preguntan cómo era posible la vida de esa manera.

-Desarrollan las mismas actividades de crianza que las mujeres porque son conscientes que es responsabilidad de ambos y porque además en esta vida moderna es un acto de salvajismo pensar que al terminar la jornada laboral el padre puede sentarse en el sofá a mirar televisión mientras la madre cuida a los hijos o hijas, sumado a limpiar el hogar y preparar la cena más el desayuno del día siguiente.

Qué utopía, ¿verdad?

Extra. Por cierto, esta semana pensé en dejar de escribir la columna porque fue motivo de burla debido a que “es para atacar y hablar mal de los hombres”. Error. Es para visibilizar prácticas machistas que por años han sido consideradas “normales” y son aprobadas hasta hoy día. No dejaré de hacerlo, al menos no ahora. Lamento (mentira) las incomodidades que pueda generar.

Fuente: el Financiero/