La insistencia de que Rocío Nahle no puede ser gobernadora por ser zacatecana, resultó una reiterada mención del fin de semana, que muchos por su machaconería fueron evidenciados que ya no saben como evadirse de la obviada lista de reclutados por Gütierritos.
Sin hacerla de abogado del diablo, resulta tan trágico que plumas tan finas y analíticas se sumen para golpear mediáticamente a una mujer precandidata a la gubernatura de Veracruz, en esta tan adelantada sucesión que, créame, no va a ganar ninguno que no pruebe su honestidad.
Las y los veracruzanos han tenido una “rachota” de gobernantes corruptos, por acción u omisión, que los ciudadanos seguramente se la pensarán dos veces para tachar nombres en la boleta que estén revolcados en el fango y la trampas. Y además hay grupos que están preparándose para evitar los rellenos de urnas, al más viejo estilo priista del que conduce este país, como sucedió en las elecciones intermedias.
Ya Veracruz dio muestras que en algunos municipios no se tientan el corazón para exhibir a los mapaches y se muestran dispuestos a defender sus derechos. Se sabe alistan lanzas para frenar el cambio de urnas, si es que a eso lo apuestan los mapaches-rateros del sureste, que creen que por darles 200 pesos a reporteros o viajecitos en autobús para darles un “tour” por San Lázaro para que les manejen sus notas, van a ganar la guerra.
Lo que sí hay que investigar es de donde vienen los recursos, como pide el PRD y si se cumple con la funciones del encargo en el Congreso de la Unión.